Tomás Del Rey

Santa paciencia

El costalero interino. Microrrelatos de Semana Santa

En el mismo regazo del abuelete es donde mejor puede verlo.
En el mismo regazo del abuelete es donde mejor puede verlo. / Rafael Alcázar

11 de marzo 2024 - 05:04

Los nazarenos transcurren lentos, solemnes, cadenciosos, aburridos. El niño ya se ha comido el bocadillo y se ha adelantado tres veces para pedir cera, caramelos y estampitas. Ha repasado encima de él su colección entera. La madre le dice que no se baje más, que ahí encaramado, en el mismo regazo del abuelete, es donde mejor puede verlo. A su lado, dos señoras comentan con la mirada la paliza que le está dando al pobre viejo.

Pero el viejo no se da por aludido. Es un monumento a la paciencia. No se mueve, aguanta los pisotones y los cambios de postura del chaval. Sus manos churretosas de caramelo, dejando un rastro inconfundible en su ropa, brillante de tan desgastada. También parece inmune a sus preguntas. ¿Y esas manchas blancas? ¿Y esa virgencita que tienes ahí? Anda que te has buscado un mal sitio para verla. ¿Tú sabes cuánto le queda al paso?

Y el viejo, por un momento, se acuerda de Don Gonzalo de Ulloa, aquel de la comedia de Tirso, el convidado de piedra, que respondió a las bravas a las insensateces de un chaval solo un poco mayor que el que ahora le está quitando la vista y casi las ganas. Pero —suspira por dentro— él es de bronce, no de piedra, y en Semana Santa llamarse Martínez Montañés implica cierta responsabilidad.

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