Del Polígono San Pablo a la Castellana

o encontramos en el hotel Flamero de Matalascañas. La exclusiva, esa palabra tan espantosa, la dio el Guti. Mi amigo José María Gutiérrez. Yo iba de acompañante, de lazarillo, aunque con el tiempo me convertí en biógrafo de Rafael Gordillo.

Aquel futbolista nacido en Almendralejo, criado en el Polígono de San Pablo, que acababa de fichar por el Real Madrid. Hoy se cumplen 40 años. El verano de 1985 abría una página nueva en el fútbol después del más triste de los crepúsculos primaverales. La final de la Copa de Europa en el estadio de Heysel entre el Liverpool y la Juventus terminó en tragedia.

Gordillo nace en Almendralejo porque su padre estaba jugando en el Extremadura de la ciudad extremeña donde también nació el poeta Espronceda. Su casa natal se convirtió en un restaurante chino llamado Ciudad de Pekín. Viajé en autobús y me salieron las cuentas: los 31 días de enero y los 24 de febrero, el día que cumple años, sumaban 55 días, como los de la película de Samuel Fuller.

Debutó en el equipo de su vida en un Betis-Burgos el 30 de enero de 1977. Seis días antes había tenido lugar la matanza de abogados laboralistas en un bufete de la madrileña calle de Atocha. Gordillo salió por Cardeñosa, el Gordo por el Flaco. El Betis ganó 2-1 con goles de López y Atila Ladinsky. En el Burgos jugaba su amigo del alma, Juanito, otro andaluz que terminaría siendo estrella del Real Madrid. Juan Gómez entrenaba al Mérida cuando falleció el 2 de abril de 1992 en un accidente de tráfico al regresar de ver en el Santiago Bernabéu un Real Madrid-Torino.

El mismo mes y el mismo año que Rafael Gordillo puso fin a siete años jugando en el equipo de la Castellana. Su último partido lo jugó el 19 de abril, víspera de la inauguración de la Expo 92. Salió por Hagi en un 7-0 al Español de Javier Clemente. Cuatro goles de Fernando Hierro. Fue el canto del cisne de la primera de las dos Ligas consecutivas que el Madrid perdió la última jornada frente al Tenerife que entrenaba Jorge Valdano. Gordillo nace el 24 de febrero de 1957. Hombre del 57, jugó 75 partidos con la selección española. Podía haber jugado más si Kubala lo hubiera llevado al Mundial de Argentina, al que fueron Biosca y Cardeñosa (ya descendidos a Segunda División un año después de ganar la Copa del Rey). Coincidió con la Quinta del Buitre.

Íntimo de Michel, hermano de los Negritos con Butragueño, una generación que vivió la época dorada de la cantera pero se fue sin ganar la Copa de Europa. El único que probó esas mieles fue Sanchís, que acababa con una sequía de 32 años desde aquel Madrid ye-yé de 1966 en el que jugaba Sanchís padre. El que aparecía en la colección de cromos del Valladolid que coleccionaba y sacó en un libro Enrique Valdivieso, el paisano de Julio Cardeñosa. Con el Madrid de Mendoza consiguió cinco Ligas seguidas. Se fue del Betis en el 85 y volvió en el 92, en plena travesía del desierto, el trienio 91-94 en Segunda hasta el ascenso en El Plantío, otra vez el Burgos, con el equipo cuyas riendas había tomado Lorenzo Serra Ferrer. Colgó las botas en el Écija. En la biografía que escribí incluyo una fotografía de Jesús Márquez en el vestuario del equipo astigitano. El fin de carrera de un futbolista extraordinario, una persona generosa. Que se perdió la primera Copa del Rey que ganó el Betis porque la había jugado con el filial. En el 12-1 a Malta marcó un gol, pero el árbitro se lo anuló. España remontó y jugó la Eurocopa gracias a un gol de Gordillo en el 2-3 de La Valetta. En una carrera tan prolongada, sólo lo expulsaron una vez en Dusseldorf, en un 5-1 frente al Borussia Moenchengladbach que le impidió disputar la vuelta y la épica remontada con el gol de Santillana en las postrimerías del partido.

Matalascañas, el sitio donde el Guti lo encontró para confirmar su fichaje, sigue siendo su paraíso. Los siete años que vivió en Madrid fue vecino del escritor Francisco Umbral, en Majadahonda. La esposa de éste, España, le hacía fotos a los hijos de Gordillo en esa casa que como recordaba Pedro Buenaventura era una especie de consulado de Sevilla en Madrid: los Morancos, los Cantores, su compadre Tomás... Una peña del Polígono San Pablo lleva su nombre. Yo escribí su biografía (me la presentaron Pepote Rodríguez de la Borbolla y Alfonso Pérez Muñoz), pero el verdadero biógrafo de Gordillo fue su tío Quintín.

Igual que Luis del Sol y Joaquín Sánchez, debutó en el Betis con 19 años, disputó dos Mundiales y regresó a su equipo después de triunfar fuera de casa. Él no tuvo que ir a Turín ni a Florencia. Se quedó en el paseo de la Castellana el mismo año que el Madrid fichó a Maceda y a Hugo Sánchez. El año que volvió al Betis, Sevilla estrenó el AVE y el indio de Kansas City.