El Palquillo

El Cristo de las Cinco Llagas de la Trinidad abre el ciclo de vía crucis de la cuaresma

  • El crucificado, obra de Álvarez Duarte, recorrió en andas las calles de su feligresía en la tarde del Miércoles de Ceniza.

A las ocho menos cuarto de la tarde daba comienzo el vía crucis de la Hermandad de la Trinidad, desde la Basílica de María Auxiliadora. La cruz de guía abría el breve cortejo de hermanos con cirio. Sobre las andas, el crucificado que tallase para esta cofradía del Sábado Santo el imaginero Luis Álvarez Duarte, en 2002.

Es tradicional este primer rezo público del vía crucis, que se desarrolla siempre el Miércoles de Ceniza, siendo el primero en hacerlo dentro del tiempo cuaresmal. En 2016, hace ahora tres años, esta imagen fue la elegida por el Consejo General de Hermandades y Cofradías para presidir el Vía Crucis Penitencial que se reza en la Santa Iglesia Catedral el primer lunes de cuaresma; en aquella ocasión se optó por suprimir la cita del Miércoles de Ceniza.

La escolanía y capilla musical de María Auxiliadora ponían la nota musical a este culto piadoso; sonidos que se mezclaban con el agua de la fuente de la Plaza de Santa Isabel o con el de las ramas al viento de la arboleda del patio del convento de Santa Paula. Se rezó la novena estación en la Capilla de los Servitas, en la calle Siete Dolores de Nuestra Señora, y la duodécima en la Parroquia de San Román, donde la Hermandad de la Sagrada Cena esperaba a la de la Trinidad con su estandarte corporativo.

A las diez y media de la noche concluía el vía crucis en las puertas de la Basílica de María Auxiliadora, con el rezo de la decimocuarta estación. En la presidencia de las andas estuvo Miguel Cuevas Pérez, delegado del Sábado Santo, acompañado por el hermano mayor, Juan Manuel Piñas Vázquez. Los hermanos Villanueva, capaces del misterio de las Cinco Llagas, fueron los encargados de guiar las andas.

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