Un centenar de personas se dieron cita en el salón del Club Náutico para el pregón de la Semana Santa de Sevilla, que cumplió su 24ª edición tras dos años sin poderse celebrar por la pandemia. Un tiempo extra que ha tenido Francisco Guerrero para madurar su exaltación cofradiera. Un acto que estuvo dedicado a la Virgen de Loreto, patrona de la aviación. El pregonero, con vocación aérea desde su infancia, hizo la mili en Tablada, representada en el pregón por Enrique Biosca, Director de Enseñanza del Mando de Personal del Ejército del Aire, y por la Unidad de Música del propio acuartelamiento sevillano. Además, participaron los saeteros Claudio Izquierdo y Arantxa Gutiérrez, miembros de la escuela de la Hermandad de la Cena.

Esta dedicatoria a la patrona del aire también se tradujo en intensas palabras a la titular de la Hermandad de San Isidoro. Los detalles aéreos invadían la sala, que fue engalanada por el color azul de las sillas con las inscripciones del Ejército del Aire. La presencia de la formación musical militar fue el más notorio. A las órdenes del comandante Rafael Peralta, interpretó un repertorio clásico con conocidas marchas como Virgen del Valle, Jesús de las Penas, Corpus Christi, Virgen de las Aguas, Amarguras y Coronación de la Macarena.

La Unidad de Música de Tablada en el Club Náutico.

Guerrero, hermano del Gran Poder y criado entre el barrio de San Lorenzo y el Edificio Elcano, frente al propio Club Náutico, hizo un repaso por su vida, con constantes menciones a su madre y a su abuelo paterno, con el que compartía paseos de iglesia en iglesia por el centro de Sevilla. Antes de comenzar por ese paseo, Alicia Caballero, presidenta del club, y Javier Sánchez, pregonero del año anterior, dieron la bienvenida y glosaron la figura del protagonista. Preludio de la catarata de emocionados recuerdos del pregonero, que comenzó sus estaciones de penitencia en los años 70 en la Hermandad de la Lanzada y actualmente lo sigue haciendo en la del Gran Poder, su gran devoción. Entre ambos momentos, medio siglo de fe y primaveras que quedaron resumidas en un par de horas de música y palabras que despertaron los aplausos del público y las felicitaciones cuando terminó el pregón.