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Sevilla

"En Sevilla es muy difícil que te perdonen el triunfo"

  • El pregonero tuvo palabras de reconocimiento para Manuel Román y Joaquín Moeckel · El alcalde define a Burgos como "el maestro de la metáfora sevillana"

Fueron sus únicas palabras. No las pronunció -como suele ser habitual- en los camerinos del Maestranza. Hasta en eso quiso alejarse de la farfolla que suele rodear al acto del Pregón. Antonio Burgos se marchó del teatro sin que apenas nadie se percatara de su ausencia. Sólo después de haber entrevistado a los cargos políticos y cofradieros, los periodistas echaron en falta la presencia del principal protagonista de la jornada: el pregonero.

Sus palabras -pocas pero certeras- sólo se pudieron escuchar en los tradicionales discursos con los que se culmina el almuerzo en homenaje al pregonero. Comenzó con la mijita de guasa que había prevalecido en su pregón: "¿Es que no os hartáis?" Una carcajada prosiguió a esta pregunta con la que inició su discurso. "A los que tenemos doble militancia sabemos que en Cádiz nos llaman jartibles, pero aquí en Sevilla es que no se cansan...". A partir de ahí cambió el tono de su discurso. "Estoy triste como Bécquer...Por aquí tenemos alegre la tristeza y triste el vino". Dicho popular que remató con una sentencia de certero mensaje: "En Sevilla es difícil que te perdonen el triunfo". Sobran palabras.

Volvió a echar mano de su particular gracia para describir las reacciones que suelen producirse tras el Pregón. "Te dan un abrazo con la risita correspondiente. Hay que tener cuidado, porque después dirán: ¿Quién se habrá creído éste". Por este motivo, pidió al Señor "que me haga perdonar el triunfo".

También tuvo palabras para el cardenal, el alcalde, el presidente del consejo y su apoderado, Joaquín Moeckel. Respecto a monseñor Amigo quiso dejar claro -siempre desde la ironía- que "hemos decidido para no defraudar a nuestras parroquias que hagamos público que el cardenal y Burgos siguen llevándose muy malamente". Es sabido que el alcalde, como reveló Rosamar Prietro en su presentación, dice que Burgos es "muy suyo en las cosas suyas y muy nuestro en las cosas nuestras". Por eso fue todavía mejor la definición que el pregonero hizo de Monteseirín: "Tan nuestro en las cosas suyas, y tan suyo en las cosas nuestras".

Hizo mención especial a dos personas de las que se había alegrado de conocer desde que fue designado pregonero. Una, Manuel Román, al que, dijo, había sido "todo un honor conocer, al haberse jugado todo lo que se había jugado por mí". Otra, Joaquín Moeckel, del que destacó sus diferencias: "Él sevillista, del Baratillo, del Cid y alemán por abuelo. Yo del Betis, de la Carretería, de Curro Romero y alemán por mi nieta. Pero me une con él la libertad y la independencia, algo que en Sevilla es bastante difícil". Terminó su intervención pronunciado las mismas palabras con las que concluyó el Pregón: "¿Cuánto se debe aquí?" Su remate no pudo ser mejor: "Voy a decir lo que me une con todos ellos: ¡Viva Sevilla, joé!". Aplausos prolongados siguieron a esta exclamación.

Previamente había intervenido el pregonero de 2007, Enrique Esquivias, quien señaló que "con la pértiga de la gracia había vuelto a superar su propia marca". Agradeció la defensa de la vida que Burgos había realizado en el Pregón. "Lo hago en nombre de Aquel por el que estrenamos Semana Santa, el de tu alfayate. Para que nos bendiga", concluyó.

Después de intervenir el pregonero lo hizo el presidente del Consejo. Manuel Román aprovechó la ocasión para despedirse públicamente tras ocho años de mandato. Tuvo palabras de agradecimiento para el cardenal, el alcalde y el propio Antonio Burgos, del que dijo que "había hilado muy fino, ni una puntada ha quedado suelta. Con tan buena materia y un sastre como tú nos ha quedado un pregón hecho a la medida de Sevilla".

Por su parte, Sánchez Monteseirín dejó claro que hay muchas diferencias entre él y Burgos. "Fuera ojana y ojaneta" (unas de las palabras favoritas del pregonero). Pero a continuación dijo lo siguiente "Ahora, a mí me ha gustado el Pregón". Definió a Antonio Burgos como "el maestro de la metáfora sevillana". Dicho lo cual intento utilizar un recurso similar para defender por enésima vez su proyecto de ciudad que combina lo vanguardista con la tradición. (En ese momento hubo algún comensal que se cayó al suelo).

La intervención del cardenal fue sin duda, con la de Burgos, la que más sonrisas provocó entre los asistentes. El cardenal recordó la noche en que le entregó un soporte informático con el texto del Pregón envuelto en un papel de caramelo de la Carretería. "Las cosas de Burgos". Y una última metáfora de monseñor, quizá la más definitoria: "Tu Pregón , Antonio, ha sido de caramelo".

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