Eran poco más de las diez menos cuarto de la noche. Francisco Moreno Aldea, el sacerdote sevillano conocido por los más allegados como Curro, colocaba sobre las sienes de la primera Divina Pastora la corona de plata que, en estilo rocalla, había sido bendecida minutos antes. Fue portada hasta el presbiterio por el hermano mayor de la corporación de gloria, Andrés Martín. Su hijo y prioste, Álvaro Martín, se encargaba de que quedara totalmente ajustada al icono mariano. Sonaba la Marcha Real. El 24 de junio de 2022 llegaba a su momento culmen en la capilla de la calle Amparo, repleta de fieles para presenciar esta imposición.
Esa misma jornada, pero de 1703, fue cuando a fray Isidoro se le reveló la Virgen con atuendo de Pastora. Aquella visión engendró el que se ha considerado "el regalo de Sevilla a la Iglesia", pues se trata de una iconografía genuinamente hispalense.
Cada año, por estas fechas, la corporación que durante tantos siglos residió en Santa Marina y que ahora lo hace en la capilla de la calle Amparo conmemora este hecho con unos cultos que comienzan la noche anterior, la de San Juan, cuando toma protagonismo el primitivo lienzo de la Pastora. Este año, dicho aniversario ha estado marcado por una ceremonia religiosa en la que a la primera imagen tallada que representa este motivo iconográfico se le ha impuesto una corona donada por un hermano.
El sacerdote Francisco Moreno le impone la corona a la Divina Pastora con la ayuda del prioste Álvaro Martín.
Por tal motivo, la sagrada imagen ha sido bajada de su camarín y en el presbiterio de la capilla se ha dispuesto un altar efímero presidido por los dos iconos que representan a la Virgen como Pastora de Almas: el lienzo y la talla de bulto redondo, que protagonizó la primera procesión celebrada en Sevilla durante la pandemia, un acontecimiento que tuvo lugar el 19 de septiembre de 2021.
La Divina Pastora preside estos días su capilla con la nueva corona.
La eucaristía contó con la participación de la Escolanía de la Hermandad de la Estrella, a la que acompañó, al órgano, el también pastoreño Francisco Javier Segura. Un grupo de hermanas y devotas acudió al oficio religioso vistiendo mantilla negra. Prenda española con la que se otorgó mayor esplendor a otra jornada histórica en la hermandad, después de que el año pasado, también un día de San Juan, el entonces alcalde de la ciudad, Juan Espadas, le impusiera a la primera y más antigua de las Pastoras la medalla de Sevilla.
Reconocimiento más que justificado a un referente devocional y mariano de Andalucía, que se podrá contemplar los próximos días sin sombrero y con la corona que simboliza el amor de siglos a la que es fuente de todas las Pastoras.
