tecnología

'Cegados' por la pantalla

  • El abuso de ordenadores y móviles ha derivado en el síndrome visual informático, caracterizado por visión borrosa y dificultad para enfocar

El 45% de los trabajadores españoles utilizan a diario pantallas y su uso para consumo audiovisual se ha multiplicado en los últimos años.

El 45% de los trabajadores españoles utilizan a diario pantallas y su uso para consumo audiovisual se ha multiplicado en los últimos años. / m.g.

Según datos recogidos de la encuesta Europea de Condiciones de Trabajo, más de la mitad de los trabajadores europeos (55,3%) usa el ordenador durante su jornada laboral, de los cuales el 31% lo usa la mayor parte del tiempo. La exposición a pantallas de visualización de datos como ordenadores, smartphones o tablets durante largos periodos de tiempo conlleva esfuerzos visuales y cambios en la superficie ocular y en el estado de la película lagrimal. Como consecuencia, se presentan un conjunto de síntomas, como visión doble, borrosa o dificultad para enfocar, denominado síndrome visual informático. Esto viene provocado por los continuos cambios en la acomodación y la convergencia, debido a la necesidad de enfocar a diferentes distancias de trabajo y en diferentes direcciones de mirada. Los estudios que han analizado este 'síndrome', explican que la posición de la pantalla del ordenador, que obliga a mantener un determinado ángulo de mirada, y la concentración que habitualmente conllevan las actividades de lectura y escritura pueden producir una reducción en la frecuencia y en la amplitud del parpadeo y un incremento de la evaporación de la lágrima que favorezca la aparición de molestias oculares.

En España, según la VII Encuesta Nacional de Condiciones de trabajo (ENCT 2011), casi la mitad de los trabajadores, un 45%, utiliza siempre pantallas de visualización de datos. En la caso de la Administración Pública la cifra asciende al 94%, por lo que es importante abordar las cuestiones relativas a la seguridad y salud de los trabajadores. Afecta al 71% del personal de la Administración Pública y a más de la mitad de profesores y personal sanitario. Además, también produce otros problemas como sequedad ocular, picor, fotosensibilidad e, incluso, dolor de cabeza.

Investigadores alicantinos han diseñado el primer test para detectarlo

Ahora, investigadores del departamento de Óptica, Farmacología y Anatomía y del Grupo de Investigación en Salud Pública de la Universidad de Alicante (UA) han diseñado el primer cuestionario mundial que mide este trastorno. Se trata de un test, validado científicamente mediante, que consta de 16 ítems para medir la frecuencia de aparición e intensidad de los síntomas. Mediante su uso, se pueden obtener datos reales de prevalencia del síndrome y establecer revisiones de salud visual y medidas para su prevención y mejora. En breve, estará a disposición de servicios de prevención, mutuas, consultas clínicas y otras universidades, en varios idiomas, a través del repositorio BiblioPRO, la biblioteca virtual de referencia científica internacional de los cuestionarios en español de resultados percibidos por los pacientes. Para prevenir el síndrome visual informático, los expertos recomiendan hacer descansos cada 20 minutos de exposición a pantallas y mirar durante 20 segundos a un punto alejado. Además, es importante realizar parpadeos completos de forma pautada varias veces por minuto para evitar el picor y la irritación, así como ajustar el monitor a un ángulo de visión de 15 grados por debajo del nivel horizontal y estar a una distancia mínima de 50 centímetros.

"A partir de ahora en los reconocimientos laborales se podrá usar el cuestionario para detectar el síndrome visual informático y mejorar su tratamiento", explican las investigadoras de la UA, María del Mar Seguí y Elena Ronda, que llevan desde 2008 inmersas en esta línea de investigación.

Los estudios realizados por las expertas han sido publicados en Journal of Clinical Epidemiology, Ophthalmic and Physiological Optics o Journal of occupational Health. El síndrome es más frecuente en mujeres, especialmente tras la menopausia, y entre personas que utilizan lentes de contacto blandas.

Un reto actual en este ámbito es estudiar la incidencia de este síndrome en infancia y adolescencia para comprobar si tiene relación con el aumento progresivo de la miopía.

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