Sábado 11 de septiembre. Cinco y media de la madrugada. Calle Madre San Marcelo, barrio de Pío XII, distrito Macarena de Sevilla. Un hombre con el rostro semicubierto se acerca a un coche aparcado, se agacha junto a la parte delantera del vehículo, manipula algo y se retira. En unos instantes, el turismo empieza a arder. Un vecino ha grabado desde su ventana el momento en el que el pirómano ha prendido fuego al coche. Envía el vídeo a varias personas de su entorno. Saben quién es. Se llama José F. T., es conocido con el sobrenombre del Mogli y es vecino de la zona, donde vive en un piso ocupado.
Ya sospechaban de él desde hace tiempo, pues desde diciembre de 2019 se estaban quemando coches en este barrio de Sevilla y los vecinos andan ojo avizor cada noche. Luego se enterarían de que esa misma madrugada había incendiado más vehículos en otros puntos del distrito, en concreto en las calles Ermita del Rocío, en la barriada del Rocío, y en Diego Puerta, en el polígono Norte.
Los testigos se dirigen a la comisaría de la Policía Nacional en el distrito Macarena y aportan todos los datos posibles. El policía que está de guardia ese fin de semana transmite la información, que se deriva al grupo de Policía Judicial del distrito Nervión, que está de guardia de incidencias ese día. Unas horas después, sobre las ocho y media de la tarde, los agentes de esta unidad detienen al presunto pirómano en la calle Bernardo de Toro, muy cerca de Madre San Marcelo, de Madreselva y de otras calles de Pío XII, donde ha actuado en numerosas ocasiones.
El lunes 13 de septiembre fue puesto a disposición del juez, que decretó su ingreso en prisión provisional. Los vecinos respiraron aliviados. Al menos durante unas semanas no volverán a arder coches en la Macarena, después de un periodo de dos años con algunas noches de voracidad incendiaria. Decenas de vehículos han ardido total o parcialmente durante este tiempo.
A finales de marzo y principios de abril de 2020, en pleno estado de alarma, el pirómano aprovechó la ausencia de personas en las calles para atacar durante dos noches seguidas. Quemó más de quince vehículos en dos jornadas consecutivas, en las que los Bomberos no pararon de salir para apagar sus fuegos. Los barrios de Begoña, Pío XII, del Carmen la avenida de Miraflores o el polígono Norte sufrieron su actividad. La Policía montó un dispositivo en la tercera noche para tratar de capturarlo, pero esa madrugada no salió. Y tampoco lo hizo durante los días siguientes. Tardaría, de hecho, en volver a quemar vehículos, pero volvería a hacerlo.
En octubre de 2020 hizo un recorrido incendiario desde la avenida de la Mujer Trabajadora hasta el centro de Sevilla. Terminó su ruta en San Hermenegildo. Quemó contenedores, coches y un colchón que se encontró en la calle. Volvió a la carga en mayo de 2021 en Madreselva, una de sus calles preferidas. Dejó de pasar de nuevo el tiempo hasta el pasado fin de semana, cuando por fin fue capturado.
José F. T. es posiblemente el más activo, pero no el único pirómano que opera en las calles de Sevilla. En lo que va de año ha habido al menos cinco incendiarios que han provocado graves daños en el mobiliario urbano o en vehículos. Cuatro de ellos han sido detenidos por la Policía Nacional y sólo uno, el del Parque de María Luisa, sigue suelto.
Este fue precisamente el último en actuar. Lo hizo durante dos noches casi consecutivas del mes de agosto, cuando prendió fuego a la vegetación de la glorieta dedicada a la cantante Ofelia Nieto. El primer incendio se produjo la noche del 14 de agosto, el día que más calor hizo del año. El segundo fue el miércoles siguiente, 18 de agosto, casi a la misma hora. La rápida intervención de los Bomberos evitó que las llamas se propagaran a otras zonas del parque y sólo se quemara la vegetación próxima a esta glorieta. La Policía Local emitió una solicitud de colaboración ciudadana para tratar de detener al autor de ambos fuegos, sin que hasta el momento haya podido ser identificado.
Tres semanas antes, el 25 de julio, cayó otro pirómano que incendió varios coches y contenedores de basura durante dos noches seguidas en el entorno de la estación de Santa Justa, concretamente en las calles Venecia y San Joaquín. En ambas noches actuó a las seis de la mañana. Prendía fuego a bolas de papel que introducía en los huecos de las ruedas. De esta forma, el incendio se propagaba de manera rápida. Después, se quedaba mirando cómo ardían los vehículos hasta que llegaban los bomberos.
Esto hizo que varios testigos lo reconocieran, ya que es un vecino de la zona. Es un patrón de conducta muy similar al de Pío XII. De nuevo la colaboración ciudadana fue fundamental, pues la Policía averiguó rápidamente la identidad del sospechoso, que fue detenido en la puerta de su casa cuando todavía llevaba parte de la ropa quemada y restos de hollín.
Más activo se mostró otro pirómano que se hacía llamar a sí mismo el Justiciero. Este hombre, de 72 años, se dedicaba a quemar porterillos electrónicos en el centro de Sevilla. Llegó a provocar hasta 27 incendios en 45 días. La Policía estableció un dispositivo para detenerlo, que dio sus frutos la noche del 11 de junio, cuando el sospechoso le metía fuego al videoportero automático de un hotel de la avenida de la Constitución. La investigación se inició a raíz de la denuncia presentada por el propietario de una vivienda de la calle Zaragoza, a la que siguieron otras similares.
A finales de mayo, la Policía detuvo en Triana a otro incendiario que prendió fuego a las calesitas de la plaza de San Martín de Porres, que sufrieron daños parciales. Se sospecha que este hombre, de unos 50 años y con problemas mentales, fue el mismo que quemó el puesto de Jimy, un vendedor que llevaba más de tres décadas con su quiosco en la avenida de Blas Infante esquina López de Gómara, frente a la Jefatura Superior de Policía. El incendio del puesto de este hombre desató una oleada de solidaridad en Triana y Los Remedios, y también en la Policía, muchos de cuyos agentes organizaron una recogida de fondos.
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