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Cofradias

Se hará el silencio y se irá la luz

  • PLAZA DE LA GAVIDIA.Su nombre verdadero era el de una familia que allí vivía, los Gaviria, pero nació con errata y ésta se oficializó a golpe de cambios en el nomenclátor

La mole de bronce del capitán Daóiz preside la Gavidia, un rincón sevillanísimo que esta noche se silenciará para que suene con nitidez la oración cantada al Cristo de la Vera Cruz.

La mole de bronce del capitán Daóiz preside la Gavidia, un rincón sevillanísimo que esta noche se silenciará para que suene con nitidez la oración cantada al Cristo de la Vera Cruz. / RUESGA BONO

Amanece el nuevo día, el segundo de la gran celebración de Sevilla y tras la explosión vitalista del domingo llega el lunes, pero no como un lunes más de los muchos lunes marrones que registra el año. No es un lunes más, cómo va a serlo sobre todo en el barrio que forman diversas collaciones, ya que son tres las cofradías que lucen por este barrio tan grande, tan señorial, tan auténticamente sevillano. Barrio del Museo, barrio de San Vicente y barrio de San Lorenzo como trilogía de una zona que si no existiera habría que inventarla para que nuestra Semana Santa no perdiese su ADN.

Podíamos haber elegido el Museo o San Vicente, pero hemos querido darle sitio a una plaza que nació con errata incluida, ya que lo que debió ser Gaviria se convirtió en Gaviria para los restos. Desde 1704 se llama Gaviria porque allí residía una familia de alta alcurnia que así respondía, pero nació con errata y cuando recobró su nombre en el nomenclátor urbano, el error fue oficializado y Gavidia se quedó en ese cambio, el espectacularísimo que se produjo en el callejero con el advenimiento de la II República en 1931. Se había bautizado en 1862 con el nombre de Infante don Felipe por el hijo de los duques de Montpensier para que sólo seis años después tomase el nombre de Calatrava en honor del político liberal José María de Calatrava. Fue en la Revolución de 1868 para que en la Restauración recuperase el de Gavidia para ser nuevamente sustituido con el nombre de Alfonso XIII en 1902. Y así hasta que se proclamó la República para llamarse como se llama hogaño, plaza de la Gavidia.

La figura de Daóiz y la proximidad de varios cuarteles le dieron a la plaza tintes militaresAl paso del Cristo de la Vera Cruz, esta noche toma la Gavidia un delicioso tono intimista

El personaje de la plaza es Luis Daóiz, heroico capitán sevillano que había nacido en dicha plaza y que cayó en los albores de la Guerra de la Independencia. Sobre un basamento marmóreo diseñado por el arquitecto municipal Francisco Aurelio Álvarez figura, monumental, en bronce el capitán Daóiz. Obra del infortunado Antonio Susillo, la estatua de Daóiz es el sello auténtico, la seña de identidad que define a esta plaza de la Gavidia.

En este enclave, abierto al sureste hacia la moderna Plaza de la Concordia, desembocan las calles Padre Tarín, Cardenal Spínola, Baños, Pachecos, Doctor Germán y Ribón y San Juan de Ávila. En la esquina de Padre Tarín, antiguamente Pasaje Baena, estaba el colegio de las Irlandesas y justo al lado se hallaba Capitanía, donde arrancó el 18 de julio de 1936 la guerra más incivil de cuantas registra la Historia. En ese edificio ajardinado se halla ahora la Consejería de Justicia de la Junta de Andalucía, lo cual puede considerarse un sarcasmo más de los muchos que registra nuestra Historia.

Aquel día y en ese edificio, el general Gonzalo Queipo de Llano puso España patas arriba sojuzgando a la autoridad legalmente constituida empuñando su Walther del calibre 7,65 que tanto juego iba a darle. Ese es el punto más negro de una plaza en la que su personaje principal cayó en el frente y donde echó a andar la guerra, la Guerra Civil. Y ahí estuvo la Capitanía de la II Región Militar hasta que, entrados los años 40, la trasladaron a su actual ubicación de la Plaza de España.

La presencia de cuarteles, con el de San Hermenegildo donde hoy se abre la Plaza de la Concordia, hizo que la Gavidia tuviese un alto componente militar. Si cuando estaba allí Capitanía era diario el homenaje a la bandera en su izado y su arriado, actualmente la fecha del 2 de mayo es de especial relevancia en el día a día de la Gavidia. El homenaje artillero a la figura de Daóiz goza de una solemnidad que parece ir perdiéndose con el paso del tiempo. Como nota anecdótica lo que refleja la prensa del 5 de junio de 1861: "En la Gavidia, las bandas sonaron desde las nueve de la mañana hasta las once de la mañana en señal de júbilo por el alumbramiento de la Reina". La que formaría hoy en día la vecina macarena que denunció a los armaos. Y es que los tiempos son tan cambiantes...

Actualmente la Gavidia es una cuenca receptora de gente que acuden a los diversos bares que se hallan en torno a las desembocaduras de Baños y Cardenal Spínola. Zona de bullicio que esta noche cesará mediante la aparición de un espeso silencio y el apagado de las luces según va llegando el Cristo de la Vera Cruz y la muy enlutada Nuestra Señora de las Tristezas para embocar el camino de casa.

Y sonarán la saeta y unas antiquísimas salmodias que harán del enclave un rincón con mucho encanto. Recuerdo con nostalgia unas antiguas saetas que en la garganta de Jesús Heredia sonaban a música celestial cuando aún no hayan entonado el primer kikirikí los gallos de la madrugada. Pero la importancia de la Gavidia en nuestra gran fiesta no se queda ahí, claro que no.

Mañana la Bofetá en su camino de ida y pasado el Buen Fin en el de vuelta rodearán la Gavidia para que cuando los vencejos anden revueltos por San Lorenzo para quitarle las espinas al Señor la Gavidia se venga definitivamente arriba para no cambiarse por ninguna plaza del mundo. Ahí será cuando verdaderamente podamos darnos cuenta de lo cerca que está el Cielo cuando sólo nos separa el que nos une, el Señor del Gran Poder, Señor de Sevilla y Padre nuestro que estás en los Cielos.

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