El Palquillo

De Redención a Rocío, la herencia de la calle Santiago

  • La cofradía está al completo en la calle. Las miradas de las abuelas buscan a los nietos bajo los terciopelos. Las manos, los ojos o los andares son suficientes. "Míralo, ahí viene".

Un monaguillo de La Redención en el interior del templo, uno de los que puede visitarse el Lunes Santo.

Un monaguillo de La Redención en el interior del templo, uno de los que puede visitarse el Lunes Santo.

Un abuelo da un beso a su nieto, que asoma sus mejillas sonrosadas bajo el antifaz de terciopelo morado de los nazarenos de Jesús de la Redención. Estampas que se repiten año tras año, década tras década, en la puerta de la iglesia de Santiago. Se abren las puertas. Los ojos de aquellos primeros nazarenos que hace 60 años hacían su primera estación de penitencia, siendo niños, hoy disfrutan gozosos de este espectáculo para los sentidos y sentimientos. De las pocas filas de penitentes de aquellos años a los más de 1.300 capirotes que hoy acompañan a Jesús en el beso de Judas y a María Santísima del Rocío bajo palio.

El terciopelo de Manuel del Cuvillo Palomino, hermano mayor de la cofradía, portaba el antifaz de terciopelo verde que portó su padre en la primera estación de penitencia. Herencia de padres a hijos, y de abuelos a nietos.

Misterio de la Hermandad de La Redención Misterio de la Hermandad de La Redención

Misterio de la Hermandad de La Redención

Las emociones se suceden cuando los Reguera tocan el martillo del paso de misterio. Tres martillazos. Los ciriales en la puerta. Se pide silencio. Una humareda de incienso asciende mezclándose entre las hojas verdes de los naranjos a los que ya no le quedan azahares para vestirse de blanco. Sí luce el color de la pureza la imagen del Cristo, que brilla ahora bajo el sol de Lunes Santo.

Cuarenta son los músicos veteranos que en esta ocasión, con motivo del cuarenta aniversario de la fundación de la Agrupación Musical de Nuestro Padre Jesús de la Redención, han sido invitados a tocar tras el paso de misterio durante algunas calles. Mariano Ruesga, hijo del primer director de la banda y también director durante dos décadas, tapa con sus gafas de sol la emoción que desbordan sus ojos. Visten uniformes distintos, y saborean cada una de las marchas que interpretan, todas clásicas, viajando en el tiempo y rememorando lo vivido en tantos Lunes Santos que ya son historia.Las saetas de Alex Ortiz caen desde el balcón, como lo hacen los claveles desojados desde los balcones de la calle Santiago. Algunos pétalos se quedan entre los bordados de las imágenes del misterio y entre las potencias del Señor. Castillo Lastrucci firma todas las imágenes de esta cofradía con sabor a barrio. San Juan, San Pedro, Santiago, Santo Tomás y San Andrés emergen bajo el frondoso olivo, mientras Jesús es traicionado en la delantera por Judas.

El misterio del Beso de Judas, en la Plaza de Jesús de la Redención. El misterio del Beso de Judas, en la Plaza de Jesús de la Redención.

El misterio del Beso de Judas, en la Plaza de Jesús de la Redención. / José Ángel García

Y ahora todo es Rocío. Las melodías que Rafa Serna compusiera para la Blanca Paloma de Almonte, con motivo del centenario de su coronación canónica, suenan para su Rocío de Sevilla, a la que acompañó con su túnica y hoy mira desde un balcón del cielo. Una adaptación de Jesús Joaquín Espinosa de los Monteros convertía el himno realizado por el malogrado Serna a una marcha procesional, que sonó también posteriormente en la calle central de la Plaza de la Campana.

La cofradía está al completo en la calle. Las miradas de las abuelas y madres buscan a los hijos y nietos bajo los terciopelos. Las manos, los ojos o los andares son suficientes para reconocer al suyo o a la suya. "¡Míralo, ahí viene, ese es!". Agua y azúcar para aguantar los primeros metros, bajo un sol que acompaña entre pocas nubes de algodón que adornan el cielo de Sevilla.

El palio de la Virgen del Rocío de la Hermandad de la Redención. El palio de la Virgen del Rocío de la Hermandad de la Redención.

El palio de la Virgen del Rocío de la Hermandad de la Redención. / José Ángel García

Santa Catalina abría sus puertas con el estandarte de la Hermandad de la Redención bajo la ojiva que da a la calle Juan de Mesa. Se abría un pasillo y la voz de Paco Reguera mandaba la "derecha alante". La sorpresa de la tarde, lo que no estaba previsto. La Virgen del Rocío frente a frente con la remozada iglesia mudéjar. Una lluvia de pétalos y aplausos. Tras un breve rezo, el palio calado del Lunes Santo retomaba su camino hacia Almirante Apodaca para desembocar en la Plaza de la Encarnación. El techo cargado de pétalos que caían salpicados en cada levantá.

Más adelante, el olivo del misterio se mece de una forma dulce y cadenciosa. De costero a costero, sobre los pies, y con el "pasito picao". Dos cofradías en una. Morado para Jesús y verde para la Virgen del Rocío. Si volvemos al palio, que nos saluda a lo lejos con sus bambalinas al viento, las marchas de la Banda de las Nieves de Olivares no cesan y los aplausos son respuesta a tanta belleza. "Qué guapa va, qué cosa más bonita, esto es gloria bendita", comenta una señora que contempla el discurrir de la Virgen a los pies de la estatua de Santa Ángela de la Cruz.

La Redención La Redención

La Redención / JUAN CARLOS VÁZQUEZ

Tarde de estrenos. Hermanos Caballero presentes en la gubia de los nuevos respiraderos, que concluyen el conjunto del soberbio canasto que alterna la sobriedad de la caoba con la riqueza del oro en sus apliques y cartelas. Nuevo Guión de Caridad realizado con bordados de Grande de León y orfebrería de Marmolejo. Cierra el capítulo de estrenos la formación que abría paso al cortejo, la Agrupación Musical María Santísima del Rocío, cuyo banderín ha sido realizado por Rosendo Jiménez bajo diseño de Pepe Asián.

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