SeVILLA salió ayer en la primera edición del Telediario como el segundo destino turístico de España para estas fechas después de Madrid. Una familia sevillana viajó esta semana a Madrid a ver el musical El rey León, quisieron aprovechar para visitar el Palacio Real, pero estaba reservado para la entrega de credenciales de los nuevos embajadores.

Lorenzo Milá habló desde la Ciudad Eterna, donde todos se sienten Gregory Peck y Audrey Hepburn en la Vespa de las vacaciones. Sevilla, la Nova Roma, aparecía señalada en el mapa junto a su madrina del Tiber, agua bautismal de emperadores, París, Madrid y Lisboa. Después aparecían Barcelona y Granada, con nieve navideña en Cuaresma.

Un minuto de telediario tiene más repercusión que una biblioteca de viajeros románticos. En el binomio de Richard Ford, los lectores del Manual se han hecho viajeros. Paseas por la ciudad y te encuentran grupos de turistas escuchando las explicaciones en diferentes idiomas. Un guía le contaba en inglés a su grupo la leyenda de la Cabeza del rey don Pedro, señalando la cabeza del monarca y la calle que lleva su nombre. En el Archivo de Indias el idioma alemán le tomaba el relevo. En la lengua del país que revolucionó la guerra con los submarinos el guía relataba historias de galeones que se guardan en la antigua Lonja. Vienen de todos los confines a explicar Sevilla. La ciudad explicada e inexplicable a la vez. Desde su propia configuración en el cauce de un río, como contaba el ingeniero de caminos Damián Álvarez en la entrevista que le hizo Luis Sánchez Moliní. Escribe Richard Ford que las cabras de serranías eran los ingenieros de caminos de esa Andalucía montaraz donde los bandoleros hacían su i+d+i. Ciudad explicada e inexplicable con una sola línea de Metro, como un río sin afluentes o un árbol genealógico sin ramas.

Los turistas ya forman parte del paisaje urbano de la ciudad. Cruzan el puente de Triana, salen del hotel Bécquer, hacen fotos con el móvil del cuadro flamenco de la Avenida de la Constitución. Pedro Sánchez abrió ayer la campaña en Dos Hermanas y pasó por Sevilla siguiendo el itinerario del telediario, su particular de Algeciras a Estanbul. Los turistas no votan pero se van a encontrar un curioso contexto de penitencia sin avemarías.

Otean el panorama las estatuas de Velázquez, Murillo, ambos descansados con los fastos cumplidos de sus centenarios, y Zurbarán, que cuenta los turistas que por San Esteban, que pasa a llamarse Águilas donde se estrecha, se dirigen a la Casa de Pilatos. El personaje más importante de la semana entrante en Sevilla. La verdadera encarnación de los indecisos.