Último domingo de octubre. Día de gozo en la Macarena, cuando los hermanos de esta corporación acuden a la función principal de instituto que se celebra por la mañana y a la procesión vespertina de su titular de gloria, la Virgen del Rosario. Una jornada que ayer se vivió de distinta manera y con una estampa atípica por la pandemia de coronavirus.

La Basílica de la Macarena amanecía con los tres titulares de la hermandad en el altar mayor. En el centro, la Virgen de la Esperanza, y a ambos lados, el Señor de la Sentencia y la Virgen del Rosario, que portaba el ajuar que suele lucir en su procesión de octubre.

Para permitir mayor afluencia de fieles y respetar las normas de seguridad e higiene, el atrio sirvió de extensión del templo, al colocarse varias sillas guardando la distancia de un metro y medio.

Un día importante para los macarenos que ponen ya la cuenta atrás para la otra cita con la que cierran el año: el 18 de diciembre, el Día de la Esperanza.