Sevilla

La ilusión combate los malos augurios

  • El Heraldo recibe las llaves de Sevilla, donde este viernes entrarán los Reyes Magos con el riesgo de lluvia.

  • En el recorrido se estrenaron las vallas de plástico que se usarán en Semana Santa.

El Heraldo Real, ante la Giralda.

Dos chinos botan en una azotea de Cuna, esquina con Rivero. ¿Azotea o ático? Desde abajo no se aprecia la diferencia. La masa situada a pie de calle los vitorea. Pide que repitan la escena. De nuevo botan. Se suma un tercer ciudadano asiático. Se ponen a tocar las palmas. Al trío le cuesta coger el compás. Un son muy destemplado. Como la tarde, envuelta en el celofán gris del cielo. Abajo, la algarabía se abre paso. Vienen los de Protección Civil. La chinos hacen la ola. Van a lo suyo desde las alturas. A continuación, el furgón de la Policía Nacional, que con su luz azul intermitente aporta el componente psicodélico a una calle que ha roto las costuras del espacio. Llegan los últimos asistentes a este desfile de la víspera al cuadrado. El prólogo de la ilusión.

Las familias se abren paso a codazos. Entran en cadena. Cogidos de la mano van padres, hijos y nietos. Generaciones encadenadas en busca de un resquicio libre. Los que mejor lo tienen son quienes hacen uso del carrito. Elemento con el que se ganan metros cuadrados a base de torturar el tobillo ajeno. Delante de la comitiva se sitúa Rafael Pérez, máximo responsable del Cecop, ente encargado de la seguridad. Luego llega la Policía montada a caballo. La agrupación Virgen de los Reyes exalta el ánimo patriótico de los presentes. Suena el mítico pasodoble de Manolo Escobar. ¡Que viva España! El alma cañí que llevamos dentro sale a flote. Mayores y jóvenes corean el estribillo tras un año de banderas rojas y gualdas.

El Heraldo abre la puerta de Sevilla a los Reyes Magos

Después llegan los beduinos. Lanzan caramelos y otros presentes que más de un despistado recibe directamente en la frente. Van recogiendo las cartas de los niños. Reliquia de la mensajería en un mundo donde impera el correo electrónico. Detrás, el Ateneo. Trajes y corbatas. Al Heraldo ya se le ve. Su plumaje, en lo alto, lo delata. Dorado y verde para quien viene anunciando que Sus Majestades de Oriente van a pernoctar "en las lomas del Aljarafe". Aunque por tales tierras, después de la burbuja inmobiliaria, apenas queda sitio sin recalificar para tal menester.

El séquito avanza hacia la Plaza del Salvador y se mete en la espina dorsal de la ciudad. Pasa por Hernando Colón y llega a Alemanes cuando la Giralda luce ya su traje de oro. Se han encendido las luces. En el arquillo del Ayuntamiento aguardan las autoridades civiles. A la representación municipal, con el alcalde al frente, se suma la presidenta de la Junta, Susana Díaz, quien ha acudido con su hijo a recibir al Heraldo. Se ha colocado un extenso perímetro de seguridad. El dispositivo sirve de avanzadilla de lo que se verá en Semana Santa, en menos de tres meses. Lo conforman vallas azules de plástico. Idénticas a las que se usarán en la gran fiesta de la ciudad. Están pensadas para que, en caso de caída, no provoquen ruido. Así se se evita cualquier alarma falsa y la generación de la histeria colectiva.

A las 19:08 el Heraldo recibe, de manos de Juan Espadas, las llaves de Sevilla. Las que permitirán que hoy los Reyes Magos entren en "la ciudad de los sueños". Un cortejo que combatirá las isobaras y cualquier frente negro que se cruce en su camino. Una ilusión a prueba de lluvia. Como siempre fue. Como siempre ha sido un 5 de enero.

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