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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

Juan José Asenjo, Arzobispo de Sevilla

"Nadie puede decir que por organizar el Vía Crucis nos olvidamos de los pobres"

  • A cuatro días del Vía Crucis de la Fe, el arzobispo de Sevilla reflexiona sobre esta cita extraordinaria, la celebración de la cuaresma y los últimos acontecimientos en las cofradías.

-¿Cómo deben vivir los cofrades y los sevillanos la cuaresma que acaba de empezar?

-Con autenticidad. Con verdadero espíritu religioso. Abiertos al paso del Señor junto a nosotros. Ése es el significado de la pascua. Nos debemos dejar tocar por el Señor que pasa a nuestro lado. Que la cuaresma no sea una transformación cosmética y superficial. Debemos llegar a la hondura de nuestros corazones.

-¿Qué frutos espera del Vía Crucis de la Fe?

-Para mí el vía crucis es la forma de celebrar comunitaria y visiblemente el Año de la Fe por parte de las cofradías. Igual que lo vamos a celebrar con otros sectores pastorales, tendremos este hito con las hermandades. Espero que sea un acto de piedad y devoción. De encuentro con el Señor, bellísimamente representado en los pasos que van a participar. Pido a los sevillanos que se dejen tocar por el Señor. Después de contemplar tanta belleza plástica tenemos que preguntarnos, como hace San Ignacio de Loyola, qué he hecho por Cristo, qué hago por Cristo, qué debo hacer por Cristo. Y como dice San Juan en su primera carta: si el Señor se ha comportado de esta manera conmigo, ¿cómo debo yo comportarme con mis hermanos? Después de contemplar el rostro doliente de Cristo debemos salir corriendo para contemplar los rostros dolientes de esos otros cristos que yacen en las cunetas de nuestra vida social para ponernos de rodillas ante ellos. Lo ideal sería que todos saliéramos alentados. Primero hay que amar a Cristo como se merece. Dar la vida por él y por nuestros hermanos.

-¿Le ha sorprendido la polémica generada entre los cofrades por la elección de las imágenes o la propia configuración del acto? 

-No he estado al tanto de esa polémica. Me parecen temas menores. Lo sustancial es que sea un acto de piedad y eminentemente religioso. La elección de las imágenes la dejamos al arbitrio de los técnicos del Consejo. Para la configuración del acto hemos tenido que atender, lógicamente, a las indicaciones de los técnicos municipales.

-¿Le molesta que se diga que la Iglesia recurre a las cofradías cuando necesita demostraciones multitudinarias?

-No he oído esa acusación. Lo respeto pero no lo comparto. La Iglesia le pide a las cofradías que vivan el Año de la Fe con sus peculiaridades y estilo. En la apertura del Año de la Fe llenamos la Catedral. Seguimos teniendo capacidad de convocatoria.

-¿Por qué no se optó por la celebración de un Santo Entierro Grande?

-Se llegó a plantear. Lo rechazamos porque era imposible celebrarlo antes de la vigilia pascual. Entendíamos que no era conveniente que mientras celebrábamos la vigilia, y en el canto del aleluya, estuvieran los pasos por la calle. Por eso recurrimos al vía crucis. Pero la primera intención fue hacer un Santo Entierro Magno.

-El obispo de Huelva, José Vilaplana, se ha opuesto a la celebración de un Santo Entierro Grande por entender que no están los tiempos para grandes dispendios. El planteamiento que ha hecho usted en Sevilla es el contrario.

-Él ha dado razones de tipo litúrgico, como yo acabo de explicar también. El Sábado Santo, abocados a la vigilia pascual, no tiene sentido esto. Luego ha insistido en el servicio a los pobres. Yo respeto la posición de este hermano mío. Nadie podrá acusar a la Iglesia de Sevilla de no preocuparse por los pobres. Estamos dando el do de pecho y cumpliendo con lo que cabe esperar de la Iglesia en esta hora. Estoy convencido de que la Iglesia es la institución que más y mejor está sirviendo a los pobres. Estoy orgulloso de Cáritas Diocesana, las cáritas parroquiales, las obras sociales de los religiosos, de las hermandades, o lo que está haciendo también la Orden de Malta. Todos prestan un servicio emocionante. Nadie podrá decir que por organizar el vía crucis nos hemos olvidado de los pobres. Sería injusto. Por otra parte, los hoteles y la hostelería también se beneficiarán de esta acto, aunque no es el objetivo del vía crucis.

 

-La mayoría de los fieles no podrán seguir el vía crucis en directo, por estar aforado el acceso, ni podrán entrar en la Catedral. 

-Lo podrán seguir a través de la megafonía y las pantallas. Podrán contemplar y oír, que es lo más importante, el texto del evangelio de cada estación, la reflexión del arzobispo y podrán orar con el papa. Eso es lo fundamental.

-Los últimos meses en el Consejo han sido convulsos. Se marchó Adolfo Arenas por una serie de discrepancias. ¿Cuál fue el papel del pastor en aquella crisis?

-Yo contemplé cuanto estaba sucediendo y respeté las decisiones que se tomaron. He acompañado y alentado a las nuevas autoridades del Consejo. Claro está que el arzobispo no provocó aquella crisis, en absoluto. La contemplé con pena porque las instituciones de la Iglesia no estamos para dar espectáculos. Espero que situaciones como ésta no vuelvan a producirse.

-¿Se pudo reconducir la marcha de Arenas?

-Me fío de Adolfo Arenas, que es una persona madura y adulta. Cuando decidió marcharse tendría sus razones y yo lo respeté.

-¿Cree conveniente que se celebren elecciones a la junta superior tras la Semana Santa?

-Hay que atenerse a las normas. Si yo se lo exigiera a Carlos Bourrellier estaría cometiendo una irregularidad. No tengo ningún poder para exigirlo. Los estatutos del Consejo no autorizan, ni a mí ni a él, a pedir nuevas elecciones. Vamos a dejar que las instituciones funcionen con sus normativas.

-¿Cree necesario reformar la normativa diocesana de hermandades?

-Es necesario pero no previsible a corto plazo. Este año es complicado. No descartamos poder renovar y concretar algunos aspectos.

-Todos los lunes imparte el sacramento de la confesión en San Onofre, ¿qué respuesta ha tenido?

-El lunes pasado no paré en las dos horas que estuve. Voy para dar ejemplo, como va el obispo auxiliar los viernes. Pretendemos hacer ver que es necesario recuperar el aprecio por este sacramento.

-¿Está satisfecho con la participación de los sevillanos en las misas?

-No tenemos estadísticas. Hace años que no se encargan por parte de la Conferencia Episcopal. El jueves (por hoy) tenemos reunión, a lo mejor propongo la conveniencia de actualizar estos datos. Tengo la impresión que a nivel nacional estamos en torno al 25% de cumplimento del precepto dominical. Si bien las cifras oscilan de unas diócesis a otras. No tengo la impresión de que en Sevilla estemos a la cola. Me guío por los sevillanos que marcan la casilla de la Iglesia en la Renta, más del 50%, aunque ahí hay creyentes y no creyentes.

-¿Tiene pensado construir nuevas parroquias?

-Tenemos que hacerlo, pero los tiempos son duros. Más cuando ahora la parte económica que dedicábamos a ello la empleamos en restaurar y conservar las iglesias históricas. Urge hacer una nueva parroquia en Montequinto. Estamos terminando de construir la parroquia de la Ascensión del Señor, que será consagrada en los próximos meses.

-El lunes conocimos la sorprendente renuncia de Benedicto XVI, ¿cómo cree que debe ser el futuro Papa?

-Debe ser un hombre de Dios. De mucha hondura espiritual. Ese es el requisito básico. De buena formación y que sea un hombre entregado al servicio de la Iglesia. Debe saber auscultar los signos de los tiempos y entregarse con alma, vida y corazón al servicio de su ministerio.

-Después de varios años en la ciudad, ¿qué es lo que más le ha sorprendido de las cofradías? 

-Tengo un gran aprecio por las cofradías. Ya he dicho que si no existieran habría que inventarlas. Son un dique contra la secularización y una escuela de vida cristiana, de formación y de servicio a los pobres. Amo a las cofradías. Quiero a las cofradías y quiero acompañarlas y servirlas.

-¿Y de los cofrades?

-He conocido a cofrades que son magníficos cristianos. De mucha calidad. Cabales. Aman a la Iglesia y a Jesucristo y viven su fe en las hermandades.

-¿La asignatura pendiente?

-La de todos: convertirnos cada día un poco más. Empezando por el arzobispo.

-Es usted un gran amante del Arte, ¿qué imagen le llama especialmente la atención?

-Es muy peligroso responder a esta pregunta. Me gustan todos los cristos, cada uno tiene sus peculiaridades. Hay imágenes de una belleza y un poder de persuasión impresionante. También las imágenes de la Virgen.

-¿Se ha animado ya a meterse en la bulla?

-Lo hice el primer año. No tengo inconveniente. Pero también los obispos tenemos que vivir la Semana Santa. Por las mañanas visito las hermandades. Por la tarde tengo los oficios y voy a recibir a las hermandades a la puerta de la Catedral. El obispo también necesita rezar y buscar un rato de intimidad con el Señor. No excluyo la posibilidad de meterme en la bulla.

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