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Sevilla

Viernes de Dolores: día de contrastes

  • Seis procesiones recorrieron distintos barrios de Sevilla en la jornada de ayer · La principal novedad fue el estreno de los nazarenos en la Hermandad del Cristo de la Corona que sale del Sagrario de la Catedral

El Viernes de Dolores se ha convertido en una jornada de contrastes. Populosidad en los barrios donde sus cofradías hacen estación de penitencia, y preparación y recogimiento en el centro, lugar donde los cultos son más íntimos: besamanos, funciones, misas preparatorias y montaje y retoque del escenario que servirá durante siete días para representar la pasión, muerte y resurrección del Señor. La novedad más importante de este año ha sido la salida del Cristo de la Corona por primera vez como hermandad de penitencia y con nazarenos, los primeros de este año en el centro.

Hasta ese punto se nota la diferencia del escenario y del sentido de los cortejos que se echan este día a la calle para protagonizar el primer prólogo de la Semana que se avecina. Los noveles nazarenos de esta cofradía vestían en su estreno unas túnicas de ruán morado. Apenas eran unos 50 los que formaban delante del Cristo. Media hora tardó el reducido cortejo de la hermandad en salir por la puerta del Perdón de la Catedral. Silencio en su caminar, rectitud y compostura. Cristo con la cruz cargada al revés. Demasiados guiños hacia la Madre y Maestra. Hasta en el color de un hábito que el Silencio quiso recuperar hace unos años.

En su primera salida como hermandad de penitencia, esta corporación, que radica en la parroquia del Sagrario de la Catedral, lugar a donde tienen intención de realizar la estación de penitencia en un futuro, alargó su recorrido para visitar los espacios más nobles de la ciudad: Plaza de San Francisco, barrio de Santa Cruz...y como el año pasado, guiño al vecino más ilustre: el cardenal Amigo Vallejo que los esperaba en el Palacio Arzobispal.

En Triana, la agrupación de Pasión y Muerte estrenaba un paso con una conmovedora y bonita historia detrás. El año que viene, la personalísima Virgen del Desconsuelo podría acompañar al crucificado en su estación a Santa Ana. Esta hermandad pone el contraste en el barrio de Triana, donde todas sus hermandades son de carácter alegre y popular. El año que vienen podrían salir como hermandad de penitencia, para ello presentarán el proyecto de reglas en el Arzobispado el próximo lunes de Pascua.

En Pino Montano, un barrio volcado con Jesús de Nazaret y la Virgen del Amor, había un deseo en el ánimo de todos los hermanos: la pronta recuperación del hermano mayor, Antonio Jiménez, que está atravesando por unos problemas de salud. El cardenal Amigo, Manuel Soria, el presidente del Consejo, Adolfo Arenas y el pro delegado de las vísperas, José Manuel Rodríguez, acompañaron a la hermandad en su salida. Mucho público acompañó a la corporación en su discurrir por el barrio y en su visita a las otras parroquias de la zona.

La hermandad de Padre Pío volvía a visitar por segundo año a la del Cerro del Águila en la parroquia de los Dolores, cuyo presbiterio presidía el nazareno de la Humildad, titular de la cofradía del Martes Santo. Desde Palmete llegaba esta hermandad que en su discurrir iba acompañada por más de 200 nazarenos.

El Dulce Nombre recorría este año las calles de Bellavista en sentido inverso, para poder recrearse más al final y pasar por las calles próximas a la parroquia con más calma. El cambio de disposición del Cristo, que se presentaba mucho más adelantado, beneficiaba mucho a la imagen y a su contemplación.

En Heliópolis, como siempre, todo era una fiesta. La Hermandad del Cristo de la Misión, que hacía su segunda salida con nazarenos, duplicaba el número de hermanos en su cortejo. Más de 400. Muchos niños, todo el colegio Claret arropa a esta joven corporación que no deja ni un sólo detalle al azar. Los elegantes nazarenos de la Misión se extendían por las perfumadas calles de Heliópolis repletas de naranjos cuajados de azahar.

El paso salía de la parroquia mandado por el capataz, Antonio Santiago, al que le espera una buena paliza hasta que encierre el paso de la Virgen de la Aurora a los sones de Amarguras el próximo Domingo de Resurrección. Andar cadencioso el de los costaleros de Santiago. Tras el paso, una banda a la que también le espera un duro trabajo por delante, las Cigarreras que ponían la banda sonora perfecta para el momento.

Por la mañana, en el centro amanecía el día con una Avenida de la Constitución despejada de catenarias, para alivio de las cofradías que han mantenido una cruzada durante toda la cuaresma para lograr su retirada. Muchos colegios de visita en las iglesias: el Salvador, la Magdalena, San Lorenzo...

Los operarios del Ayuntamiento se afanaban para que todo estuviera perfecto de cara a lo que se avecina. A las puertas de la Casa Grande, se podaban a toda prisa las ramas de los naranjos que delimitan el andén con la Plaza Nueva. Esta misma presteza tendrían que haberla tenido en otros lugares de la ciudad, como la Plaza de San Antonio, donde aún ayer las naranjas colgaban de los árboles impidiendo que el azahar pudiera brotar.

En la Magdalena un grupo de jóvenes visitaba la parroquia y el besamanos y besapiés de las imágenes del Quinta Angustia. En la mesa petitoria, un cartel: limosna para flores. La crisis no perdona y los lirios que llevan el misterio del Descendimiento son muy caros. Siguiendo el reguero de personas a través de la calle San Eloy y la plaza del Museo, dos hermandades tenían a sus imágenes expuestas a los fieles. En San Vicente la Virgen de los Dolores en besamanos, y en la capilla del Dulce Nombre de Jesús, el crucificado de la Vera Cruz en besapiés. El nuevo barnizado del paso de Cristo hace justicia a una talla de gran mérito.

En San Lorenzo, la Soledad recibía al visitante en besamanos. Las imágenes del Dulce Nombre también lucían en sus pasos. A la misma hora, en la Anunciación, los hermanos del Valle hacían pública protestación de su fe a los sones de la misa de Gómez Zarzuela. Por la noche la bajada de la Virgen del Valle ponía el broche de oro a una jornada de contrastes.

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