Olympiacos - Betis | Contracrónica

¿Un puntito o ‘un puntito’?

  • El equipo de Setién, quien debutaba en competición europea, sólo pudo arrancar un empate en El Pireo

  • Los verdiblancos, fallones en las dos áreas

Loren impacta con Gianniotis después de que Tsimikas le quitara la pelota por detrás.

Loren impacta con Gianniotis después de que Tsimikas le quitara la pelota por detrás. / Darko Fabiani

Hay puntos y puntos. Y no todos saben igual, ni tienen una lectura similar. Algunos, en caso de los que se suman con la victoria, pueden saber a poco por entenderse que el rival es de poca categoría, o pueden saber a gloria si las predicciones hablan de uno como el equipo de menor calado en un enfrentamiento. En un empate, salvo que exista quórum en un debate y se entienda que las fuerzas estaban niveladas y las tablas son justas, ocurre tres cuartos de lo mismo. Porque un punto es un punto o un punto.

El caso del Betis de Quique Setién, quien debutaba a los mandos del equipo verdiblanco en competición europea, quizás deba catalogarse como puntito, de esos que saben a poco. Porque dejó escapar una oportunidad de oro para lograr el triunfo en la vuelta del Eurobetis cinco temporadas después de que los verdiblancos se pasearan por el Viejo Continente por última vez.

Setién tiene una filosofía de juego y va a muerte con ella, para bien o para mal. En el Georgios Karaiskakis, estadio del Olympiacos, fue el equipo verdiblanco el que más propuso. Y, quizás sólo por la puesta en escena, mereció llevarse los tres puntos en el infierno griego.

Algunos jugadores verdiblancos aplauden a la afición desplazada. Algunos jugadores verdiblancos aplauden a la afición desplazada.

Algunos jugadores verdiblancos aplauden a la afición desplazada. / Darko Fabiani

Aunque cuando uno es protagonista, lo es tanto para bien como para mal. Pese a tener prácticamente maniatado al equipo entrenado por el luso Pedro Martins, se mostró errático tanto de cara a la portería griega, como en la zaga. Y el Olympiacos, apoyados por su ruidosa e incómoda afición, supo aprovechar esos errores que, de no haber sido por un gran Joel Robles, podrían haber significado que ese puntito se convirtiera en un cero.

Hasta en tres ocasiones, de forma prácticamente salvadora, tuvo que intervenir el guardameta de Getafe en su debut como jugador verdiblanco. Como él, Javi García también hacía su primera aparición esta temporada, aunque en una posición más retrasada de lo habitual, en el eje de la zaga y escoltado por Mandi en la derecha y Sidnei en la izquierda.

Arriba también se vio a un Betis un tanto errático. En ocasiones, incluso falto de velocidad para intentar desarbolar a una defensa tan encerrada como la que propuso el técnico luso. Loren y Sergio León siguen sin fortuna de cara a gol. Sanabria, que salió en la segunda mitad, tampoco tuvo su noche pese a que tanto el primero como el último tuvieron una clara ocasión, de esas de empujar el balón sin portero tras un buen pase de Tello desde el carril izquierdo. Cuestión de rachas.

Para cuando llegó esa ocasión, el Betis ya estaba con uno más sobre el césped. A falta de casi 20 minutos para el final, Tsimikas vio la segunda tarjeta amarilla y dejó a los suyos con diez. Pero entonces se encontró en frente a un equipo que todavía se encerró más, con lo que fue imposible ver puerta.

Es entonces cuando se retoma el debate planteado al inicio. ¿Sobrevivió el Betis al infierno griego o dejó con vida a un rival directo por la clasificación a la siguiente ronda? Porque a fin de cuentas, un punto y un puntito suman lo mismo, una única unidad.

Y la calculadora, al final y cuando hay que hacer las cuentas definitivas para ver quién pasa de ronda y quién vuelve a casa, no entiende de sentimientos.

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