Sevilla

Honores de barrio al Santísimo

  • El arzobispo Asenjo presidió la función de la Sacramental del Sagrario · Las monjas de Santa Paula y San Clemente celebraron los cultos más íntimos de la jornada

Hasta trece procesiones del Corpus tuvieron lugar ayer domingo en los barrios de Sevilla. Además, dos celebraciones íntimas se desarrollaron en los conventos de San Clemente y Santa Paula. De la señorial collación de la Magdalena a la humildad de Pío XII o la Barzola, pasando por la populosidad del arrabal trianero. Procesiones, todas ellas, de honores a Jesús Sacramentado y sin polémicas sobre si los soldados tocan o no el himno nacional al Santísimo.

La devoción va por barrios, pero los momentos más bellos e íntimos del domingo del Corpus se producen en los claustros de Santa Paula y San Clemente. Aquí no hay bandas de música, ni suntuosas custodias de plata. Tras la eucaristía, se forma una pequeña procesión con el único acompañamiento del canto de las monjas y una fila de devotos. En el itinerario escondido de este cortejo no faltan ni los altares, ni el romero y la juncia alfombrando las losas de barro de los patios de estos viejos conventos.

Los Corpus del domingo tienen su justa medida. Son cortejos cómodos de ver y cuajados de detalles. El arzobispo, Juan José Asenjo, acudió por primera vez a presidir la función de la Sacramental del Sagrario. El prelado portó el Santísimo en la posterior procesión por el Patio de los Naranjos, que este año fue bajo palio y no en el templete del Niño Jesús.

En la Magdalena, elegante es el calificativo que define mejor lo que acontece. Desde el impecable aguador que acompaña al Dulce Nombre de Jesús a los chaqués de la Custodia, todo cabe en ese adjetivo. Las niñas de la Quinta Angustia, que se colocan detrás del paso del Niño Jesús, es otro de los detalles más bellos de la jornada.

De la perfección del centro a Triana, donde todo es distinto. El Corpus Chico, que de chico no tiene nada, congrega a todo el barrio alrededor de altares y colgaduras. El cortejo a este lado del río es mucho más numeroso, niños y niñas de comunión, un mar de varas, banderines de grupos jóvenes, estandartes, y tres bandas de música.

De vuelta al centro, el calor empieza a apretar. De la antigua Costanilla sale el Corpus de San Isidoro, uno de los más jóvenes, pero que, poco a poco, va cogiendo solera. Cierra este cortejo un domingo de cera roja y romero en las calles de Sevilla para mayor gloria de Jesús Sacramentado.

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