Sevilla

Edificios pasivos, una solución para crear colegios anti-Covid

  • Un estudio nacional confirma el suspenso de los centros educativos en sostenibilidad: los estudiantes pasan cinco de cada seis horas en aulas con una temperatura y ventilación inadecuadas

  • El análisis realizado en un colegio y un instituto sevillano demuestra el calor, pero también el frío que se registra en las clases 

  • Una plataforma sin ánimo de lucro promueve una alternativa rentable

Protesta de padres por el calor en los centros sevillanos.

Protesta de padres por el calor en los centros sevillanos. / M.G.

En los colegios e institutos sevillanos se pasa calor, pero también frío. Profesores y escolares pueden dar fe de una circunstancia crónica que, en estos momentos de pandemia, se convierte en una cuestión preocupante. Básicamente porque refleja lo que un ambicioso estudio nacional acaba de confirmar: los centros suspenden en confort y calidad ambiental, así como en ventilación, clave para evitar la propagación del Covid.

El suspenso se da en Sevilla, y en general, en toda España. Y es una de las conclusiones del estudio realizado por la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), asociación sin ánimo de lucro que engloba a profesionales, empresas y personas con inquietudes y conocimientos en el campo de la eficiencia energética en la edificación, tras analizar durante un año lectivo más de 700.000 parámetros en centros escolares de 33 ciudades españolas, entre ellas, Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva y Sevilla.

Que la temperatura ambiente, la humedad relativa y los niveles de CO2 no sean los óptimos supone perjuicios que van más allá del contagio del coronavirus. De hecho, el estudio se inició antes de la pandemia y confirma que los problemas de concentración y rendimiento escolar también tienen que ver con estas condiciones que sólo son las adecuadas durante una de cada seis horas lectivas, según la media nacional.

En el caso de Sevilla, la monitorización se hizo en un colegio y un instituto, ambos edificios con más de 20 años de antigüedad, pero con aire acondicionado. En el primero sólo durante el 5,12% del tiempo existía un confort real, esto es,  sólo 15 minutos sobre 5 horas diarias de clases; mientras que en el instituto el porcentaje se elevó al 16,1%, lo que se traduce en  48 minutos sobre la misma jornada lectiva.

Esta plataforma, que ha realizado el estudio en colaboración con la Universidad de Burgos, persigue difundir estas evidencias para concienciar a las administraciones de la necesidad de acometer obras que solventen esta falta de sostenibilidad en los centros educativos. Hay una solución que se llama edificio pasivo y no es más que un estándar de construcción nacido en Alemania en 1991 que se ha ido extendiendo por el resto del mundo y que combina un elevado confort interior con un consumo de energía muy bajo y un precio asequible, gracias al máximo cuidado de la envolvente del edificio y a un sistema de ventilación controlada. Cualquier edificio podría convertirse en pasivo con una inversión que, según la plataforma, rondaría los 400 euros por metro cuadrado construido.

Las obras para revertir la situación actual de los centros educativos consistirían, fundamentalmente, en mejorar la envolvente térmica de los edificios; instalar  sistemas de ventilación mecánica controlada con recuperación de calor; así como una ventilación mecánica de doble flujo con recuperación de calor. Ya hay una guardería en Burgos que se está construyendo con estos parámetros.

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