El Palquillo

Centenares de peregrinos se reencuentran con la Patrona

  • Saiz Meneses destaca la importancia de la Virgen en la misión de los apóstoles

El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, durante el pontifical del día de la Asunción

El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, durante el pontifical del día de la Asunción / JUAN CARLOZ VÁZQUEZ

Toda la noche caminando para encontrarse con la mirada inefable de la Patrona de Sevilla y su Archidiócesis. La luna menguante era testigo de la llegada de cientos de peregrinos venidos desde numerosos municipios de la provincia de Sevilla, como Benacazón, Santiponce, Camas, Brenes, Dos Hermanas, Sanlúcar la Mayor, Umbrete, San José de la Rinconada o San Juan de Aznalfarache.

Eran las 5:30 y el termómetro marcaba los 20 grados. Hacía fresco. El entorno del Templo Metropolitano no había comenzado a llenarse de público. Sí había devotos en la Plaza Virgen de los Reyes, frente a la Puerta de los Palos. Allí pasan toda la noche y no abandonan su sitio hasta que la Patrona vuelve a la Catedral. Sillas de playa, una mantita y algún tentempié para hacer más llevadera la espera.

La imagen de Nuestra Señora de los Reyes esperaba radiante el altar del Jubileo, en su paso de tumbilla, exornada con varas de nardo y claveles blancos. Las tres misas de peregrinos, a las 5:30, 6:00 y 6:30, llenaron la nave central de la Catedral. Hubo quienes llegaron con bastones de senderismo, botines y ropa cómoda, incluso con la camiseta del Betis, que se estrenaba en la Liga este 15 de agosto.

El cielo comenzaba a teñirse de azul por Mateos Gago a escasos minutos de las 7:00, mientras las campanas volvían a sonar como preludio de la salida de la Virgen. En el Patio de los Naranjos se formaban los en torno a 150 fieles de la Asociación que participan en el cortejo, mientras los costaleros iban haciéndose la ropa.

Todo estaba dispuestos. Los niños 'carráncanos' se postraban ante la Patrona para rezarle antes de formar en la Puerta de los Palos, regalando una tierna imagen en la antesala de la procesión. Ya se oía la Banda Municipal de Sevilla en la Plaza Virgen de los Reyes, abriendo paso a la comitiva. La representación del clero secular cruzaba en esos momentos junto al altar, y el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, se acercaba al paso.

Eduardo Bejarano del Corral, capataz, daba las indicaciones al prelado para que éste diese tres martillazos y las andas comenzaran a mecerse. Ha sido la primera procesión de tercia para Saiz Meneses, aunque ya pudo acompañar a Nuestra Señora de los Reyes en su salida extraordinaria del pasado 6 de diciembre. También se estrenaba el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, quien destacó "la esplendorosa mañana" junto a la Patrona.

Pontifical tras la procesión

La Virgen de los Reyes presidiendo el altar del Jubileo durante el pontifical La Virgen de los Reyes presidiendo el altar del Jubileo durante el pontifical

La Virgen de los Reyes presidiendo el altar del Jubileo durante el pontifical / JUAN CARLOZ VÁZQUEZ

Una vez concluida la procesión, comenzó la misa pontifical en el altar del Jubileo. Durante la homilía, Saiz Meneses recordó las letanías del Santo Rosario que se han venido rezando estos días al comienzo de la novena "en la que invocamos a María como Reina de los apóstoles", una invocación que "nos ayuda a comprender que la Virgen santísima está presente en nuestra vida cotidiana".

El prelado se refirió al Concilio Vaticano II cuando habló de la "unidad y solidaridad" con la "familia humana", sobre todo "de los pobres y de cuantos sufren", refiriéndose acto seguido a los problemas que nos asolan en el presente, como a "la sequía, a las restricciones energéticas, la pandemia y sus secuelas, la cronificación de la pobreza en algunos de nuestros barrios, o el paro juvenil".

Sin olvidarse de otras cuestiones que nos preocupan "en un nivel global", como "el hambre en el mundo, la desigualdad, la contaminación, la guerra en Ucrania y los conflictos armados en todo el mundo, o la creciente rivalidad estratégica entre las grandes potencias, que al final acaba perjudicando siempre a los más débiles".

Un llamamiento a ser transmisores de la palabra de Dios. "¡Hemos de ser ocasión de encuentro con Cristo para aquellas personas que se crucen en nuestro camino! La responsabilidad de la misión es grande, y nosotros somos pequeños y frágiles", exclamaba monseñor. "Pero no estamos solos: Nuestra Señora de los Reyes acompaña los trabajos apostólicos de sus hijos, de cada uno de nosotros".

En su conclusión, el mitrado afirmó que estamos viviendo "una época tan difícil como apasionante", y que nos encontramos en un "tiempo para la misión, para proponer de nuevo a Jesucristo en el centro de la vida". Finalmente se refirió una vez más a Virgen, representada en la imagen de Nuestra Señora de los Reyes, que "congregó a los discípulos e hizo posible la irrupción misionera en Pentecostés".

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