La enfermedad del Covid-19

Coronavirus: Una enfermedad que busca su patrón

  • El Covid-19 causado por el nuevo virus originado en China, de evolución aún desconocida, apunta a un tipo de mayor gravedad que la gripe estacional

Un joven consulta su móvil en la calle cubierto con la mascarilla.

Un joven consulta su móvil en la calle cubierto con la mascarilla. / EFE

El acontecimiento es histórico. Está viviéndose la primera retransmisión en vivo de la propagación de un virus en su progresivo camino hacia la pandemia. Desde el 31 de enero, fecha de la detección del primer caso de coronavirus en España, el cuentagotas se hace gota malaya diaria en las redes sociales y no hay mentidero que haya desatendido ni uno solo de los más de 450 afectados y de los diez muertos hasta el momento. En el mundo, el recuento es de más de cien mil casos extendidos por 96 países.

Por muy hiperventilada que sea la histeria y muy colectivos que sean los temores nada cambiará el curso de la naturaleza. En la guerra por la supervivencia, los virus son alguien. Millones de años llevan de ventaja en el planeta en comparación con el género humano como para que no quepa admitirse el contagio, que no es más que el resultado del uso que hacen los virus de nuestras células para reproducirse y perpetuarse. La vida, vaya.

La enfermedad (Covid-19) provocada por el novedoso coronavirus (SARS-CoV-2) puede cursar sin síntomas. Y, si aparecen, es probable que resulten leves, llevaderos, similares a los de una gripe estacional. La gravedad y la muerte están condicionados por segundos y terceros elementos, ya sea la concurrencia de otras enfermedades o el anómalo funcionamiento del sistema inmunitario, nada demasiado diferente a lo que sucede con la gripe.

La última temporada con registros anuales (2018-2019) hubo unas 35.000 personas hospitalizadas por la gripe común. Unos 10.000, según las estimaciones hechas de las estadísticas que constan en el Instituto de Salud Carlos III, fueron casos graves. El 17,5% murió. En Andalucía, la tasa de mortalidad de los casos de gravedad en los hospitales fue del 18,9%, informa la Consejería de Salud y Familias.

La relación del escenario estadístico de toda una temporada de gripe con el mes y medio de coronavirus, con más de 450 afectados y de los diez muertos en España, ha aupado a una ilusión de semejanzas entre los dos virus que no lo son tanto. O quizá sí, quién sabe aún.

El caso es que nadie sabe nada, al menos con una razonable certeza. El coronavirus con origen en la región china de Wuhan, lugar afecto al asado de pangolines, es nuevo y no se le conocen patrones. Los datos registrados, además, no son del todo certeros. Mayormente son estimaciones. En el Instituto de Salud Carlos III y en la Consejería de Salud son cautos por ello con la interpretación de los números.

Las gripes, que se ven venir desde el otro hemisferio campaña tras campaña, suelen mantener un modus operandi. Sus curvas reiteran un cierto orden ya conocido. El coronavirus, sin embargo, está sencillamente definiéndose, buscando su patrón. Así es difícil extraer comparaciones entre las dos patologías.

Las conclusiones a las que se ha llegado proceden de lo ocurrido hasta ahora en China, lugar donde el coronavirus saltó del pangolín al ser humano y donde suma más semanas de incidencias. Los primeros datos, a falta de su evolución en los próximos meses, hablan de que el SARS-CoV-2 se transmite de persona a persona con mayor facilidad que la gripe y que su poder letal es también mayor.

Las cifras trasladadas desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que la gripe ofrece un cociente promedio de transmisibilidad de 1,2, es decir, que una persona contagia a 1,2. La Covid-19 está marcada por ahora con una tasa media de entre 2 y 4, de lo que se traduce que está entre la célebre gripe española de 1918 (2,1) y la polio (3,5), aunque notablemente lejos del contagio de la varicela (8,5) y el sarampión (15).

Hay cautela en la interpretación de los datos actuales y en su evolución

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha sentenciado en relación a la intensidad del coronavirus que "es más grave que la gripe estacional", ya que, "mientras que muchas personas en el mundo han desarrollado inmunidad a las cepas de la gripe", ante el coronavirus "nadie tiene inmunidad".En cuanto a la mortalidad, asegura Ghebreyesus, la Covid-19 está registrando un cociente promedio de "alrededor del 3,4%", en tanto que "la gripe estacional generalmente mata a menos del 1% de los infectados".

Que para el coronavirus no haya todavía vacuna, de la que no se esperan noticias hasta dentro de un año, afecta a la gravedad que ocasiona su infección. Tampoco existen "tratamiento específicos", pese a que se esté investigando con diversos tipos de retrovirales y hay ya "desarrollándose más de 20 vacunas", añade Ghebreyesus.

La OMS, por ahora, sigue recomendando extremar las medidas de higiene, como el lavado de manos o evitar la proximidad de incívicos que no se tapan el morro al estornudar o toser, mientras los investigadores dan con la vacuna y se asuma que el contagio, mientras no haya poblaciones sensibles alrededor, no debe ir a mayores.

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