Calle Rioja

Señales del tiempo que viene

  • Montaje. Junto al cambio de hora y los puestos de castañas, el montaje del mercadillo de belenes abre oficiosamente la cercanía de las fiestas

Montaje de las casetas del mercadillo navideño junto a la Catedral.

Montaje de las casetas del mercadillo navideño junto a la Catedral. / Juan Carlos Muñoz

POR si no habían llegado señales suficientes con el cambio de hora y los puestos de las castañas, semiótica de los tiempos nuevos apenas percibida por la bonanza climática y las imágenes de las playas de Benidorm llenas de turistas, llegó el mensaje de que no hay marcha atrás. En mangas de camisa la ciudadanía, que diría un cursi descamisado henchido de peronismo rampante, han empezado a montar los puestos de una nueva edición del mercado navideño de Belenes. Portal de portales, bendita redundancia, levantados frente a Correos en la calle Fray Ceferino González, entre el Archivo de Indias y la Catedral de Sevilla. El viaje más corto con dos de los tres sumandos del mejor cahíz de la tierra, que dejó dicho Antonio Domínguez Ortiz.

Un grupo de chicas bordean el Archivo de Indias para entrar en la exposición El viaje más largo que documenta la primera vuelta al mundo que empezó Magallanes y acabó Elcano. La que en el Archivo de Indias abrió en la dirección Manuel Ravina y a su gozosa jubilación gaditana ha certificado su sucesora, Pilar Lázaro de la Escosura. Las turistas superarán la cifra de cien mil visitantes que han pasado por la exposición. Antes de entrar, una de ellas fotografía al resto con la perspectiva de la copia del Giraldillo en la puerta del Príncipe y el original en lo alto del alminar.

Irán llegando los pastores, los romanos, los publicanos, la cohorte, el séquito de sus Majestades de Oriente. Este mercadillo ya es una institución en el tránsito del otoño al invierno, que como se retrasa han organizado hasta una Cumbre del Clima en Madrid. Hay en la Catedral una estampa navideña que está los 365 días del año, los 366 del año 2020, bisiesto y olímpico. En la Puerta de Palos que da a la plaza Virgen de los Reyes, la que recorren los canónigos cuando acompañan al titular de la diócesis desde el Palacio Arzobispal, la que sale en las fotos que hacen legiones de turistas desde Mateos Gago, hay un relieve que describe la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar al pesebre de Belén.

Ni oro ni mirra, pero el incienso sí que está a dos pasos del mercado artesanal de belenes. El aroma sale del puesto de Guillermo, en la esquina de la Avenida con García de Vinuesa, por donde continúan los vehículos que vienen por Alemanes. A un valenciano el GPS le ha dado una pista falsa y va buscando la Maestranza en dirección a los Jardines Murillo. Por la Avenida camina Francisco Vélez, presidente del Consejo de Cofradías. Los belenes son la antevíspera de la víspera. Toda la política andaluza, y buena parte de la española, cambió el año pasado a partir del primer Domingo de Adviento. Se armó el belén, pero ese belén no está en la muestra que se inaugurará junto a la parada del Metrocentro que anuncia el estreno el 5 de diciembre de West Side Story. Romeo y Julieta en el Bronx.

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