Calle Rioja

Viaje de las Setas a los champiñones

  • José Manuel Ramírez presenta en el Antiquarium de la Encarnación su muestra ‘Mercaderes’, retratos fotográficos de comerciantes de los puestos de la plaza de abastos

José Manuel Ramírez, entre alguno de sus retratos del mercado de la Encarnación.

José Manuel Ramírez, entre alguno de sus retratos del mercado de la Encarnación. / Belén Vargas

LA idea se le ocurrió en China y la ha materializado recién llegado de Japón. Es el mes de las fotos de José Manuel Ramírez (Sevilla, 1963) en su ciudad natal. En el Antiquarium de la Encarnación se puede ver su exposición fotográfica Mercaderes, 18 estampas de otros tantos profesionales de los puestos del mercado. El lunes, en la Cámara de Comercio, inaugura la muestra Jondo Samurai, un repaso por todos los palos del flamenco con imágenes tomadas en Japón, el segundo país después de España con más afición a ese arte.Estos mercaderes no son los que Jesús echó del templo y están en el relieve de Mercadante de Bretaña que abre el Patio de los Naranjos. “Echó a los que comerciaban con dinero. Estos mercaderes reciben ese nombre porque venden sus mercaderías”. El nombre se lo sugirió Manuel Ramírez, que ya dejó el mercado. Para la portada de promoción han elegido la foto de Joselito. “Un pescadero que tampoco está en el mercado, es músico”. Este placero se le da un aire al actor Ernest Bornigne.

En el futuro, le gustaría ver reflejado el trabajo en un libro para el que contaría con las firmas de Elías Zamora, antropólogo que fue su profesor, y Félix Rodrigo Mora, economista. El viaje antropológico es apasionante. Entre las ruinas romanas halladas en el subsuelo del mercado, las fotos de los comerciantes del mercado.Una planta más arriba, se encarnan en ellos mismos, despachan el género. A sus puestos: la carne, el pescado, fruta, hortalizas y demás delicias.

El carnicero Paco Rodríguez posa junto a su colega Rafael Chang, de ascendencia china, y Angelito, pescadero, y en su puesto atiende a un equipo de televisión. Juan Vázquez Velázquez es presidente de la Asociación de Comerciantes del mercado y está muy bien representados: además de su retrato, están en esta galería uno de sus empleados y su hermana Rosa. Arriba, Juan Vázquez se multiplica en los puestos 31 y 33 con anuncios de Conejo de campo, Carne de venado, Carne de jabalí y Pato Azulón. Por tierra, mar y aire.

“Mi idea inicial era otra”, cuenta José Manuel Ramírez. “Cuando se consolidó el proyecto de las Setas, pensaba hacer una exposición en la que estuvieran el arquitecto, los materiales de construcción, los albañiles, pero me di cuenta de que los verdaderos protagonistas eran los que despachaban en los puestos y los visité todos uno por uno”.

Si no hubiera perdido el disco duro con más material, su intención era iluminar las fotos para que estuvieran en el puesto correspondiente. Como en el flamenco, aquí también están todos los palos: la carne, la fruta, el pescado. Mercaderes sin mercancía, con la excepción de Curro, que se presentó con un manojo de espárragos trigueros. Una fotografía que es un homenaje póstumo a un comerciante del mercado que falleció y cuyo puesto lo ocupa ahora uno de sus hijos.

17 estampas individuales y una pareja, un matrimonio que puso fin a su aventura comercial en el mercado. Él era secretario de la asociación. María Reyes representa el puesto de recova que comparte con Juan Luis, su marido. Concha aparece con el reloj del revés y una cofia por mandil. Conocedor de los mercados asiáticos, no encuentra grandes diferencias. “En lo básico somos muy parecidos”. Hizo una exposición del mercado de Tsukiji, en Tokyo, donde imagina que el atún que vendían podía proceder de las almadrabas gaditanas.

Por ese itinerario que algún exquisito llamó la Piel Sensible, el fotógrafo viajará desde la Encarnación hasta la Plaza de la Contratación, donde está la Cámara de Comercio en la que colgará su segunda exposición. Tiene que volver a Japón “porque allí tengo una hija y una mujer”, pero antes quiere ver a unos amigos en Norteamérica. En su concepto global del trabajo y la aventura, simultanea las incursiones en su patria chica, que a veces se le hace pequeña, con su instinto viajero.

Su próximo reto es retratar la vida cotidiana de los componentes de la secta ranami de la India. Devotos de Rama, palabra cuyo palíndromo es Amar, expresión del centro de su ideario. Hay un territorio donde la tierra y el mar se funden, como la carne y el pescado. Mirada anfibia de quien llevó su cámara a los rincones de Harbin, una ciudad del norte de China que en tiempos fue rusa. Una muestra sin retóricas del diálogo entre Oriente y Occidente.

El mercado sigue con su actividad entre el reclamo turístico de las Setas, con las vistas de la ciudad, y el reclamo cultural del Antiquarium. “Por aquí vienen pocos turistas”, se queja Paco Rodríguez. Como en el diseño de los nuevos acuarios, a estos mercaderes se les puede ver abajo, en la quietud del objetivo, y arriba, en la dinámica del oficio. Entre las Setas y los Champiñones.

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