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"Hasta COU no fui al colegio, no había ninguno accesible"

  • cristina Vega AlonsoElla también vivió un cambio de Gobierno cuando estuvo de concejal. Salió hace una década, después de hacer en Sevilla el primer plan municipal contra el cambio climático. Es psicóloga psicoterapeuta

Pequeña de cinco hermanos, hija de Emeterio y Felisa, la única que estudió una carrera. Cristina Vega (Pinilla del Valle, Madrid, 1955) fue concejal entre 2003 y 2007, puso en marcha el primer plan municipal de España contra el cambio climático.

-Vive en San Jerónimo, donde se acaba la ciudad. ¿O Sevilla no se acaba nunca como el París de la novela de Vila-Matas?

En el pabellón de la Expo nos vigilaba el Mosad mientras revisábamos medidas de accesibilidad"

-Sevilla es una ciudad preciosa; es difícil, muy intensa, en su temperatura y emocionalmente.

-Naciendo en Pinilla del Valle, es lógico que dedicara su vida a combatir el cambio climático...

-Es un pueblo precioso en la Sierra de Guadarrama. Llegan las aguas del Lozoya, las mejores de Madrid. Tenía unos trescientos habitantes, tuvimos que ir a Madrid, con sus cuatro millones, porque con nueve meses tuve un problema de polio y no había llegado a mi pueblo la vacuna. Quedé paralizada de la cabeza para abajo.

-Del pueblo a la gran urbe...

-Vivíamos cerca del Bernabéu. Nos gustaba ir a ver el ambiente al final de los partidos. Recuerdo la final del Mundial 82, el día de los saltos de Pertini junto al Rey.

-¿Conoció al Rey de España?

-Coincidí con el actual Rey emérito varias veces. Una de ellas, en el palco del Bernabéu en la final de Copa que jugó el Sevilla en 2007.

-¿Cómo llega a Sevilla?

-Por amor. Estaba saliendo con una persona de Sevilla, yo presidía una entidad internacional de minusválidos con sede en Barcelona y él trabajaba de voluntario.

-¿Por ahí entró en política?

-En el voluntariado estaba curtida en reivindicar y gestionar, pero los recursos eran menos numerosos que en política.

-¿Quién la llama para las listas?

-Conocí a Monteseirín cuando era presidente de la Diputación y se quedó con mi cara. En 1999 fui de 14 y no salí. En 2003 otra vez de 14 y esa vez sí salí. Ya estaba trabajando con Alfredo.

-Usted vivió como concejal otro cambio de Gobierno...

-Sí, la llegada de Zapatero el 14-M, tres días después del 11-M, que a mí me cogió en el pabellón de la Madrina, que era la sede de la Delegación de Medio Ambiente. En la primera entrevista que me hacen me preguntan por Borrell.

-La gente todavía se reía de lo del cambio climático...

-Ha terminado siendo cierto, nos cuenten lo que nos cuenten. El problema no es sólo encontrar energías alternativas a la gasolina o la combustión de fósiles, sino la racionalización del consumo. Nos hemos vuelto egocéntricos, narcisistas, todo está para nuestro uso y disfrute y punto.

-¿Como es público, es mío...?

-Cuando encendemos la luz o abrimos el grifo, no sabemos lo que cuestan las cosas, la cantidad de gente que participa.

-¿Es una patología social?

-Soy psicóloga y llevo más de diez años haciendo meditación zen budista. No soy budista. El estrés y la ansiedad son la gran pandemia de la sociedad actual. Los psicofármacos son el principal gasto de la Seguridad Social. Nunca estamos en el presente, sino en el pasado, que genera depresión, o en el futuro, que produce ansiedad.

-¿Las promesas electorales son futuro contra pasado para tapar el presente?

-Mi experiencia en política fue muy interesante, le doy gracias a Dios, a la vida y a Sevilla por haberme dado esa oportunidad, pero cuando todo es urgente no te das cuenta de lo importante, siempre estás apagando fuegos. Estamos en una realidad ficticia.

-Su tarjeta dice Mindfulness...

-Significa Atención Plena. En España va entrando poco a poco, pero en el Parlamento inglés ya se hace. Yo doy sesiones para directivos de hotel, médicos, enfermeras, trabajadores sociales del SAS.

-Trabajó en la Expo.

-En el pabellón de la Fundación Once. Antes revisamos todos para las medidas de accesibilidad. En el de Israel nos vigilaban los del Mosad. A la Expo le dieron un premio de accesibilidad.

-¿Y el pabellón verde?

-Uno de los proyectos que no conseguimos sacar adelante fue el llamado EnClave de río. La idea era hacer un uso no sólo turístico y paisajístico del río. Iba una zona de baño, un solárium con hamacas y sombrillas junto al puente de Triana; juegos de mesa como los que vi que hacían en Suiza o junto al Sena; un transporte fluvial de San Jerónimo a Los Remedios.

-¿Se vencieron barreras arquitectónicas en la ciudad?

-En mi época, el carril-bici lo hace Paula Garvín y yo coloqué el icono de la silla de ruedas. Con Alfredo se hicieron muchísimas cosas. Zoido paró más el tema.

-En la lista del PP tuvo de concejal a Juan García Camacho...

-Lo entrevisté cuando yo estaba en la Federación de Minusválidos y entró de informático. Fue empleado nuestro.

-Su familia estará orgullosa...

-Fui la única de los cinco que hizo una carrera, mis hermanos todos se pusieron a trabajar. Hice Psicología en Madrid y mis compañeros me tenían que coger en brazos.

-¿Hay mucho por hacer?

-Se ha avanzado muchísimo. Le pongo un ejemplo. Hasta COU yo nunca pude ir al colegio, porque no había ninguno accesible. Había una sociedad de voluntariado que daba clases a domicilio. A mi casa venían cinco voluntarios, cada uno me daba una asignatura y me examinaba por libre. Terminé siendo presidenta de esa asociación, que se llama Auxilia.

-¿Llegó a caminar?

-Un mes. No me dio tiempo a más.

vigilante.Su diálogo con los arquitectos fue permanente. En la imagen, de mayo de 2005, con Vázquez Consuegra, el alcalde Monteseirín y los concejales Gómez de Celis y Rosamar Prieto junto a un plano de la ampliación del Palacio de Congresos.

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