La Archicofradía del Valle ha presentado la nueva y original peana de cultos para el Santísimo Cristo de la Coronación de Espinas, que será estrenada en la veneración a la imagen que se celebra este próximo fin de semana. 

La obra está realizada en madera de pino de Flandes y cedro real, tallada, encolada, estucada, dorada (oro fino) y policromada al óleo y al temple; todo bajo la dirección artística de Antonio Díaz Arnido. La carpintería ha sido realizada por José Antonio García Flores y el dorado por Francisco Pardo Jiménez. Se trata de una obra de estilo neobarroco, inspirada en los bancos de altar característicos de la Escuela Barroca Andaluza de los siglos XVII y XVIII. De planta octogonal, la pieza engloba las labores de talla ornamental, dorado, pintura artística y ornamentación y se plantea para ser vista a tres caras. 

Uno de los perfiles de la peana.

El programa iconográfico de esta pieza de culto interno se articula en torno a dos conceptos: Cristo Rey y los tres Estados de la Iglesia Católica. En cada una de estas tres caras -además de la trasera-, con gran vistosidad cromática, se combina la rocalla periférica -adornada con motivos vegetales y florales pictóricos- con la presencia de una gran cartela tallada en la que se desarrolla dicho programa iconográfico pictórico mostrando las representaciones iconográficas de la Iglesia Militante, la Iglesia Purgante y la Iglesia Triunfante. En la cara trasera aparece el escudo de la Primitiva Archicofradía. Del mismo modo, en cada una de las cuatro esquinas ochavadas se incluyen sendas cartelas barrocas, con pequeños motivos pictóricos de los atributos de Cristo Rey.

El boceto realizado por Antonio Díaz Arnido.

Por último, la franja perimetral superior muestra la leyenda en latín Factvs Homo Factor Hominis Factiqve Redemtor. Ivdico Corporevs Corpora Corda Devs, que traducido al castellano quiere decir: "Hecho hombre el Creador y del hombre creado Redentor. Juzgo en cuanto corpóreo los cuerpos, y en cuanto Dios los corazones". Dicho lema, alusivo a Cristo Rey, se toma de la inscripción latina que, en forma de mosaico, flanquea el Pantocrátor del ábside de la Catedral de Cefalú, Sicilia, del siglo XII.