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Pérez-Reverte corresponsal 'de' Guerra

  • Patriota. Guerra critica a los gobiernos europeos que abandonan a España en la crisis catalana y a los sindicatos por "ponerse de rodillas"

Alfonso Guerra, junto a Arturo Pérez-Reverte, ayer en el patio de la Fundación Cajasol.

Alfonso Guerra, junto a Arturo Pérez-Reverte, ayer en el patio de la Fundación Cajasol. / juan carlos vázquez

Hoy es más fácil decir Visca Fuentealbilla, el pueblo albaceteño de Andrés Iniesta, que Viva España "so pena de recibir el anatema de facha" por parte de los "progres de salón". Minutos antes de que Lopetegui diera la lista de España para el Mundial de Rusia, Alfonso Guerra podría haber sido el número 24. La afición está con él. Todo el público que llenaba el patio de la Fundación Cajasol se puso en pie al término de su intervención en la pieza inaugural de Letras en Sevilla. Español "hasta los tuétanos", que diría Indalecio Prieto.

Guerra, antifranquista con pedigrí, anima a la izquierda, "sobre todo a los que no sufrieron la dictadura", a superar "la niebla del franquismo". Hijo de la España del 40, primer año de posguerra, critica a los falsos historiadores que hacen "presentismo" y recuerda que ya no estamos en los cuarenta años del franquismo, sino en puertas de los cuarenta años de la Constitución.

La historia se repite. Algunos de los gobiernos europeos que abandonaron a su suerte a la República, que en su primer bienio era "más burguesa que revolucionaria", han hecho lo propio ahora, nombró a Alemania y a Bélgica, en el abandono cómplice de la "democracia territorial" en el pulso del secesionismo catalán. La patología de un país donde "hay españoles que niegan serlo" y que en ese caso concreto cuenta con la benevolencia, "se han puesto de rodillas" dijo gráficamente Guerra, de "algunos intelectuales y de los sindicatos".

Horas después de que se despidieran Torres e Iniesta, autores de los goles respectivos de la Eurocopa 2008 y el Mundial 2010 que maquillaron el abatimiento de un país triste y renqueante y llenaron los balcones de banderas rojigualdas, Guerra critica a los nacionalistas por "aprovechar la debilidad del Estado en los años de la crisis". Una fractura territorial que bebe de "un pasado étnico, unos dioses propios, una épica de la resistencia". El duelo quijotesco entre lo real y lo ideal.

Presentado por Jesús Vigorra e introducido por Arturo Pérez-Reverte, que se sintió de nuevo corresponsal de Guerra, el político sevillano hizo una apasionada defensa de la idea de España en la que no faltó la referencia al titular de la librería que regentó tantos años. "Una de las dos Españas ha de helarte el corazón". Las dos Españas de Antonio Machado nacen con el decreto de Teodosio imponiendo por decreto el año 380 "la unidad de la fe". "Ahí empieza el drama para la conciencia disidente". España y sus vergonzantes eufemismos -el Estado, nuestro país- por la que se paseó en citas de Stendhal, "todos los hombres tenemos algo de español", Nietzsche, "España es un pueblo que ha querido demasiado", Chesterton, "¡qué cultos son estos analfabetos!", admirado ante la elegancia con que comían unos campesinos.

Un país que frenó al turco y a Napoleón -María Elvira Roca recuerda que propinó cinco derrotas navales a los ingleses-, también la "España de la infamia", la que convoca manifestaciones a favor de los agresores de Alsasua y de los maestros que humillaron en Cataluña a los hijos de agentes del Estado. Guerra será nombrado mañana Hijo Predilecto de la Provincia. La mitad del mundo, según Villalón. Prevé que Ciudadanos "va a ser premiado en toda España por defender el discurso español en Cataluña".

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