fármacos

El exceso tiene un precio

  • El consumo de antibióticos se dispara mientras su eficacia disminuye poco a poco

  • Según las previsiones, en 12 años su uso crecerá un 200%

Solo existen en el mundo unas 50 instalaciones similares a las de Cerdañola del Vallés.

Solo existen en el mundo unas 50 instalaciones similares a las de Cerdañola del Vallés. / m.g.

Los antibióticos y su efecto sobre los procesos infecciosos son probablemente uno de los hallazgos de la humanidad que más ha incidido en el aumento de la esperanza de vida; desde el uso durante siglos de plantas y hongos hasta los primeros trabajos de Pasteur o Fleming que condujeron a la penicilina y los fármacos actuales. Uno de los problemas más importante del ámbito de la microbiología viene definido por las resistencias que el uso extendido y excesivo de antibióticos está provocando. Las infecciones se hacen más resistentes y los antibióticos son cada vez menos eficaces. Ahora se acaba de publicar un estudio que examina las tendencias mundiales en el uso de antibióticos entre 2000 y 2015. Este tipo de trabajo es importante porque el conocimiento de los patrones de consumo de antibióticos podría orientar las políticas destinadas a minimizar la resistencia a los mismos.

El trabajo colaborativo de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, la Universidad de Baltimore o la Universidad de Amberes en Bélgica, se ha basado en los datos de ventas farmacéuticas para estudiar el consumo de antibióticos en 76 países en esos 15 años.

Igual que con el cambio climático, puede haber un punto de inflexión no previsto

Los resultados, que publica Proceedings of the National Academy of Sciences, revelaron que las dosis diarias definidas (DDD), término que recoge la medida común para evaluar el consumo de antibióticos, aumentaron en un 65%, de 21,1 mil millones a 34,8 mil millones. Asimismo, la tasa de consumo de antibióticos aumentó en un 39%, de 11,3 a 15,7 dosis por cada 1.000 habitantes por día. Apuntan que, manteniéndose las tendencias actuales, se prevé que el consumo de antibióticos aumente hasta en un 200% para 2030. "Con el aumento del consumo de antibióticos en todo el mundo, es probable que el desafío planteado por la resistencia a los antibióticos empeore. Al igual que con el cambio climático, puede haber un punto de inflexión desconocido, y esto podría significar un futuro sin antibióticos efectivos", señalan los investigadores en las conclusiones de su estudio.

Según los datos publicados, el aumento en el consumo global se debe principalmente al incremento protagonizado por los países de ingresos bajos y medianos. En 2000, los países con ingresos más altos, liderados por Francia, Nueva Zelanda, España, Hong Kong y los Estados Unidos, tuvieron las tasas más elevadas de consumo de antibióticos. En 2015, cuatro de los seis países con las tasas de consumo más altas fueron países con ingresos medios y bajos: Turquía, Túnez, Argelia y Rumania.

El aumento se asoció con el crecimiento del PIB per cápita en los países de ingresos bajos y medianos, donde el consumo aumentó en un 114%, de 11.400 millones a 24.500 millones de DDD, y la tasa de consumo aumentó. En los países de altos ingresos, el consumo de antibióticos aumentó en un 6% pero la tasa de consumo disminuyó en un 4%.

El estudio explica que "la reducción de las tasas de consumo de antibióticos en los países más ricos y la desaceleración de la tasa de crecimiento del consumo en los países de bajos ingresos son medidas necesarias y urgentes para contener el problema de la resistencia, especialmente teniendo en cuenta las largas escalas de tiempo y los recursos necesarios para el desarrollo de nuevos antibióticos". Sin embargo, existe la necesidad de equilibrar el acceso a medicamentos esenciales, particularmente en países de ingresos bajos y medios donde la carga de enfermedades infecciosas probablemente supere la carga de infecciones resistentes y donde en muchos países existe una importante necesidad insatisfecha de antibióticos.

Asimismo, el trabajo deja clara la necesidad de "replantear radicalmente las políticas para reducir el consumo, incluidas importantes inversiones en mejoras de higiene, saneamiento, vacunación y acceso a herramientas de diagnóstico para evitar el uso innecesario de antibióticos y disminuir la carga de enfermedades infecciosas", subrayan.

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