Tribuna

Defensores del pueblo 2.0

  • Cuando se alcanzan ciertos límites, la ciudadanía no espera que se le empodere; simplemente se emancipa.

AHORA que por fin proliferan las leyes de transparencia, sería bueno un primer ejercicio de coherencia: que los partidos políticos y sindicatos declaren las tasas de desempleados que mantienen entre sus filas (pero de los activos, ¡eh!). Sólo si coinciden con las de la población general, podrían acallar a tantos ciudadanos que creen que el carnet, es el mejor atajo para trabajar. Los ciudadanos de a pie, a veces se equivocan, pero otras muchas, llevan más razón que un santo al estar tan indignados: Gürtel, EREs, Preferentes, recortes… Y las culpas, ¡Al maestro armero! Desde las hipotecas basura hasta hoy, si utilizamos la misma táctica estadística que usan los políticos para relativizar su responsabilidad, podríamos confirmar la absoluta impunidad de los culpables: condenados/damnificados, es cercano a 0,000.000.001: Madoff.

La tolerancia del personal está rozando el umbral del reventón, aunque el nuevo entorno revolucionario no estará en las cajas de los supermercados, sino en la red. Y como hemos visto recientemente, ocurre de repente: cuando la situación de desesperación más los abusos de los políticos, alcanza un cierto límite, un pequeña mecha hace emerger una Primavera.

Sin embargo, por muy razonables que se nos antojen estos movimientos, ante políticos que son considerados por los españoles como su tercer mayor problema, deberemos sopesar que existen amenazas de gran calado que no se pueden obviar: indignaciones populares históricas, semejantes a las que hoy vivimos, conformaron el caldo de cultivo propiciatorio de los grandes fascismos del siglo pasado. Imaginemos lo que podría haber hecho Goebbels, si hubiese dispuesto de Internet.

Hace unas semanas, charlando con el equipo del defensor del pueblo de Andalucía, se debatía sobre la propuesta de suprimir esta institución en algunas Autonomías, al tiempo que en otras se evidencia su capacidad para canalizar gran parte del descontento popular. "Señorías: La gente está hasta el gorro de todos ustedes" . Algunos políticos se contentan respondiendo que están haciendo un gran esfuerzo para empoderar al pueblo, ¡Pues muchas gracias!. El problema es que nadie puede regalar lo que no es suyo. El que poseen los políticos es delegado (democracia), o usurpado (dictaduras); y cuando se alcanzan ciertos límites, los ciudadanos no esperan a que les empoderen: simplemente ¡Se emancipan!. Sólo instituciones como la que dirige Chamizo, podrían ejercer de amortiguadores del desastre; en esos tenues momentos que separan un deseable cambio, de un abismo. Aunque para ello, deberán jugar un nuevo rol; ese que les permita mantener en todo momento el pulso de los acontecimientos 2.0. Ese ciber-liderazgo ciudadano, podría ser la clave para prevenir la nefasta emergencia de los descendientes del papá Nazi de la Propaganda.

>Julio  Lorca  es director de la Fundación para la e-salud (Fesalud).

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