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Los futbolistas profesionales tienen más probabilidad de padecer demencia, según un nuevo estudio

DEMENCIA FUTBOLISTAS

DEMENCIA FUTBOLISTAS / Román Ríos / efe

En los últimos años, los deportistas de élite han dado el paso de manifestar públicamente los problemas de salud mental detrás de las exigencias de las competiciones de alto nivel. Más allá de los casos que hemos podido ver en competiciones como las Olimpiadas, como el de la gimnasta estadounidense Simone Biles que se retiró en la final de gimnasia femenina de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 para "centrarse en la salud mental",  las investigaciones también han descubierto que los deportistas se ven afectados de forma desproporcionada por la ansiedad y la depresión, y estiman que aproximadamente el 33 % de los deportistas de élite experimentan síntomas de depresión o ansiedad a nivel global, en comparación con solo un 4-5 % de la población general. Ahora, nuevos estudios también indagan en la huella que este tipo de problemas deja a nivel neurológico, como los episodios de demencia. Ahora, un nuevo estudio sueco sugiere que los futbolistas profesionales pueden tener un mayor riesgo de desarrollar demencia en comparación con la población general.

El estudio, publicado en la revista Acta Neuropathologica, examinó a 85 exfutbolistas y descubrió que tenían un mayor riesgo de demencia en comparación con un grupo de control. Los autores del estudio sugieren que la repetición de impactos en la cabeza, como los cabezazos durante los partidos, podría ser un factor contribuyente al mayor riesgo de demencia en los futbolistas profesionales. El estudio también encontró que los exfutbolistas tenían más placas amiloides en el cerebro, que son un signo de la enfermedad de Alzhéimer.

Asimismo, dentro de las posiciones en este tipo de juego,  los porteros no presentaban un mayor riesgo de demencia, lo que apoya la hipótesis de que los impactos leves en la cabeza sufridos al cabecear el balón podrían explicar el mayor riesgo de los jugadores de campo.

LOS RESULTADOS

Esta investigación, que ha utilizado como muestra a 6.007 jugadores de las divisiones suecas entre 1924 y 2019. Según un estudio observacional, los futbolistas masculinos de élite tenían 1,5 veces más probabilidades de desarrollar enfermedades neurodegenerativas en comparación con la población de control. Asimismo, los investigadores encontraron que el 9% de los futbolistas masculinos de la primera división sueca fueron diagnosticados con enfermedades neurodegenerativas, mientras que solo el 6% de la población de control (3,485 de 56,168) recibió el mismo diagnóstico.

Asimismo, los porteros diagnosticados fueron 38 de 510, un 7,5%. Otra de las conclusiones de la publicación es que el riesgo de padecer enfermedades que afectan a las neuronas motoras (como la ELA, esclerosis lateral amiotrófica) no aumenta con respecto a la población general (0,3%). Y en cuanto al Parkinson, el riesgo es menor entre los futbolistas que entre la población general, 1% frente a 1,3%. La mortalidad global fue ligeramente inferior entre los futbolistas en comparación con el grupo de control del estudio (40% frente a 42%).

Peter Ueda, profesor asistente del Karolinska Intitutet que ha liderado la investigación, aseguró que su estudio muestra que los jugadores de élite "tienen un riesgo grave" de desarrollar estas enfermedades a lo largo de su vida": "Cada vez hay más voces que piden a este deporte que introduzca mayores medidas para proteger la salud cerebral", añadió Ueda.

Por otro lado, según el investigador principal del Karolinska Institutet, Björn Pasternak, los futbolistas tienen una tasa de mortalidad general más baja en comparación con la población general, lo que sugiere que su salud general es mejor debido a que mantienen una buena forma física al jugar al fútbol con frecuencia. La actividad física se asocia con un menor riesgo de demencia, lo que podría explicar por qué los riesgos potenciales de los impactos en la cabeza se compensan en cierta medida con una buena forma física. Además, la buena condición física también puede ser la razón detrás del menor riesgo de enfermedad de Parkinson.

ESTUDIOS PREVIOS

En un estudio previo en Escocia se sugirió que los futbolistas podrían tener hasta 3,5 veces más probabilidades de desarrollar enfermedades neurodegenerativas. Como resultado de estas pruebas, algunas asociaciones futbolísticas tomaron medidas para reducir la cantidad de cabezazos en los grupos de edad más jóvenes y en los entornos de entrenamiento.

En este nuevo estudio sueco, Ueda, afirma que, aunque el aumento del riesgo es ligeramente menor que en el estudio previo de Escocia, se confirma que los futbolistas de élite tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas en etapas posteriores de la vida.

Dado que las enfermedades neurodegenerativas suelen aparecer más tarde en la vida, la mayoría de los jugadores del estudio que tenían edad suficiente para haber desarrollado una de estas afecciones jugaron al fútbol de élite a mediados del siglo XX.

En 2019, un estudio publicado en la revista The New England Journal of Medicine encontró que los exfutbolistas profesionales en el Reino Unido tenían un riesgo significativamente mayor de morir por enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas en comparación con la población general. Los autores del estudio concluyeron que el riesgo de enfermedad de Alzheimer era de aproximadamente tres veces mayor en los exfutbolistas que en la población general.

En general, los deportistas pueden experimentar una serie de problemas de salud mental debido a las altas demandas del deporte y la presión de la competencia. Algunos de los problemas de salud mental más comunes en los deportistas incluyen estrés, ansiedad, depresión, trastornos alimentarios y adicciones. Así, se ha sugerido que la falta de atención a la salud mental y el bienestar en el pasado podría haber contribuido a este riesgo.

Eso sí,  es importante destacar que no todos los futbolistas experimentan un mayor riesgo de demencia, y se necesitan más investigaciones para comprender mejor los factores que contribuyen a este riesgo y cómo se puede reducir.

MEDIDAS PARA REDUCIR LOS IMPACTOS

Tras estos estudios, las instituciones han reorientado las decisiones sobre cómo gestionar estos riesgos en el futuro, especialmente en un momento en que se está prestando mayor atención a la protección de la salud cerebral en el fútbol y otros deportes de contacto.

Por ejemplo, la Federación Escocesa de Fútbol ha tomado la decisión de reducir el riesgo de daño cerebral a largo plazo limitando el juego de cabeza a solo una sesión de entrenamiento a la semana para los futbolistas profesionales. Todos los clubes de fútbol profesional en Escocia han acordado aplicar esta nueva normativa, supervisando la práctica del juego con la cabeza en los entrenamientos para reducir la carga sobre el cerebro. 

Además, las federaciones de Inglaterra e Irlanda del Norte han prohibido el juego de cabeza en las categorías inferiores, una medida que aún está en fase de aprobación gasta contar con el permiso de la International Board, que establece las reglas del fútbol.

Por otro lado, se pretenden implantar medidas como el cambio de balones de cuero a balones sintéticos (que no absorben el agua y se vuelven más pesados), un entrenamiento más riguroso y un mejor equipamiento, o el cambio a un estilo de juego asociado con menos traumatismos craneoencefálicos hayan reducido el riesgo.

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