Sevilla

Música para camaleones y lágrimas en desagravio

  • Carrillo rompe su estrategia de silencio y hace una acalorada defensa de la gestión del alcalde en un Pleno donde Torrijos rompe a llorar de emoción tras lograr, con el apoyo parcial del PP, el cambio del nomenclátor franquista

La noticia, ayer, no estuvo en el salón Colón, pero sus repercusiones se sintieron -y se hicieron notar- en los banquillos de los capitulares municipales. La retirada de Demetrio Pérez en la carrera por dirigir la ejecutiva provincial del PSOE deja a Viera sin rival y a los críticos con un rictus de desencanto mal disimulado por mucho que la consigna del partido sea la de dejar la guadaña para septiembre. Todo eso de trasfondo en un Pleno, el último del curso político antes del verano, en el que concurrían medio centenar de puntos en el orden del día y un ramillete de asuntos noticiables y de interés propio si no fuera por la actualidad política que pone en jaque la continuidad de parte del equipo de gobierno local.

El cambio de estrategia traslució pronto, cuando aún se estaba en el punto número 5 de la sesión relativo al inicio de la tramitación administrativa para construir la Ciudad de la Justicia en Los Gordales. Ése fue el momento que aprovechó el delegado de Urbanismo, Emilio Carrillo, para hilvanar una significativa defensa de la gestión de Monteseirín y de la larga vida municipal que, a su juicio, tiene el regidor aún por delante.

Habló Carrillo justo ayer, conocida ya la renuncia de Demetrio Pérez, tras semanas de un mutismo elegido, que no impuesto. Y lo hizo ante las insinuaciones vertidas por el líder del PP, Juan Ignacio Zoido, relativas a la inminente salida del regidor del gobierno local: "Vamos a ver quién se va antes, usted o yo, porque a mí no me maneja nadie ni soy esclavo de mi partido".

Siempre elegante, Carrillo osó dar un par de consejos a Zoido. "Usted no tiene galones para compararse con el alcalde pese a que hable y predique, porque él sí tiene balance de gestión con obras ya ejecutadas", le recriminó el ex portavoz del gobierno local. Éste le aconsejó "prudencia" en las apuestas que hacía sobre la permanencia de Monteseirín en la Plaza Nueva.

"Tengo la suerte de ser, junto con el alcalde, los dos únicos concejales en el Ayuntamiento de Sevilla desde el año 1999. Somos los dos únicos que quedamos de esa hornada, y por su escaño -portavocía del PP- han pasado en cambio Soledad Becerril, Carmen Diz, Jaime Raynaud y Alicia Martínez antes de llegar usted".

Los semblantes de sus compañeros de filas más cercanos físicamente hablando -el alcalde y Gómez de Celis-, cambiaron -y mucho- desde ese momento, tornando la incomunicación habida hasta entonces con los contrarios en risas, comentarios, camaradería y cercanía.

Monteseirín no entró al trapo de la oposición pese a los embates sobre la crisis orgánica socialista, pero sí el delegado de Presidencia y Hacienda, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis: "Yo respeto mucho las cuestiones internas de los partidos, y también le he visto a usted [Gregorio Serrano] dando pena por los pasillos en la crisis vivida en el PP local en el anterior mandato". Celis no se refirió a la continuidad de Monteseirín, pero sí vaticinó que "siempre habrá un alcalde de izquierdas pese a que el PP gane en votos".

El capote de Carrillo hacia su alcalde marcó el devenir de la sesión plenaria que tuvo, además, su punto máximo en un hecho sin precedentes ocurrido durante la propuesta del cambio del nomenclátor a instancias de la Delegación de Innovación para eliminar los nombres de la pasada dictadura: las lágrimas de Torrijos.

Ejemplo de lo que debería ser un debate entre gobierno y oposición, con tono sereno, sin demagogias ni lances innecesarios, tanto PSOE e IU como PP -Vicente Flores guió de forma brillante la encomienda de su grupo- confluyeron en una suerte de espacio común con la intención de sacudirse tanto los estereotipos manidos como las secuelas de las más negras páginas del pasado.

Rodrigo Torrijos, en la explicación de voto en la que agradeció al PP su voto afirmativo, tuvo que interrumpir su entrecortado discurso entre lágrimas secundadas por aplausos desde el público. "Debí haberme contenido", decía afuera, en los pasillos, donde intentaba recuperar resuello.

Del mismo modo, se aprobó por unanimidad la moción de IU de retirar al general Queipo de Llano la Medalla de la Ciudad y el título de Hijo Adoptivo de Sevilla, que según recordó el concejal de Juventud y Deportes, Francisco Manuel Silva, "comparte con personas como el cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo". El Pleno se comprometió también a estudiar el ruego del PP de dedicar una calle de la ciudad al concejal de Ermua asesinado por la banda terrorista ETA, Miguel Ángel Blanco.

Este entente cordiale quedará para el recuerdo. Horas después, en el debate abierto sobre el supuesto trato de favor en la contratación del primo de Francisco Manuel Silva, no quedaba rastro alguno del buen rollito entre populares y comunistas.

Tan dilatado y prolijo fue el Pleno, prorrogado con la comparencia de Torrijos para explicar el caso a petición del PP, que capitulares y periodistas tuvieron que mudarse de espacio y continuar en el comedor municipal al comenzar el horario de bodas civiles en el Salón Colón, escenario de la sesión. Por haber, hubo hasta felicitaciones, las que recibieron los ediles Beltrán Pérez y Evelia Rincón por el nacimiento, hace apenas unos días, de su primera hija.

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