Patrimonio histórico

SOS por el convento de Madre de Dios

  • El cenobio de la calle San José necesita de una urgente restauración para que no desaparezcan algunas zonas

Un nuevo convento sevillano al borde de la ruina. El monasterio de Madre de Dios de la Piedad, de las madres dominicas, situado en la calle San José, presenta unas condiciones de conservación muy deficientes. Todo el cenobio, iglesia incluida, fue declarado Monumento Nacional en el año 1971, pero hay una parte de las dependencias que necesitan de una restauración urgente y puede que ni siquiera superen las lluvias del próximo invierno.

Fruto de donaciones particulares y de entidades privadas, desde hace aproximadamente 15 años, se han ido reparando algunas zonas bajo la dirección del arquitecto Miguel Ángel López. En todos estos años se han invertido unos 100.000 euros, pero según el plan director redactado por el arquitecto hacen falta alrededor de 650.000 euros para devolver todo el lustre a un convento que surgió en el siglo XV gracias a la reina Isabel la Católica y que encierra en su interior importantísimas obras de arte.

Hay dos zonas que se encuentran especialmente mal: el conocido como El Palazuelo y la antigua Casa del Capellán. La primera de las estancias está totalmente apuntalada y corre un grave riesgo de venirse abajo. Este lugar tiene un especial significado histórico, por lo que a lo largo de los siglos ha permanecido casi inalterado, siendo utilizado esporádicamente como noviciado cuando el número de religiosas en el convento era muy grande. Aquí se quedaba Isabel la Católica cuando acudía a Sevilla. Fue precisamente la reina la que regaló toda la manzana comprendida entre las actuales calles San José, Madre de Dios y Federico Rubio para el convento al confiscárselas a los judíos a finales del siglo XV. De aquella época se conserva esta zona ruinosa y algunos de los muros de la sinagoga que se encontraba donde hoy está la iglesia.

"Yo les tengo prohibido a las monjas entrar porque el peligro es importante. Hay muchos desniveles y las estancias llevan apuntaladas 10 años. No tenemos medios ni para arreglarlo ni para que no vaya a peor. Lo ideal sería atirantar la zona y ponerle una cubierta provisional para que no cale el agua. Yo me temo que no pase de este invierno", advierte Miguel Ángel López.

Actualmente, las obras se están centrando en hacer habitable el convento y en revertir algunas intervenciones de dudoso resultado. Reparadas en primera instancia la lavandería, el claustro y la zona de labor, los esfuerzos son para acondicionar las celdas de las monjas: "Están en una mala situación, tienen el techo de chapa y presentan muchas humedades".

La iglesia no se encuentra en malas condiciones, aunque sí habría que restaurar retablos y obras de arte, como el magnífico crucificado de Jerónimo Hernández que remata el altar mayor. "Si tuviéramos medios se podría hacer un pequeño museo, en la iglesia y los dos ante coros, con idea de poder mantener el patrimonio", comenta el arquitecto.

El problema es, como añade Miguel Ángel López, que los problemas del convento son de interior y no se ven: "La clausura tiene eso. O abres las puertas o nadie sabe lo que tienes dentro". En cualquier caso, las religiosas esperan la ayuda de instituciones y personas que contribuyan con sus donaciones a recuperar un edificio cargado de historia y arte y que es Bien de Interés Cultural.

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