El juez de Familia 7 de Sevilla, Francisco Serrano, advirtió ayer de la posible "picaresca" de los ciudadanos en los divorcios que tramitan los juzgados de Violencia sobre la Mujer, dado que cuando la separación se produce en el marco de un supuesto de malos tratos son estos órganos los encargados de tramitar la separación.

El magistrado consideró que estas cuestiones civiles deberían volver a ser competencia de los juzgados de Familia, lo que evitaría, por ejemplo, que se pudiera utilizar la picaresca en casos de filiación o de retirada de menores. "Si a una persona le reclaman la filiación de un hijo y se entera de que los juzgados competentes para esta materia resuelven estos procedimientos en menos de un año, podría decirle al juez que pega a su mujer y el caso se trasladaría al juzgado de Violencia, donde ese asunto podría retrasarse dos o tres años", explicó Francisco Serrano. Lo mismo podría suceder, añadió el juez, en un proceso de retirada de unos hijos en el que los padres se acusan de malos tratos, con lo que el caso lo tramitaría el juzgado de Violencia sobre la Mujer.

El magistrado indicó que, en la actualidad, los juzgados de Violencia tienen "más competencias civiles que los propios jugados de Familia", por lo que abogó por la vuelta de estas competencias a los órganos de Familia. Esta postura, insistió Serrano, la defiende incluso el vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Fernando de Rosa, quien en el transcurso de unas jornadas consideró que habría que devolver las competencias en materia civil a los juzgados de Familia.

De esta forma, los jueces de Violencia se quedarían con las competencias exclusivamente penales: "Proteger a la mujer maltratada".