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Luis Rizo Haro

Baile de colores en el palacio gótico

  • Todos los días acude a pintar al Real Alcázar, el palacio que ha elegido la productora de 'Juego de Tronos' para rodar los episodios de la serie en su nueva temporada

PINTA sobre la cubierta del palacio Gótico del Alcázar. Uno de los sitios donde la torre Pelli, "parece la torre del malo del Señor de los Anillos", se rinde ante la Giralda. Hace medio año Luis Rizo (Sevilla, 1957), desmenuzó en sus cuadros los rincones del Alcázar. Uno fue a Suecia, otro a la casa de una novelista parisina. Todos los días, antes de las nueve de la mañana, ya tiene su caballete instalado en este privilegiado estudio al aire libre, con vistas al Callejón del Agua, a la Casa del Sol donde vivía Rafael Manzano.

Es el edificio de moda desde que ha sido elegido como plató de la nueva entrega de Juego de Tronos. Se formó con series como El Santo, de Roger Moore, o ¿Es usted el asesino, de Narciso Ibáñez Menta para lucimiento de su padre, Narciso Ibáñez Menta, retazos de Edgar Allan Poe en la España de los sainetes.

Zumo de naranja en el bar Jacaranda, plaza de la Contratación. "Ese árbol está en el Alcázar, lo he pintado muchas veces". Desde esa cubierta, todas las Sevillas que le hicieron, la paleta de su vida. El barrio del Arenal en el que creció, juegos en los jardines Cristina, en la plaza Nueva, en las montañas de sal de la antigua fábrica de pescado congelado que hacían de terraplenes. El tren de mercancías que pasaba bajo el arco del puente de Triana. El cura que los llevaba a jugar al fútbol en el palacio de San Telmo, en la Sevilla de Montpensier. El Baratillo donde se casó, la calle Alfarería donde estrenó su vida matrimonial. El Polígono Sur en el que inició su dilatado periplo bancario. "La última oficina la tuve en la avenida de la Constitución, a cien metros del Alcázar".

Juan Rizo, su padre, fue jefe de mantenimiento en Hytasa. Juana Haro, su madre, maestra de costura en el taller de Victorio & Luccino. Su primer magisterio fueron los estudios de Maireles en la calle Sierpes. Las nociones de dibujo lineal que adquirió en la Escuela de Artes Aplicadas, en el pabellón de Chile. "De allí salían los delineantes de la Escuela de Arquitectura".

Este pintor vocacional que durante treinta años fue director de sucursales bancarias ya forma parte del paisanaje del Alcázar. Junto a la puerta del León, donde hacen cola los turistas, saluda a Jacinto Eliott, arquitecto-conservador del palacio real en activo más antiguo de Europa. Con su predecesor, Antonio Balón, coincidió en el instituto San Isidoro, donde completó unos estudios que inició en el Portaceli.

La escalera de caracol por la que se sube a la cubierta es un compendio de misterios. 43 escalones que hay que subir con tino y aplomo. "Me interesa Sevilla más por sus personas que por sus edificios. Los personajes de Mateo Alemán son más importantes que la Giralda, porque sin los primeros no existiría la segunda".

El Alcázar donde rodaron David Lean, Ridley Scott o Warren Beatty, que ambientó aquí el Moscú del libro de John Reed, está lleno de recovecos que Rizo conoce muy bien: el mítico magnolio, los agujeros de posibles impactos de bala en la puerta de Marchena, los estragos del picudo en las palmeras, "le gustan las datileras", o el patio de la Alcubilla, también llamado del Tenis porque fue la primera pista de dicho deporte que se construyó en España por impulso de la Familia Real española, inquilinos consuetudinarios de este palacio.

Además del rodaje en octubre de la serie Juego de Tronos, a Luis Rizo no se le escapa que hay otro acontecimiento no menos relevante relacionado con este edificio. Por tradición, debe ser el lugar donde se aloje el rey Felipe VI en su primera visita a la ciudad como nuevo monarca. "Nos tiene un poco olvidados. En su agenda están ahora Cataluña, el País Vasco, las Baleares. Pasa en todas las familias: la madre quiere siempre al que es más travieso, al que le da más disgustos".

La Alhambra de Granada está en un promontorio y el Alcázar está dentro del casco urbano. "Muchos sevillanos ni lo conocen", dice mientras muestra el aliento sudamericano del patio del Crucero. Ha cogido el testigo de otros pintores que pasaron por el Alcázar. "Sorolla estuvo un año pintando aquí dentro después de que lo contratara Hutchinson, el dueño de los ferrocarriles norteamericanos". También estuvieron García Ramos o Bacarisas. "Yo soy de los pintores plenairistas. Nos gusta trabajar al aire libre". Se siente más veneciano que oriental en la disyuntiva estética que estableció el Nobel turco Orham Pamuk.

Hay series multimedia, pero cerraron los cines de verano de Triana. Se le quedó grabada El oro de MacKenna. La época en la que siendo un chaval debutó en la banca "cuando estaban haciendo las Tres Mil Viviendas".

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