A Punta de Bisturi

El perdón del Gran Poder

Nazarenos del Gran Poder en la penumbra de la Madrugada.

Nazarenos del Gran Poder en la penumbra de la Madrugada. / Juan Carlos Vázquez

Carmen: ¿Qué pasa, Concha? Qué guapa vienes hoy. Vamos a tomarnos un café con calentitos aquí en Sierpes, de los de papa que te gustan tanto.

Concha: Uy, Carmen, no sé yo si vamos a tener que reservarnos un poquito, que traigo aquí la carta de pago de las sillas y cuando me llegó el cargo del banco por poco me da algo.

Carmen: Bueno hija, un día es un día, ¿lo traes todo no? A mí menos mal que me ayudó mi sobrina, porque yo eso de sacar las cosas onlain o como se diga me coge ya mu desfasá.

Carmen y Concha comparten media vida juntas de alegrías y desventuras, de vecindad de calle Harinas y de sillas en Sierpes, de viudedad temprana y otras tantas desdichas, de café y tertulia de las de la facultad de la vida y seminario de plateadas sienes. Aquella tarde habían quedado para recoger los abonos juntas y así del brazo regresar a la Puerta del Arenal antes que anochezca.

Concha: Pues la verdad es que sí, que este año se han colao una mihita, que como no está caro llenar la cesta pa hacer las torrijas, cualquier año tenemos que dejar aquí las sillas y ver las procesiones en Giralda Televisión.

Carmen: Que antigua eres Concha, si eso ya no existe, si ya se ve todo en el Nerfli ese que me puso mi nieto. Por cierto, cómo esta el yerno de tu hermana, el que está en la junta del Gran Poder.

Concha: Pues imagínate el chiquillo, el disgusto que tiene. Por lo que se ve estaba todo ya manejao cuando se reunieron, y no les escucharon ni las propuestas que llevaban. Además, tó pa ganá una manzana, date cuenta, desde el Burrikin ese hasta el bar ese tan bueno que vamos nosotras a tomarnos nuestro jamoncito con el Pedro Jiménez, vamos que no tiene mucho sentido la cosa.

Carmen: Bueno mujer, así está más tiempo en la calle y lo ve más gente, que el Señor hace mucha falta en Sevilla.

Concha: Si, Carmen, pero la próxima vez que lo desplacen ya es por la calle Castilla. Además, como dice el muchacho, al final de tanta apretura y ampliar el recorrido llegan después algunas y se tiran con el paso media hora en la Campana, como que quítate tú para que yo me luzca. Y es que no hay derecho.

Carmen: Eso sí es verdad, que en el programa pone que son siete minutos cada paso y hay algunas que llegan y le tocan el disco entero. Yo es que me he enterao porque decía ese que escribe los domingos que se habían negao a hacer la reunión esa que tienen todos los años pa las cervecita y el pescaito con las demás hermandades, y que a eso no se debía llegar.

Concha: Ya mujer, pero es de entender que no se puede poner buena cara cuando te has sentido abandonao, todo tiene un límite. Ahí lo que tenían que haber hecho tanto el Consejo como la Iglesia es mediar para unir y tender puentes, y no que ahora a ver como se enderezan esas relaciones. Por eso dice el pobre que a ver si los que escriben se sitúan alguna vez con el perjudicao, y se ponen por una vez en su lugar, y no que siempre hablan bien de los mismos.

Carmen: Y eso que son hermandades y llevan a Cristo y a su Madre, no me quiero imaginar que fueran asociaciones de caza.

Concha: De todas formas lo que yo le digo al chiquillo: el Señor está por encima de todas las cosas. Y que a pesar de las zancadillas toda la ciudad está con él, esté el tiempo que esté y vaya por donde vaya. El tiempo da y quita razones, y llegarán tiempos mejores.

Carmen: Y mandatarios, Concha, y mandatarios que sepan torear en las plazas. Madre mía, cómo están estos churros, lo que pasa es que el café está hirviendo como una reunión de la Madrugá.

Concha: Bueno no hay prisa, sóplale un poquito. Y a la vuelta nos pasamos por la Pura y Limpia pa pedirle que vuelvan las cosas a su cauce y que le de fuerza a esos nazarenos del Señor.

Carmen: Y que medie, Concha, y que medie, para que el Gran Poder perdone a los que le han atacao. Que lo más bonito en esta vida, aunque no esté de moda, es saber pedir perdón y saber perdonar.

Concha: Verdad hija, verdad. El avangelio.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios