Iluminación navideña

Sevilla enciende su Navidad: Luz para un viernes negro

  • El concejal Antonio Muñoz inaugura la decoración de las calles en la jornada del 'Black Friday'

  • Destaca el uso de bombilllas led no contaminantes

Inauguración del alumbrado navideño en Sevilla

Faltan cinco minutos para las siete cuando en la Avenida de la Constitución se apagan las farolas. El gentío grita ansioso. Sobre un escenario, delante de la Casa Consistorial, el grupo Mixtolover interpreta una canción de The Pretenders. Ecos ochenteros para inaugurar la Navidad de 2019. Las familias que rodean el arquillo del Ayuntamiento mueven el cuerpo al compás de la música. La espera, así, se hace más liviana. En una pantalla se marca la cuenta atrás. Linternas alzadas. También móviles para grabar el momento. En unos segundos la luz se hace. Brillos blancos y dorados para anunciar las fiestas de diciembre que comienzan un mes antes.

Allí está el concejal de Cultura, Turismo y Hábitat Urbano, Antonio Muñoz, en compañía de otros cargos municipales. El edil de Fiestas Mayores y delegado del Casco Antiguo, Juan Carlos Cabrera, no puede acudir, pese a estar prevista su asistencia. Se encuentra enfermo. Muñoz atiende a la prensa en mitad del bullicio y del ruido de un centro capitalino entregado a las compras del Black Friday. Un viernes negro al que las vísperas adelantadas de la Navidad dan luz y brillo. En calles y tiendas.

El concejal socialista incide en que esta iluminación es totalmente sostenible. Unas 300 calles con luces led, de escasa contaminación y con gran ahorro energético. Para Muñoz, los dorados y platas empleados en las principales vías (la Avenida, Sierpes y Tetuán) suponen una garantía estética frente al uso abusivo del color.

Las farolas protagonizan la decoración navideña de las calles Sierpes y Tetuán. Las farolas protagonizan la decoración navideña de las calles Sierpes y Tetuán.

Las farolas protagonizan la decoración navideña de las calles Sierpes y Tetuán. / José Ángel García

En este epílogo de noviembre hay colas en todos los sitios. En tiendas, bares y hasta en el Ayuntamiento, donde la gente se agolpa para ver la exposición sobre la serie La Peste, ambientada en esa Sevilla del XVII, una ciudad que no conocía las luces led pero que ya era experta en los contraluces barrocos. Frente a la Casa Consistorial, el edificio de la Antigua Audiencia –actual sede de la Fundación Cajasol– exhibe sus galas navideñas con su característica iluminación.

Sevillanos y turistas continúan alzando el móvil. Las imágenes de la calle Sierpes, con su hilera de grandes farolas iluminadas, y del Salvador, donde este año se han colgado abetos de luz, se multiplican en las redes sociales. Frente a la antigua colegiata se ha empezado pronto a beber cerveza. No importa que el reloj marque poco más de las siete en una tarde de la que se ha ausentado el frío. Ya es fin de semana para muchos trabajadores que participan de las primeras comidas de empresa que se celebran en estas fechas, con menú cerrado y largas horas de copa de balón por delante.

En la Avenida el servicio de tranvía queda interrumpido. Otro de los síntomas claros de que la Navidad ha llegado al centro de una ciudad que empieza a brindarse al tráfico. Paradas de autobús atestadas de personas. La mayoría con bolsas en las manos tras esquilmar la cuenta corriente en esta jornada de descuentos.

Abetos luminosos en la Plaza del Salvador. Abetos luminosos en la Plaza del Salvador.

Abetos luminosos en la Plaza del Salvador. / José Ángel García

Para rematar la tarde, una banda de música protagoniza un pasacalles con el que ambientar a un público al que le duele el cuello de tanto alzar la vista hacia la luz. Una iluminación sostenible con la que Sevilla se enciende. Brillos de oro y plata para un viernes negro.

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