Dos semanas de preparación, ocho horas de operación y siete días para obtener la respuesta. Este es el tiempo que un equipo de 36 médicos del Hospital Virgen del Rocío ha empleado para que la vida de Hanae y Youssra, dos hermanas siamesas unidas por el abdomen, pueda continuar.

La operación, que terminó con éxito, se llevó a cabo el pasado martes y estuvo dirigida por Juan Carlos De Agustín Asensio, jefe del servicio de la Unidad de Cirugía Pediátrica del Virgen del Rocío. Los participantes en esta intervención iniciaron el seguimiento de este caso hace dos semanas. Con todos los informes sobre la mesa y tras varias reuniones, el lunes se realiza un simulacro en el que los médicos se dividen en dos grupos identificados con un color distinto. De esta forma se distribuye al personal por cada gemela.

Llega el martes, día de la operación.  A las ocho de la mañana comienza el trabajo en dos quirófanos preparados para la ocasión. El primer paso, anestesiar a las gemelas. Aunque en un primer momento pudiera parecer un procedimiento bastante simple, De Agustín aclara que tuvieron que emplearse dos equipos para suministrar la anestesia a la vez. Uno de los mayores riesgos que en esta fase existía era el intercambio de los fármacos empleados para dormir a las hermanas. Una complicación que podría presentarse al compartir vasos sanguíneos.  Este trabajo tenía que hacerse simultáneamente para evitar que alguna de las niñas se despertara antes que la otra. Hay que esperar dos horas para continuar la operación.

Transcurrido este tiempo es cuando intervienen varios  profesionales de la Cirugía Plástica General. Son las once de la mañana. Esta fase requiere de un trabajo milimétrico. Los cirujanos se encargarán de diseñar el cierre de las gemelas cuando se hayan separado. La segregación no puede realizarse a través de un eje vertical, sino oblicuo. Esto es, en lugar de hacerlo por el abdomen, rodear esta zona por debajo del pecho hasta llegar al ombligo conformando una especie de media elipse.  La zona donde se interviene será luego cubierta con la piel de la otra niña y no con la propia. Por este motivo las medidas tienen que ser exactas. Para lograr dicha perfección los cirujanos utilizan reglas y plantillas especiales, elaboradas a través de imágenes tridimensionales.

Después intervienen los cirujanos pediátricos. Su cometido es separar los órganos comunes y reparar aquellos que estaban unidos. Hanae y Youssra comparten el hígado y la parte final del esternón. Pueden surgir más complicaciones. En el caso del hígado existen serios riesgos de afectar a una vena umbilical que conecte a los dos gemelas. La división ha de hacerse miticulosamente, cada parte tiene que ser lo más equilibrada posible. El hígado de cada una al ser de menor tamaño, se les añade más tejido para que funcionen sin problemas. El otro órgano común es el esternón. Comparte la zona final. Al separarlas se les añade un material reabsorbible similar al tejido óseo para restituir la parte perdida.

Los cirujanos también tienen que reparar aquellas vísceras que aunque no sean comunes están  juntas.  Es el caso del diafragma, la pleura y el peritoneo. Al practicarse la separación hay que restituir con tejidos las zonas afectadas por la división.

La quinta y última fase consiste en cerrar la zona levantada para la operación. Se recubre con los trozos de piel extraídos en la segunda fase. Esta labor se realiza ya por separado. Cada gemela en un quirófano distinto. La operación concluye a las cuatro y media de la tarde. Todo ha sido un éxito.

Después comienza la supervisión. Pasan 48 horas y la evolución es positiva. La nueva piel de las gemelas no provoca nigún problema por ahora. Ésta era una de las mayores preocupaciones al tratarse de un tejido sin irrigación que podría infectar la zona abierta. Hoy mismo empezarán a retirarles la respiración mecánica y en pocos días se les alimentará de forma natural. Si todo marcha como hasta ahora, en una semana Hanae y Youssra estarán en casa.