El olor que se distingue durante estos días en nuestras calles es el incienso, una resina aromática vegetal que se filtra desde el interior de nuestros templos hacia el exterior y que nos anuncia que estamos cerca de un recinto sagrado en el que se está celebrando algún culto. En el interior del templo se forma un humo denso que, en contraste con los rayos de sol, forma una nube que exorna de forma natural el interior de las iglesias.