Salud y Bienestar

La discriminación contra las mujeres lastra la lucha antisida

  • Mientras el estigma entorpece la lucha sanitaria, la escasa perspectiva de género empeora la percepción femenina de la enfermedad. Los avances no ocultan las 'asignaturas sociales' pendientes.

 Se ha avanzado más en la lucha científico-médica contra el VIH-sida que en el plano social, donde prejuicios, estigma y discriminación componen un penoso y a la vez peligroso trío de actitudes que favorece el miedo y empuja al silencio a las personas afectadas, con el consiguiente retraso en el diagnóstico y tratamiento -que reduce las esperanzas terapéuticas-- y el mayor riesgo de transmisión del virus. Es una de las persistentes asignaturas pendientes para atajar la pandemia, a la que, pese a algunos progresos en los últimos años, se suma todavía el descuido de su perspectiva de género, máxime cuando las mujeres son ya mayoría en las estadísticas globales del Programa Conjunto de las Naciones Unidas para la enfermedad (Onusida) y rondan el 61% de las personas seropositivas en el África Subsahariana.

No es el caso en España, donde las mujeres representan solo el 18% de los nuevos diagnósticos del último año, pero eso no significa que no haya motivos de preocupación. Empezando por el mayor porcentaje femenino de diagnósticos tardíos (49%, superior al 45% masculino); siguiendo por su sentimiento de mayor discriminación, peor salud psicológica y menor calidad de vida; y terminando por el habitual déficit de variables específicas de mujeres en los estudios sobre VIH, que se añade a su minoritaria presencia (30%) en los ensayos clínicos.

 

Esta situación manifiestamente mejorable, que no es exclusiva de España, se convierte en un aldabonazo en este Día Mundial del Sida. Y para darle respuesta ha surgido el programa educativo europeo, aún en fase de desarrollo, bautizado como SHE, palabra que en inglés significa "ella" y que en este caso responde a las siglas de "Strong, HIV positive, Empowered women" ("Fuerte, Seropositiva, Empoderada"). Su propósito es precisamente fortalecer la situación de las mujeres con VIH, y por eso las implica en su desarrollo junto a profesionales del ámbito sanitario. 

 

Como explicó María José Fuster, investigadora del problema del estigma en VIH, tras una reciente reunión de trabajo en Madrid sobre el proyecto SHE, la iniciativa tendrá un doble enfoque formativo,  tanto para los profesionales sanitarios como para fomentar la educación entre iguales. "La idea es que mujeres con VIH respalden y enseñen a otras afectadas a afrontar situaciones desde la experiencia", añadió, antes de subrayar que "aparte de experiencia, es preciso tener formación para que puedan convertirse en transmisoras eficaces de la información". De ese modo, remachó, el mensaje será válido, y "también más real", ya que se comunicará en un "lenguaje más adecuado" y tendrá "más posibilidades de que llegue".

 

Celia Miralles, especialista del Hospital Xeral Cies de Vigo que adaptará junto a Fuster los recursos del programa europeo a la realidad española, apuntó por su parte que el SHE "ayudará a las pacientes a sentirse más seguras en el diálogo con su médico", a la vez que aportará al especialista información sobre las "distintas fases en el ciclo vital de la mujer que deben tenerse en cuenta, como el embarazo, la contracepción o la menopausia". El programa ofrece datos actualizados de la situación del VIH en la población femenina en todas sus etapas -infantil, adolescente, de potencial maternidad, de menopausia y de edad avanzada-, para facilitar la respuesta a cualquier duda sobre terapias o experiencias vitales específicas. 

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