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Cumpleaños de un arquitecto

  • Efeméride. Casi 70 millones de pasajeros del AVE conocen Santa Justa, la estación de los arquitectos Cruz y Ortiz, que también diseñaron el estadio no olímpico de la Cartuja

ESTUVE a punto de pararlo y felicitarlo. Creo que nadie de las muchas personas que se cruzaron con él lo reconocieron. Era su cumpleaños. Un cumpleaños muy especial. El hombre en cuestión, como es un tipo que cree en la construcción racional de las ciudades, en la convivencia de sus integrantes, se bajó de la bicicleta y la llevaba agarrada del manillar, como el campesino que lleva al pollino al final de la faena agrícola.

Era viernes, 21 de abril de 2016. Se cumplían 24 años de la puesta en funcionamiento del tren de Alta Velocidad. La nave espacial de este acontecimiento era la estación de Santa Justa. Empujando su bicicleta iba Antonio Cruz Villalón, uno de los dos arquitectos que la diseñaron. Un emporio ferroviario por el que han pasado casi setenta millones de personas y que construyeron donde estaban los campos de fútbol de San Benito. En la curva de la Avenida Kansas City, que así se llama desde que Sevilla fue hermanada con esa ciudad norteamericana por el alcalde Félix Moreno de la Cova. Cerca estaba un edificio muy bonito del que cuentan historias muy siniestras, el cuartel de la Calzada. Otros tiempos de trenes de tercera y derechos humanos de cuarta.

La puesta en funcionamiento de Santa Justa supuso la jubilación de las estaciones ferroviarias de Plaza de Armas y de San Bernardo, también conocidas como las de Córdoba y de Cádiz, respectivamente, dos de los cuatro puntos cardinales en el cuadrante geográfico de la ciudad de Sevilla. Al día siguiente de ese aniversario y del cruce fortuito con el arquitecto socio de Antonio Ortiz, miembros del reputado estudio de los Monchi, con sede en la calle Santas Patronas, fuimos al cine en Plaza de Armas, que todavía conserva por fuera la estructura de una estación de trenes. A la salida de la película, entraba otro arquitecto, Francisco Barrionuevo. Fue delegado de Urbanismo en el Ayuntamiento, ejerce la arquitectura y dio alas a una fecunda vocación de poeta.

En su libro Celebración de la huella, que debe el título a un poema de Luis Rosales, hay un poema bellísimo titulado Autobiografía que termina así: "De mayor fue arquitecto. En toda obra / siente, al entrar, tristeza". No sé si esa misma desolación del poema habrán sentido alguna vez Cruz y Ortiz cuando hayan pasado junto a otra de sus obras que más prestigio internacional les ha dado. Me refiero al Estadio de la Cartuja, que pretendió ser olímpico y no pasó de ser un recinto deportivo, de bellísimo diseño, en terrenos que comparten los municipios de Sevilla y Santiponce, hecho este último que le confiere un aire de anfiteatro romano.

Por el Estadio de la Cartuja no han llegado a pasar ni por asomo los setenta millones de personas que llegaron a la estación de Santa Justa. El tercer estadio no encajó en la Sevilla dual. Una dualidad para lo que le interesa, porque después sólo tiene una línea de Metro, un rascacielos y un Charco de la Pava. En ese estadio he visto algunos partidos de fútbol: una final de la Copa del Rey que disputaron Celta y Zaragoza, la final de la UEFA que jugaron el Oporto de Mourinho, su bautismo internacional como entrenador, y el Celtic de Glasgow y un Alcalá-Conquense que se disputó en la Cartuja por no estar disponible el campo de la ciudad de los Panaderos.

El 10 de mayo vuelve al Estadio de la Cartuja AC/DC con el cantante deGuns and Roses, que ya cantó en el Estadio Benito Villamarín. No sé si llegarán en AVE a la estación de Santa Justa para así disfrutar de las dos obras más representativas de Cruz Villalón y Ortiz, condiscípulos de Guillermo Vázquez Consuegra. Cuando vi a Cruz Villalón, de una conocida familia de juristas, con las riendas de su bicicleta, transporte con el que se mueve habitualmente por la ciudad, recordé el durísimo contencioso que estos arquitectos tuvieron con el lobby de los ciclistas de Rotterdam en la rehabilitación del museo de la ciudad holandesa donde juega el Feyennord y donde, hijo de emigrantes, nació Kichi, el alcalde de Cádiz. Está claro que no les guarda rencor a los ciclistas. Falta un año para que apaguen las velas de los 25 años de la Ata Velocidad, esa bata de cola, caballo de hierro del viejo Oeste que le da dinamismo a la estación de Santa Justa. El que le falta al estadio, ese coliseo abandonado en el que cantaron Madonna, Bruce Springsteen y U2.

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