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Patrimonio

Santa Clara: queda más de la mitad

  • Casi el 56% de la superficie del convento de propiedad municipal está aún pendiente de los trabajos de restauración.

El claustro y los dormitorios de Santa Clara, cuya restauración fue recientemente inaugurada, no son más que la punta del iceberg de unos de los complejos conventuales más importantes de la ciudad, cuyo estado sigue siendo preocupante desde que fuese abandonado por las últimas monjas en 1998. En concreto, de los 6.954,40 metros cuadrados de superficie construida del convento que pasó a propiedad municipal por el acuerdo firmado entre el Ayuntamiento y el Arzobispado de Sevilla en 2001, hasta la fecha sólo se ha procedido a la rehabilitación de 3.076,29 metros cuadrados, lo que supone el 44,23% del total, según los datos facilitados por el arquitecto de la Gerencia de Urbanismo responsable de la restauración del monumento (hoy jubilado), José García-Tapial.

En realidad, sólo se ha acometido una de las tres fases de las que constaba el plan de restauración integral, dejando en el tintero espacios tan importantes como el hermoso compás de entrada o la zona de la Torre don Fadrique, ambas incluidas en una segunda fase que estaba presupuestada en unos dos millones de euros pero que el anterior gobierno socialista desestimó iniciar en 2007. Además, todavía está pendiente la restauración del antiguo noviciado del cenobio, una zona que si bien no es de las más hermosas en el "plano constructivo", según García-Tapial, si lo es en el arqueológico, pues en su subsuelo se encuentran algunas de las claves para la reconstrucción del antiguo palacio del infante don Fadrique, hijo de Fernando III y ejecutado por su hermano Alfonso X el Sabio. De esta antigua construcción civil gótica-mudéjar sólo queda en la actualidad la famosa torre.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que la iglesia del convento, así como los coros, la sacristía y algunas dependencias anexas, que suman un total de 1.659,60 metros cuadrados, son propiedad del Arzobispado de Sevilla, por lo que a sólo esta institución le corresponde la obligación de su restauración, según las leyes de protección del patrimonio tanto andaluza como española. La actual crisis económica no es el mejor momento para que tanto Iglesia como Ayuntamiento cumplan con sus obligaciones hacia el patrimonio histórico-artístico.

Precisamente, el convento declarado monumento en 1970 fue ayer escenario de una de las visitas guiadas programadas por el Colegio Oficial de Arquitectos en su X Semana de la Arquitectura. Este periódico acudió al pase ofrecido por Susana Giménez de Aragón y comprobó la decepción de la mayoría del público asistente por no poder acceder a muchas de las dependencias del cenobio. Como consuelo quedaron las explicaciones de la arquitecta Giménez de Aragón centradas en el claustro fechado en 1532 y dependencias anexas como el refectorio, la sala de la ropería o los dormitorios de invierno y verano.

El cierre de estos espacios de Santa Clara hace que se prive a locales y foráneos de la contemplación de una parte interesante del patrimonio de Sevilla. Por ejemplo, la portada tardogótica que perteneció a la antigua Universidad de Sevilla (el colegio de Maese Rodrigo, del que queda aún la iglesia al principio de la Avenida de la Constitución), que actualmente se encuentra a la izquierda del compás, lugar a la que fue trasladada por Juan Talavera al convertirse el entorno de la torre de don Fadrique en museo arqueológico de la ciudad en 1920.

El compás de Santa Clara, otra de las joyas vedadas, es uno de "los más hermosos de Sevilla. Diseñado como patio-jardín con naranjos y palmeras, fuente central y edificaciones perimetrales", según el folleto repartido ayer por el Colegio de Arquitectos. Este espacio, antecede a la iglesia, en la que se encuentra un retablo mayor diseñado por Martínez Montañés y realizado por sus discípulos. El templo de cajón (como la mayoría de las iglesias conventuales) responde a la tipología del gótico-mudéjar, aunque sufrió una importante reforma decorativa en el siglo XVII para adecuarla a los gustos de la época.

Otras zonas en las que sí se ha intervenido tampoco se pueden visitar. Es el caso de la sala De Profundis en la que apareció el considerado como primer enterramiento gótico de Sevilla, aquel que acoge los restos mortales del obispo de Silver.

Eso sí, los visitantes pueden disfrutar tanto en el claustro como en sus dependencias anexas de los magníficos zócalos de azulejos de cuenca o de las pinturas que aparecieron durante la restauración que tuvo lugar entre 2005 y el arranque de este año.

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