Tradiciones

Los Seises también bailan en carnaval

  • Este rito se podrá contemplar hasta el martes, a las 17:30, en la Catedral

Los Seises bailarán hasta el martes ante el Santísimo en el altar mayor de la Catedral.

Los Seises bailarán hasta el martes ante el Santísimo en el altar mayor de la Catedral. / Juan Carlos Muñoz

De rojo y blanco. Como en el Corpus. Pero sin olor a juncia y romero. Aunque sí con el del azahar en ciernes. Los Seises bailan estos días en la Catedral antes de que la ceniza nos recuerde que al polvo volveremos (si es que alguna vez hemos dejado de serlo). Danzan ante el Santísimo en desagravio por los excesos cometidos la última semana, cuando don carnal aún no había librado la batalla definitiva con doña cuaresma y los tentáculos del pecado campaban a sus anchas por las calles.

Engullido por la víspera de la víspera (besamanos, conciertos, funciones principales, traslados y un largo listado de actos cofradieros que anteceden a la cuaresma), es el baile menos conocido de estos diez niños que, por gracia sevillana, reciben el nombre de seis. Repique de castañuelas bajo la alta ojiva, a cuyos pies transita un mar de turistas que aprovechan el espléndido tiempo. Para ellos es verano. Su mínimo ropaje los delata.

Lo Seises bailarán también este lunes y martes, a las 17:30. Tres jornadas que coinciden con las carnestolendas, esto es, la antigua retirada de la carne ante el advenimiento del pescado y la verdura que impone, no un nutricionista o la dieta saludable, sino los 40 días con sus 40 noches que sirven de largo (y muy jartible) prólogo de la Semana Santa.

El origen de este rito se remonta a un testamento. Al deseo del caballero veinticuatro (algo así como un concejal de antaño pero exento de siglas políticas) Francisco de Contreras y Chávez de honrar al Santísimo con un triduo que igualara en belleza y boato a la Octava de la Inmaculada. Para ello legó parte de sus bienes al Cabildo Catedral, el cual no podía disponer de ellos hasta que muriera su esposa, que conoció el óbito en 1691.

Este rito se instauró en 1695 por voluntad testamentaria del caballero Francisco de Contreras y Chávez

Pese a la buena voluntad del donante, el dinero legado no fue suficiente para costear los gastos del Triduo de Carnaval, por lo que el Cabildo tuvo que apoquinar de su arcas (que entonces no contaban con los generosos ingresos que dejan las visitas turísticas al templo metropolitano) para cumplir con los deseos de Contreras y Chávez.

La primera vez que los Seises danzaron en carnestolendas fue en 1695. Desde entonces esta tradición se ha mantenido inalterable, lejos del foco mediático que despierta este baile cortesano cuando llegan los calores de junio y los fríos de diciembre.

Jubones, plumas, cintas y castañuelas. Indumentaria que sólo se luce tres veces al año y que en esta ocasión nos recuerda que la vigilia y la abstinencia están cerca. Que hay que decirle adiós a la carne. Pero darle la bienvenida a otras delicias. Ya hay torrijas.

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