Los cronistas locales del siglo XVI ya realizaban entusiastas comentarios del facistol del coro de la Catedral de Sevilla, una pieza excepcional que aún hoy es objeto de investigación. Recientemente, la Editorial de la Universidad de Sevilla ha publicado un libro sobre este monumental atril para colocar los libros de cantos, donde un grupo de expertos de la Hispalense, coordinado por la catedrática de Historia del Arte Teresa Laguna, analizan la pieza desde una óptica multidisciplinar.

"El facistol del coro de la Catedral de Sevilla es un mueble excepcional, cuya importancia destacó ya Alonso Morgado en 1587 al señalar no sólo la grandiosidad de su tamaño, la impresión que producían sus tallas en bronce y relieves, sino el alcance de aquella empresa tan cara y tan costosa", comenta la catedrática Teresa Laguna.

De 2012 a 2014, durante la restauración del facistol, los autores del libro llevaron a cabo una profunda revisión documental encaminada a descifrar algunas de las incógnitas que todavía se cernían sobre este mobiliario litúrgico en cuanto a su historia material, técnicas artísticas y análisis de formas. Una investigación que, posteriormente, se plasmó en el libro Facistol de la Catedral de Sevilla. Estudios y recuperación, editado por la Universidad de Sevilla.

En este libro, Teresa Laguna realiza un pormenorizado estudio histórico-artístico de la pieza, mientras que la forma y el funcionamiento del mueble son analizados por el profesor José María Guerrero, que pone de manifiesto que su configuración está vinculada con los cambios litúrgicos que se desarrollan a partir del siglo XV y la consolidación y regulación de las capillas musicales. El conservador Juan Carlos Castro es el encargado de tratar la reciente restauración de la pieza y de describir el estado en el que se encontraba el mueble.

Otro de los capítulos del libro está dedicado a realizar una reflexión, a cargo del profesor Francisco Pinto, sobre los procedimientos y recursos de control formal de la arquitectura en referencia al facistol, comenzando con la traza o dibujo del mueble en su diseño original, no conservado en la actualidad. Y, aprovechando las técnicas actuales, el profesor Roque Angulo realiza un riguroso levantamiento planimétrico del atril y sus elementos integrantes, utilizando técnicas fotogramétricas.

El profesor Alfredo J. Morales, autor del prólogo del libro, atribuye su diseño al arquitecto Hernán Ruiz El Joven, maestro mayor de la Catedral hispalense entre 1557 y 1569. El facistol fue instalado en el coro en 1565, cinco años después del acuerdo de construcción.

En su ejecución participaron más de diez importantes artistas y técnicos de la época, como el fundidor Bartolomé Moral (autor del Giraldillo, entre otras obras), el impresor Alonso Hernández de Córdoba, el escultor Juan Bautista Vázquez El Viejo (autor del Cristo de Burgos), el tornero Bañares y los herreros Robles, Trujillo y Juan del Pozo.

"El facistol destaca por su monumentalidad, variedad de materiales y riqueza figurativa", señala Alfredo J. Morales. "Es una pieza excepcional, prácticamente única en su tiempo y cuya huella es fácil de rastrear en otros muebles similares" construidos posteriormente.

Teresa Laguna explica que "aunque grande, es sencillo y de buen gusto arquitectónico". El atril de cuatro caras, sobre el que se asientan los libros, rueda sobre un cuerpo redondo dórico, que tiene cuatro fachadas con columnas y estatuas de bronce, además de un templete arriba del todo con la estatua de la Virgen en el centro y un crucifijo en lo alto.

Según los expertos, su originalidad radica en aunar "a la perfección" su funcionalidad con los valores artísticos y simbólicos, como resultado de un minucioso proceso de diseño y creación.