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La necesidad como virtud

  • El Betis acude al Vicente Calderón buscando los puntos que le faltan para la permanencia. Merino se blindará ante el empuje del Atlético en su estadio.

Acude el Betis hoy a su cita en el Vicente Calderón, ese estadio donde ha celebrado dos de las mayores alegrías de su historia, pero también un campo donde en los tiempos recientes ha dejado encarriladas sendas permanencias, ese mismo objetivo que afronta en esta temporada y que debería servirle para reiniciarse por enésima vez en la eterna búsqueda de asemejarse a su dimensión social.

No es tarea sencilla medirse a este Atlético que dirige Diego Simeone, un entrenador que ha cambiado por completo la historia reciente del club colchonero. Acostumbrado durante muchos años a los toboganes de rendimiento, el argentino ha introducido su libreto hasta el tuétano de la entidad y el equipo que se conoció como El Pupas ha pasado a codearse con la élite del fútbol continental.

En pocas ocasiones y sólo cuando entran en escena los elegidos, como ese mismo al que horas más tarde de la cita en el Manzanares se homenajeará en Barcelona, un equipo cambia de una manera tan radical. De conformarse con clasificaciones menores a tutear a la nobleza europea; de aparecer casi como el hazmerreír de la capital a convertirse en la pesadilla de más de uno.

Decía Juan Merino que el Atlético sería un excelente espejo en el que mirarse como ejemplo de rendimiento máximo en todo tipo de circunstancias, incluso las actuales del equipo verdiblanco. Tiene el Betis una cita más importante de lo que parece atendiendo al calendario y a los puntos que suma en su casillero. Dos derrotas consecutivas han vuelto a colocar al equipo verdiblanco pendiente de la zona baja, por lo que cualquier partido en estas últimas ocho jornadas aparece como decisivo para sumar esos puntos que se necesitan para permanecer en Primera.

Más allá de la calidad del rival, el Betis necesita reencontrarse con sus virtudes, volver a ser ese equipo competitivo que dificulta la tarea a su contrincante y que sólo cede cuando lo superan por calidad. Una derrota dejaría un sabor amargo pero una caída con las mismas sensaciones que las ofrecidas en la última salida a San Mamés dejarían el ambiente demasiado enrarecido antes de recibir al Levante.

Con este panorama, Merino optará por blindar a su equipo, que eliminará de su once un delantero para aparecer con un centrocampista más que ayude en las tareas defensivas. La duda reside en si el mismo será Fabián, con lo que Dani Ceballos volvería a ejercer de manijero junto a N'Diaye, o si el técnico decide una apuesta más conservadora con Petros al lado del francés y el utrerano como enganche. Lo único que sí dejó claro ayer Merino es que Montoya será el elegido para sustituir a Vargas en el lateral izquierdo, mientras que Bruno podría regresar al centro de la defensa en lugar de Pezzella.

Le preocupa al preparador bético la capacidad del Atlético para aprovechar los errores del rival, de ahí que prefiera acumular jugadores en el centro del campo. Ha insistido Merino tanto a sus zagueros como a los centrocampistas del peligro de caer en la trampa colchonera, que suele ceder la posesión del balón para presionar de una manera coordinada y lanzarse al contragolpe, por lo que pretende evitar los riesgos en las zonas calientes.

Si con esas premisas el equipo bético pretende obtener un resultado positivo, otro factor entrará en juego si con el paso de los minutos el partido continúa sin decantarse. Y es que el Atlético disputa un decisivo duelo el martes ante el Barcelona, lo que incluso ha provocado que Simeone no haya querido correr riesgos con jugadores como Godín, Savic o Carrasco, que han sido reservados para la cita en la Ciudad Condal. Esto obligará al entrenador argentino a colocar una defensa de circunstancias, lo que podría disminuir el excelente rendimiento que viene ofreciendo en esta temporada.

A pocos equipos del fútbol actual se les exige marcharse con un resultado positivo del Vicente Calderón, pero el Betis deberá hacer de la necesidad su mejor virtud para competir ante un rival de la zona noble y obtener un rédito que le permita acercarse a una permanencia que a estas alturas ya no entiende de escenarios.

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