El Palquillo

El Santo Entierro y la Academia de Medicina: el recuerdo de una vinculación histórica

Las autoridades que participaron en el acto.

Las autoridades que participaron en el acto. / Juan Carlos Muñoz

La Real Academia de Medicina de Sevilla y la Hermandad del Santo Entierro han recordado este jueves con un solemne acto el 150 aniversario de la particular concordia por la cual la primera cedía a la segunda el uso y usufructo de la iglesia de San Gregorio Magno, en la calle Alfonso XII, entonces llamada calle de las Armas. La corporación del Santo Entierro sigue radicada en este templo, aunque la Academia de Medicina se trasladó desde su sede anexa, derribada posteriormente y cuyo solar ocupa hoy la Escuela de Estudios Hispano-Americanos. Este acto se tenía que haber celebrado en 2020, pero fue suspendido por la irrupción de la pandemia y se ha retomado dos años más tarde.

La Academia de Medicina acogió en su sede la calle Abades una sesión académica en la que se repasó la historia de esta concordia. Estuvo presidida por el doctor Carlos Infantes, presidente de la institución académica; y Fermín Vázquez, hermano mayor del Santo Entierro. Los ponentes fueron Jorge Domínguez-Rodiño, académico de número electo de la Academia; y Jesús Palomero, catedrático de Historia del Arte y hermano del Santo Entierro. El presentador del acto fue el doctor Juan Sabaté Díaz, académico de número. A la cita también acudió Patricia del Pozo, consejera de Cultura y Patrimonio Histórico.

La concordia, mediante la cual la "Sociedad de Medicina" de Sevilla cedía la iglesia de San Gregorio al Santo Entierro para dar culto a sus imágenes titulares, fue firmada el 2 de octubre de 1867 en la sala capitular del Ayuntamiento. El contrato de cesión, que consta de diez cláusulas, está rubricado por José María Verger, notario; y por Joaquín Auñón y León de Orbaneja, alcalde-corregidor de Sevilla, y a la sazón, teniente de hermano mayor de la Cofradía del Santo Sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de Villaviciosa; y Antonio Navarrete y Sánchez, doctor en Medicina y vicepresidente de la Academia de Medicina y Cirugía.

En la escritura de diez puntos se recogen los deberes y obligaciones y se establecen distintas cuestiones como, por ejemplo, que se cedía a la hermandad un espacio rectangular en el jardín para la construcción de un almacén para los pasos, que las obras que realizara la hermandad en un futuro quedarán en beneficio de la academia, cómo será competencia de la hermandad construir una pequeña cocina, o cómo la Academia se reserva la libre entrada y uso de la iglesia y la torre.

La invasión francesa

Para entender cómo llegó la Hermandad del Santo Entierro a la iglesia de San Gregorio en 1881, hay que remontarse varias décadas antes y remontar la actual calle Alfonso XII. La hermandad se fundó en 1570 en el convento de San Laureano. Allí permaneció hasta que el mariscal Soult, de tan ingrato recuerdo, expolió el templo, produciéndose la salida de la corporación y de los frailes mercedarios. En 1814 se produjo la vuelta a San Laureano, pero por culpa de un incendio, y de la posterior Desamortización, la corporación se vería envuelta en periodo oscuro que la llevó a cambiar varias veces de residencia.

La Compañía de Jesús, de manera indirecta, es el tercer actor de esta concordia, como relata el académico Jorge Domínguez-Rodiño, en sus apuntes históricos sobre el templo: "El Colegio Inglés de San Gregorio Magno fue uno de los siete centros que la Compañía de Jesús tuvo en Sevilla. Tomó esta advocación de San Gregorio Magno por ser el Papa bajo cuyo pontificado se consiguió la conversión de Inglaterra al catolicismo a finales del siglo XVI". El templo, que lindaba con el colegio, fue inaugurada en 1596.

Tras la expulsión de los Jesuitas de España y la confiscación de sus bienes en 1767, mediante una real cédula dictada por Carlos III, la Regia Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla, se instala en el Colegio e iglesia de San Gregorio Magno el 25 de agosto de 1771. "Si bien la cesión era provisional la institución permaneció allí hasta 1932, cuando se desalojó por el estado de ruina de la misma". Bajo el nombre de Veneradad Tertulia Médica Hispalense, la academia se fundó en 1693 y desde entonces había ocupado diversas sedes.

La vuelta de los Jesuitas y el derribo

Tras restaurar el Papa Pío VII la Compañía de Jesús en 1814, éstos trataron de recuperar el colegio y el templo, cuestión que fue desestimada casi un siglo después, en 1913, como relata el académico Jorge Domínguez-Rodiño. Entre medias, se produjo la solicitud de traslado a la iglesia por parte del Santo Entierro, primero al Arzobispado (1866) y luego a la Academia (1867), que se concreta el 2 de octubre de 1867 mediante un "usufructo vitalicio".

Ya en el siglo XX, en 1929, por el estado de ruina del colegio y la iglesia, el rey Alfonso XIII ordena su derribo, que se concreta por parte del Ayuntamiento, que pasa a comprar el solar resultante y el templo, en 1932. De la acción de la piqueta "se salva inexplicablemente el templo", en el que siguió establecida la hermandad, aunque se cerró al culto. La corporación, ante la imposibilidad de permanecer en esta sede, se trasladó en 1937 a San Andrés. Dos años más tarde, el Ayuntamiento restaura la iglesia y el Santo Entierro regresa en 1940. El Ayuntamiento, de manera paralela, se ve obligado a otorgar una nueva sede a la Academia en el número 42 de la calle Abades.

Junto a la iglesia se construye un edificio para albergar a los frailes mercedarios, a los que el cardenal Segura entregó la iglesia "para su culto y cuidado". Finalmente, en 1942, se edifica el solar el antiguo colegio en el que hoy se encuentra la Academia de Estudios Hispano-Americanos.

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