betis - real sociedad | el otro partido

Una fiesta abortada desde dentro

  • El Betis lastra una jornada marcada para ellas con la celebración del Día de la Mujer Bética.

  • El club recordó a Patrick O'Connell con un busto.

El Betis-Real Sociedad, en imágenes

El Betis-Real Sociedad, en imágenes / Antonio Pizarro

El Betis perdió ante la Real Sociedad. Pero no fue sólo una derrota de los 14 jugadores y del equipo técnico que pasaron por el césped del Benito Villamarín. También salieron del estadio cabizbajas Susana, Agustina, Larisa, Carla, Alba o María. Y lo hicieron porque este partido era para ellas, entre otras muchas, con el fin de conmemorar el Día de la Mujer Bética, una cita con las aficionadas verdiblancas que se repite año tras año desde hace cinco campañas y que, por primera vez en esta efeméride, terminó con derrota para los locales.

Los jugadores quisieron contribuir desde el primer momento con este hito que se tiñe de femenino y, por eso, tenían en el vestuario, en sus respectivas casetillas, una camiseta verde en la que en blanco quedaba sobreimpresionado el nombre de la mujer que más importante había sido en su vida hasta el momento. Como era de esperar, casi todos los futbolistas que saltaron de inicio eligieron a sus madres.

Quizás lo que no llegarían a prever tanto, ni ellos ni los casi 30.000 fieles que intentaron llevar en volandas al equipo hacia la segunda victoria consecutiva, es que el resultado sería el menos esperado. No sólo por la entidad del rival, que pelea por estar en Liga de Campeones, que también, sino más bien por la dinámica positiva que el equipo verdiblanco atravesaba siempre que se ha celebrado este Día de la Mujer Bética.

En los años anteriores, Granada, Valladolid -éste en Segunda División-, Getafe u Osasuna se sumaron de forma involuntaria a esta fiesta por el género femenino organizada por el club verdiblanco, un partido enmarcado en una semana completa dedicada a ellas con motivo del próximo día de la mujer que se celebra el día 8.

No fue el único sinsabor con el que acabó el partido porque ayer había unos invitados de excepción que trajeron un regalo a la entidad. Se trata de un nuevo busto que ronda por el estadio verdiblanco. En esta ocasión no es la imagen de Lopera, de momento, la que luce en el estadio, sino la de Patrick O'Connell, el técnico con el que el Betis, en la temporada 34-35, consiguió su única hasta ahora -y vista la línea que dibuja el equipo, puede prolongarse hasta la eternidad- Liga que luce en un palmarés tan lleno de polvo y sin abrir que es posible que la llave pueda estar hasta oxidada.

Fue el nieto del mítico Patricio, Michael O'Connell, el encargado de entregar instantes antes del partido la imagen de su abuelo, toda una leyenda para la entidad heliopolitana. Aunque seguro que él, en este homenaje a la figura de su abuelo, se fue con mal sabor de boca porque no se pudo brindar un triunfo.

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