Real Betis

El quinto empate del Betis figura en el haber (0-0)

  • Si todo se rigiera por los méritos sobre el césped, el Betis se ganó el derecho a jugar la supuesta Superliga mucho más que el Real Madrid

  • Los béticos tuvieron las ocasiones más claras a través de Guido Rodríguez y Borja Iglesias

Borja Iglesias controla el balón que le había dado Canales y que debió convertirse en el cero a uno.

Borja Iglesias controla el balón que le había dado Canales y que debió convertirse en el cero a uno. / Juan Carlos Hidalgo | Efe

Quinto empate consecutivo del Betis en este tramo liguero y en esta ocasión cabe situarlo claramente en el haber dentro del libro del balance en el que se consignan los resultados de la escuadra que tan bien entrena Manuel Pellegrini. Los verdiblancos sumaron un punto en su primera visita a Valdebebas y, sobre todo, jamás dieron la sensación de ser inferiores al coloso Real Madrid. Es más, a tenor de lo visto sobre el césped, el equipo que debería estar inscrito en la Superliga, de regirse ésta por los méritos y no por las calenturas de quienes controlan el dinero, hubiera sido el Real Betis Balompié.

Los hombres de Pellegrini no sólo se defendieron con orden y sin sufrir mucho más de la cuenta, sino que, además, gozaron de la ocasión más clara para haber ganado este choque en una jugada de Guido Rodríguez en la que el argentino supo deshacerse de tres rivales que le salieron al paso para quedarse con un remate franco delante de Courtois. Cierto que estaba en el borde del área, pero su disparo fue tan ingenuo que ahí se malograba la gran oportunidad cuando se contabilizaba la hora de juego.

Después llegarían más aproximaciones, sobre todo una a la que Borja Iglesias no supo ponerle la rúbrica cuando Canales lo dejaba casi en solitario de haber tenido más destreza en el control del balón (65’) y otra más del delantero gallego en una jugada colectiva en la que no pudo tocar en el área pequeña antes de que le llegara a Courtois.

Quien piense que se puede ir al campo del Madrid y no tener ningún padecimiento, sobre todo cuando el equipo radicado en la capital y que se desempeña como local en un pueblo llamado Valdebebas se está jugando todavía la Liga, es un verdadero ingenuo. Pero hasta cuesta trabajo hallar en la libreta de notas alguna acción con verdadero peligro para el seguro Claudio Bravo. Digamos que asustó ese centro-chut en semifallo de Rodrygo en el que la pelota se estrelló en el travesaño (55’), pero muy poquito más, salvo las aproximaciones lógicas de un partido así.

Pellegrini le metió una variación a su equipo al colocar a Canales como delantero a la altura de Borja Iglesias, aunque con total libertad

Nadie, por tanto, podrá dudar de que el Betis debe colocar este empate en el haber, sobre todo porque era una plaza complicada en la teoría, no tanto a la hora de la verdad, pues estuvo más cerca de ganar que de perder y si todo se contabilizara como en el boxeo hubiera sido proclamado vencedor a los puntos. Bueno, si no hubiera habido un tongo, que estando el rival que estaba enfrente habría sido la situación más probable.

A la hora de diseccionar el juego y no de entrar en disquisiciones complicadas de aseverar, el Betis iba a tener una puesta en escena prometedora en su primera comparecencia en el estadio Alfredo di Stéfano. Manuel Pellegrini, como casi siempre, volvió a meterle un matiz táctico a su equipo para que los verdiblancos se ubicaran en el campo con un 1-4-4-2. La clave estaba en la presencia de Canales, la mayoría de las veces, como segundo delantero para acompañar a Borja Iglesias en la presión a los zagueros madridistas y también en la construcción desde esa zona. Era una apuesta arriesgada.

Los verdiblancos se asentaron mejor en el campo y sólo sufrieron durante un tramo del primer periodo en el que el Madrid apretó sin llegar

Aunque el cántabro tenía libertad absoluta para moverse por donde él considerara oportuno, el planteamiento de partida estaba en esa colocación más cerca del delantero para que Joaquín y Diego Lainez, los dos hombres de las bandas, sí se alinearan casi siempre con el doble pivote integrado por Guido Rodríguez y Guardado. La otra gran novedad volvía a ser la presencia de Víctor Ruiz en el lugar de un Bartra al que no quiere forzar Pellegrini después de tanto tiempo ausente de los campos de fútbol. El zurdo cuajaría un excelente partido, con valentía para sacar la pelota desde atrás.

Con semejantes mimbres, el Betis tenía un comportamiento agradable en el arranque del litigio. Los verdiblancos no tenían el menor inconveniente para saltar la línea de presión del equipo de Zinedine Zidane cuando éste se atrevía a hacerla, algo que no podía ser muchas veces con un futbolista como Isco en la posición en la que suele ubicarse Kroos. El malagueño, a día de hoy, tiene mucho menos recorrido y por ahí se escapa el agua cuando los suyos intentan ahogar al adversario.

El Betis, de cualquier forma, no tenía ningún miedo para tocar el esférico en las cercanías de Bravo; al contrario, el meta chileno invitaba a los delanteros blancos a que fueran hacia él para buscar a los compañeros libres y poner en marcha el juego con el balón controlado. Era un buen equipo el Pellegrini en esa apertura, sin duda.

Pero el Madrid, lógicamente, tenía que dar un paso adelante y fue apretando hasta moverse en las cercanías del área verdiblanca más de lo deseable. En esa fase al Betis sí le costó salir, aunque tampoco es que sufriera en exceso a la hora de protegerse. Una doble llegada de Rodrygo y de Benzema en una buena acción del delantero francés (25’) fue lo único que alteró a Bravo, la verdad. Tampoco es que los hombres de Pellegrini asustaran mucho a Courtois, justo es reconocerlo, aunque lo pudieron hacer en el minuto 43 si Borja Iglesias se hubiera quedado con un balón que no llegó a despejar Militao después de una incorporación, magnífico control incluido, de Emerson en un saque rápido de Bravo.

Cuando el rival corrió riesgos, fue el momento para haber sacado provecho de una de las contras, pero en eso sí falló el Betis

Hasta aquí llegó lo que se daba en el primer acto, que fue más bonito que práctico por parte de unos y otros, y todo quedaba pendiente de que hubiera más acercamientos a las porterías contrarias tras el periodo de reflexión. En efecto, sí se produjeron más acercamientos, sobre todo hasta Courtois, ya que el mayor generador de peligro fue el Betis.

Pero el fútbol no entiende de eso y sí de goles anotados en el acta arbitral. Ni unos ni otros fueron capaces de festejar que la pelota rebasara la raya de puerta y finalmente todo se iba a quedar en el cero a cero inicial. Pero a la hora de medir los méritos y no de la cuantificación objetiva de los goles, el Betis tiene motivos para situar en el haber de los méritos este empate en Valdebebas, el quinto consecutivo. Como el del Atlético y el del Athletic, no tanto el de Elche y el del Valencia.

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