Calle Rioja

Murillo ‘ganó’ el Mundial 82

  • Tributo. Soledad Becerril vivió de ministra de Cultura la exposición en el Prado del tercer centenario de la muerte de Murillo y ha visitado la del cuarto centenario de su nacimiento

Soledad Becerril, en el Museo de Bellas Artes con la familia de la librería El Alambique, de Ubrique.

Soledad Becerril, en el Museo de Bellas Artes con la familia de la librería El Alambique, de Ubrique. / D.S.

FUE como cerrar un círculo. Siendo ministra de Cultura, Soledad Becerril asistió en octubre de 1982, el mes del crepúsculo de la UCD, a la inauguración en el Museo del Prado de la exposición sobre Murillo y su época en el tercer centenario de la muerte del pintor sevillano. La misma muestra se expuso en Londres en enero de 1983, ya con Felipe González en la Moncloa. El pasado 29 de diciembre, acompañada por una amiga, Soledad Becerril fue al Museo de Bellas Artes para recorrer con renovado asombro los murillos que han llegado de once países diferentes para la magna exposición en el cuarto centenario del nacimiento del pintor.

El 1 de diciembre de 1981, nueve meses después de vivir en primera fila el susto del fallido intento de golpe de Estado de Tejero, Leopoldo Calvo-Sotelo, presidente del Gobierno, le comunicó su nombramientro. Un día después tomó posesión en presencia de los Reyes Juan Carlos y Sofía. Además de la exposición sobre Murillo, inauguró dos exposiciones sobre Picasso en Madrid y Barcelona. En el Museo del Prado inauguró en abril de 1982 la muestra El Greco y Toledo, cuya obra viajó a Washington y la ciudad adoptiva del pintor griego.

La primera persona a la que recibió nada más tomar posesión fue Raimundo Saporta, presidente del Comité Organizador del Mundo de Fútbol que tuvo lugar en España.Los pintores dejaron el pabellón de España más alto que los futbolistas, que empataron contra Honduras y perdieron ante Irlanda del Norte.Con la discreción que le caracteriza, Soledad Becerril fue una más en el recorrido por los cuadros de Murillo. Isabel y Juanfran se le acercaron y le pidieron hacerse una fotografía con ella. Regentan la librería El Alambique, en Ubrique. “Para nosotros, es una persona admirada y admirable”, dice el librero. Tendrán que pedir nuevos ejemplares del libro Años de soledad, unas Memorias que la ex ministra de Cultura y ex alcaldesa de Sevilla –la primera y la única, respectivamente– le prometió a sus hijos y le dedica a sus cinco nietos.

Un libro ameno y riguroso donde da cuenta de las numerosas felicitaciones que recibió tras ser nombrada primera ministra de la democracia: Melina Mercouri, actriz que fue ministra de Cultura en Grecia, Federica Montseny, su precursora en uno de los Gobiernos de la República, o Cristina de Arteaga, superiora de las jerónimas. Cariñosos mensajes de Nuria Espert y Pilar Miró y una felicitación muy singular del cineasta Berlanga, que la invitaba a hacer un papel en su siguiente película, invitación que declinó. Visitó a Buñuel con motivo de un viaje a México para participar en una conferencia de la Unesco sobre políticas culturales. En su año de ministra, le entregó el premio Cervantes a Octavio Paz y avaló el galardón para Luis Rosales, a quien se lo entregó su sucesor, el socialista Javier Solana.

El pintor de las Inmaculadas, dicho sin ningún desdoro, sorprende al visitante con estas maravillas procedentes de París y Nueva York, de Budapest y Londres, de Viena y Lisboa. Con un nexo entre el año de Murillo y el de Magallanes, la inspiración en la Virgen de la Antigua, imagen a la que se dirigieron exánimes y harapientos los supervivientes de la circunnavegación, para su cuadro La Virgen con el Niño, de un museo de Liverpool.

En octubre del 82 se inauguró la obra de Murillo en el Prado y Soledad Becerril pasó de ministra a extraparlamentaria. En el libro cuenta que Hormaechea le ofreció encabezar la candidatura por Santander. Ubrique aparece en el Manual para viajeros por España y lectores en casa de Richard Ford, que firma el texto introductorio de este Murillo superlativo. Los libreros de El Alambique encontrarán en el libro de Soledad Becerril la referencia a un músico genial que fue párroco de Ubrique, el organista aragonés José Enrique Ayarra.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios