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Sevilla

La universidad de la vida

  • El rector de la Hispalense realiza una ardua defensa de la fiesta de los toros al otorgar a Curro Romero el V Premio de Cultura.

Curro Romero ni siquiera pasó de puntillas por la universidad. Este mundo de catedráticos, profesores y estudiantes quedaba ajeno a aquel joven de Camas que trabajaba como mancebo de farmacia. Al Faraón poco le importa reconocer que no tuvo acceso a la enseñanza superior. Lo hizo ayer tras recoger el V Premio de Cultura que le otorgó la Hispalense, en un Paraninfo repleto de asistentes. Con voz pausada y lenta -como en un eterno lance de los suyos- y sin leer ningún papel captó la atención del respetable para acabar en un largo aplauso, el que merece cualquier verdad bien dicha. La que sale siempre de dentro.

"Ya me hubiera gustado pasar por la universidad", fueron sus primeras palabras en el atril. Sin embargo, Francisco Romero López se matriculó en la escuela que otorga las mejores lecciones, "la universidad de la vida". "Aquí, en estos muros, hay unos caminos muy bonitos, donde se cuecen y se fraguan las carreras de los jóvenes. Yo no pude tener estos caminos", aseveró Romero, quien a continuación recordó sus orígenes: "Vengo de una familia trabajadora, humilde". Y la voz del diestro se quebró. Paró el tiempo, como lo hizo tantas veces en el ruedo. Ahí volvió al origen, al recuerdo que siempre aprieta un nudo en la garganta. "Vengo de una familia...¿por qué no decirlo? ¡Grande de España!", afirmó con total rotundidad quien mantuvo una estrecha amistad, precisamente, con una Grande de España, la duquesa de Alba, ferviente currista, cuyo viudo, Alfonso Díez, estaba entre el público.

"Tuve que coger ese camino libre de la universidad de la vida, que no está lleno de rosas, pero sí de espinas, que me las he clavado muchas veces... pero, ¡qué alivio cuando te las sacas!", recordó Romero, quien siempre ha presumido de mantenerse fiel a sus principios. "En ese camino el horizonte se veía muy lejano, pero nunca, nunca, cogí una vereda para llegar antes a la meta. Siempre tomé el camino por derecho", subrayó. Una senda en la que nadie le imponía "silencio ni disciplina".

El final del trayecto fue una piedra. "De mármol". Sobre la que se sentó a "recapacitar". Como El Pensador de Rodin.Y así llegó a una conclusión. Tan cierta como la vida: "Como se quiere a una madre, no se quiere a nadie". A continuación, dio las gracias al rector de la Hispalense, Miguel Ángel Castro, por este premio, que, a su juicio, "supone dar un paso adelante en la defensa de la tauromaquia". El final de su intervención no podía ser de otra forma. Al más puro estilo Curro: "Quisiera decir tantas cosas, pero es muy pesado hablar tanto". Una frase con la que puso al público en pie para aplaudirlo. Émulo de una gran faena.

La intervención de Curro vino precedida de las del director general de Cultura y Patrimonio de la Universidad de Sevilla, Luis Rafael Méndez; la secretaria general de la institución académica, Concepción Horgué; y el periodista Alberto García Reyes, quien realizó una bella semblanza del Faraón de Camas en la que recordó muchas de sus afirmaciones, la mayoría de ellas recogidas en la biografía que le escribió Antonio Burgos, presente también con su mujer, Isabel Herce, en el Paraninfo.

El último en tomar la palabra fue el rector de la Hispalense, quien incidió en que con este premio la Universidad de Sevilla expresa "su visión global, completa e inclusiva de la cultura". Recordó a los que habían recibido dicho galardón años anteriores: Arturo Pérez Reverte, María Pagés, Carlos Álvarez y Carmen Laffón. "Ahora se trata de proclamar la fiesta de los toros como una expresión indiscutible de la cultura. Y se trata de hacerlo con la máxima naturalidad y con una absoluta ausencia de dudas y de complejos", aseveró el rector, quien mencionó los distintos vínculos entre la institución académica y el mundo taurino, una relación materializada en la cátedra Ignacio Sánchez Mejías -en la que ha participado el propio Curro Romero- o en los premios que entrega la Real Maestranza para distinguir las mejores faenas de la Feria de Abril y el mejor currículo de los estudiantes.

"Que los toros son cultura viva de nuestra sociedad lo sabemos aquí mucho antes de que numerosos especialistas empezaran a discutir sobre la conveniencia de incluirlo en Cultura o Interior. Aquí cualquiera hubiera respondido a la primera: Los toros al interior, al interior de Cultura", destacó el rector. Castro añadió que este premio también reconoce "a la persona, al artista y al genio que Curro lleva consigo".En el acto intervinieron la banda municipal y la cantaora Marina Heredia, quien intepretó una bulería que recuerda la niñez de Curro, sus tardes de gloria y su famoso dicho: "¡qué difícil es comer despacito, cuando hay ganas de comer!"

Numerosas personalidades acudieron a la entrega del premio. Entre ellas, el alcalde de Sevilla, Juan Espadas; el arzobispo, monseñor Juan José Asenjo; el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz; la consejera de Justicia e Interior, Rosa Aguilar; el de Economía y Conocimiento, Antonio Ramírez de Arellano; el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno; y el teniente de hermano mayor de la Real Maestranza, Santiago León. Por parte del Ayuntamiento, además del regidor, asistieron el delegado de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera; el portavoz de Ciudadanos, Javier Millán; y el concejal del PP Rafael Belmonte. También estuvieron los toreros Juan Antonio Ruiz Espartaco, Eduardo Dávila Miura, Diego Urdiales, Pepe Luis Vázquez y Manuel Escribano, así como los empresarios Enrique Moreno de la Cova y José María Pacheco Guardiola. Asimismo, acudieron la presidenta de la Fundación Persán, Concha Yoldi; la presidenta de la Fundación Andex, María Luisa Guardiola; el duque de Segorbe, Ignacio Medina; el periodista Luis Carlos Peris; el vicepresidente deportivo del Betis, Lorenzo Serra Ferrer; el ganadero Álvaro Domecq; y los cantaores José de la Tomasa y Rancapino.

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