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Puntadas con hilo

Cuestión de confianza

  • El nuevo gobierno local presume de estilo para captar el interés de los inversores. Con Sevilla Park se presenta la oportunidad de demostrar que tiene también capacidad.

GENERAR confianza y seguridad jurídica debe ser el reto de cualquier ayuntamiento que aspire a que empresas privadas y proyectos de relevancia se instalen en su término municipal. Ése fue el discurso del ex alcalde Juan Ignacio Zoido nada más aterrizar en la Plaza Nueva y sigue siendo ahora el de Juan Espadas, aunque su estilo sea y pretenda ser otro. Y ése es aún el objetivo porque, cuatro años después, Sevilla sigue adoleciendo de inversiones capaces de relanzar económicamente a la capital.

No es fácil, aunque hay que reconocer que la falta de diligencia con la que se ha actuado en estos últimos años desde la Gerencia de Urbanismo tampoco ha ayudado. ¿Siempre la culpa es del Ayuntamiento? Seguro que otras administraciones públicas, como es el caso de la Junta de Andalucía, también han tenido que ver. Unos y otros han ido engordando la madeja hasta provocar que a más de uno se le quitasen las ganas de apostar por Sevilla. Algunos casos han trascendido, otros no. Decathlon desistió de su idea de abrir un centro comercial junto al Estadio de la Cartuja. ¿Qué pasó con aquel magnate asiático tan reacio a retratarse que desembarcó en Sevilla con una inversión de 15 millones en torno al río? Su intención era convertirse en el principal accionista de los proyectos como el Paseo del Arte -con o sin piscinas olímpicas en el río- o el Museo de las Tradiciones e incluso adelantó que iba a instalarse en la Zona Franca. Nueve meses después de aquel anuncio, nada más se sabe. E incluso el recinto portuario tardará aún meses en ser una realidad más allá del papel.

Sevilla no puede perder más trenes, suele ser la frase recurrente en cualquier foro político. El alcalde aseguró este verano que había muchos empresarios que se estaban interesando por Sevilla. Inevitablemente sonó a la misma monserga. Y sólo dentro de unos meses se sabrá si era más que eso.

Uno de los proyectos que están en el punto de mira y que teóricamente se quedó a un paso de convertirse en realidad es el de Sevilla Park, el macrocomplejo de ocio y comercial proyectado en terrenos del Puerto de Sevilla. Los inversores ya mostraron su preocupación en abril, cuando todo sonaba a campaña electoral, por el lentísimo ritmo de los trámites. De hecho, se paralizaron a falta de un informe de la Junta de Andalucía sin el que el Ayuntamiento no podrá dar la luz verde para el inicio de las obras. Y ahí está todavía el tema, pues todavía el papel en cuestión, que la Consejería de Justicia pasó a la de Medio Ambiente para que determinase si los depósitos de combustible anexos a esos suelos representan un peligro, está por llegar a la Gerencia de Urbanismo.

Sin embargo, según ha podido saber este periódico, los inversores están ahora más tranquilos. Incluso alguno se ha desplazado ya hasta el Puerto para ver in situ los terrenos. En este nuevo estado de ánimo tiene que ver, sin duda, el relevo en el Ayuntamiento y la labor desarrollada en el asunto por la delegada de Economía, Carmen Castreño, que ya se ocupó de ese asunto siendo presidenta del Puerto de Sevilla, cargo que dejó para ser concejal.

A veces no sólo es una cuestión de gestión, también de confianza. Y, al parecer, el inversor tiene muchas más esperanzas en un gobierno que acaba de arrancar, en la creencia de que se esforzará para inaugurarlo antes de que transcurran cuatro años, que en uno que tocaba ya el fin del mandato.

Y la confianza también hay que ganársela. Pero a quien tiene ahora Castreño que ganarse es a la oposición, a partidos como IU o Participa Sevilla, que ya se han posicionado con firmeza en contra del proyecto. Zoido ya estaba convencido de las bondades de esta iniciativa privada que ilusionó en muchos foros. Y quizás ahora también toca demostrar su necesidad a algunos dentro del PSOE, que desde el principio miraron a Sevilla Park con ciertos recelos.

El primer logro ha sido que los promotores aguanten sin irse y el segundo será que el proyecto se adapte a las exigencias de la nueva corporación para que la inversión se materialice. Entonces se verá si el nuevo gobierno de Espadas genera o no confianza.

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