Sevilla

Los bares de la Alameda dicen sufrir pérdidas del 50% por el "acoso intolerable" del Ayuntamiento

  • Los empresarios de bares y restaurantes critican que el Consistorio monte barras en plena calle a precios más bajos y conciertos de música "que están prohibidos en los bares" y se quejan de que la clientela se siente acosada por el cerco policial.

La Asociación de Empresarios de Bares y Restaurantes de la Alameda (Asebra) aseguró este miércoles que están registrando pérdidas del 50 por ciento por el "acoso intolerable e irracional" del Ayuntamiento de Sevilla y solicitó una reunión para "intentar acabar con esta situación por la vía del diálogo".

Así, el presidente de Asebra, José Manuel Palomino, explicó a Europa Press que "la paulatina apertura de estos negocios desde 1992 contribuyó de manera determinante al resurgimiento, recuperación y reactivación económica de una zona cuya actividad fundamental actividad era la prostitución y el tráfico de drogas" y recordó que la Alameda ha pasado "de ser una plaza proscrita e intransitable a centro de reunión, punto de encuentro de gente joven, con iniciativas y proyectos culturales".

En este sentido, Palomino señaló que el "interés" de los negocios de la zona van "un poco más allá de la pura venta de alcohol" y aseguró que "los dueños de los locales intentaban mantener a raya a la tribu de delincuentes que provocaban altercados y peleas, mientras las fuerzas de seguridad brillaban por su ausencia". 

De este modo, atribuyó a la labor de estos empresarios el "clima de convivencia y normalidad que aún se mantiene en la actualidad" y lamentó cómo han "soportado y sobrevivido a dos obras interminables, con promesas incumplidas" como la exención de pagos del impuesto de recogida de basuras, que "al final se ha pagado con recargo".

Asimismo, se refirió a la "guerra política de los veladores", en la que a su juicio se utilizó "este motivo como arma arrojadiza" y a "la invasión de la plaza por los fuerzas del orden público en un despliegue sin precedentes, que con el fin de acabar con la botellona ha terminado en el acoso sistemático y continuo de los negocios, vigilando estrechamente el cumplimiento estricto de la normativa, con una inflexibilidad que no rige en otras zonas de Sevilla y una actitud que en bastantes ocasiones podría calificarse de amenazante".

Por tanto, el presidente de Asebra puso de manifiesto que "la prevista recuperación económica ha dado paso a la creciente ruina de unos negocios cuyas ventas han bajado en más de un 50 por ciento, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo, directos e indirectos, porque los proveedores están que trinan".

"Cerrar en julio o agosto a la 1.00 supone dejar de servir a las 12.30, justo cuando la gente sale a tomar una copa, y echar a la gente a empujones a la 12.45 para tener la cancela cerrada a la 1.00", apuntó Palomino, quien afirmó que "en los días de calor hay dos horas de venta, cada vez con menos público, dado que la clientela se siente intimidada por el cerco policial, por no decir los turistas que no dan crédito a este espectáculo en Sevilla".

Para el portavoz de los empresarios de la Alameda, "las actuaciones de las últimas semanas demuestran que no es una simple vigilancia, sino que hay una clara voluntad de ir a pillar, como sea, uno tras otro a todos los bares ya sea por cerrar cinco minutos más tarde o por tener la cancela medio abierta con el bar cerrado y vacío, cualquier motivo vale".

Por otro lado, señaló que "para rematar" desde el Ayuntamiento "se dedican a organizar eventos masivos, sin criterio, ni criba de calidad, poniendo barras --con o sin permisos--", lo que para estos empresarios supone hacerles "la competencia con precios más bajos, programando conciertos de música, algo absolutamente prohibido para los bares esta zona, y molestando a los vecinos, algunos de los cuales culparán inevitablemente a los bares del ruido ocasionado".

"Durante los conciertos la gente se congrega y consume las bebidas que desde las barras montadas para la ocasión son servidas, tirando casi siempre los precios, y una vez terminado tan feliz argumento de expansión inmediatamente son desalojados por los innumerables agentes de seguridad hacia otras zonas", relató Palomino, quien se preguntó "dónde y cuándo llega el beneficio para los bares tantas veces prometido".

 "Totalmente discriminados"

 Como conclusión, criticó que se trate a los empresarios como "delincuentes", mientras éstos "ven con impotencia cómo sus negocios se pueden ir a pique si no se acaba con esta situación" y se sienten, según afirmó, "totalmente discriminados con respecto al resto de los negocios de hostelería de la ciudad". 

Por tanto, el presidente de Asebra manifestó el temor de los dueños de los negocios de la zona hacia la posibilidad de que la Alameda "pueda volver a sus peores épocas, convirtiéndose de nuevo en un desierto color albero donde vuelva a campar a sus anchas la delincuencia, de la que pensábamos ya nos habíamos librado, y que de hecho está volviendo a hacerse notar".

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