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De Villa Alegría al kilómetro cuatro

  • Aniversario. Los albañiles trabajaban en la casa de los guardeses anexa al palacete familiar de Blas Infante, cuya estatua donde lo fusilaron apareció pintarrajeada de rojo

VICENTE López llegó como todos los días a las siete de la mañana a las oficinas de Morera & Vallejo, ubicadas junto al kilómetro 4 de la carretera de Carmona donde el 10 de agosto de 1936 unos falangistas acabaron con la vida del notario Blas Infante Pérez. Vicente, 50 años, cordobés, paisano del también notario Juan Díez del Moral que retrató las agitaciones del campesinado andaluz, abrió la puerta del edificio que conserva la planta de antiguo cortijo. Salió a dar una vuelta por el recinto y se encontró la estatua de Blas Infante pintarrajeada de rojo, pintadas en las paredes del cortijo y las palabras Unidad Española en el dorso del monolito conmemorativo de este mártir laico.

"Los que saben la historia del lugar están de vacaciones", dice Vicente en el interior del antiguo cortijo. "Es el primer agosto en la empresa que me coge trabajando". Las siglas MBI que presiden este parque empresarial no significan Mucho Blas Infante. Son las iniciales más prosaicas de Multi Broker Internacional. Lo que era campo es un enjambre de edificios, incluido un hotel, Ibis, que ofrece habitaciones a 69 euros la noche. Blas Infante abre los brazos en la estatua delante de una frase del Ideal Andaluz que define a Andalucía como "realidad distinta y completa". Si viera lo que le rodea vería los topónimos de las señales de tráfico: se detendría en el de Carmona, que remite al kilómetro de la carretera donde lo mataron y al parador donde una serie de juristas redactaron el Estatuto de Autonomía que es su legado. Pasión, muerte y resurrección de un santo laico.

También leería otros topónimos: Granada, Cádiz, Huelva, Córdoba. Aquí yace media Andalucía, murió de la otra media, diría un Larra andaluz, que por oficio y desgarro podía ser perfectamente Blanco White. La única referencia geográfica que no entendería el notario de Casares sería Kansas City, secuela del hermanamiento del alcalde Félix Moreno de la Cova. ¡Con lo bien que sonaría ponerle Avenida Marrakech! La ciudad que visitó para honrar en su tumba al rey Al Mutamid, su particular sanfernando.

Nadie contaba las historias de Blas Infante tan bien como su hija Luisa, que acaba de fallecer. Ningún libro, ninguna película retrata el momento de la detención de su padre en Villa Alegría, el espanto de la sinrazón, como esta mujer que fue la última en abandonar esta casa situada entre Coria y La Puebla del Río.

Ayer era lunes y todos los lunes del año, aunque sea 10 de agosto, cierra el Museo de la Autonomía de Andalucía. Los albañiles no saben de lunes ni martes y ayer estaban con sus dorsos desnudos trabajando en la casa de los guardeses de Villa Alegría. Ni Diego Cabeza, 51 años, de Morón de la Frontera, encargado de obra, ni Miguel Ángel Vidal, 26 años, de Sanlúcar de Barrameda, jefe de obra, habían acometido hasta ahora un trabajo de estas características. "Es distinto de todo patrón andaluz, es el auténtico ideal andaluz", dice el jefe de obra, que antes que por esta casa, pese a su juventud, ya ha trabajado en iglesias, palacios y torres. La última, la de la Victoria, una de las once torres de Écija.

El notario llegó a Coria desde Isla Cristina y el jefe de obra desde Sanlúcar, donde cuando puede hace escapadas para ver las carreras de caballos. Le emociona encontrarse con la realidad de los planos de una casa que conoció en los libros de historia. "Es una casa muy particular, muy personal, hasta los constructores se sorprenden", dice el encargado de obra, que llegó a Villa Alegría después de haber trabajado en parques eólicos de Osuna y plantas fotovoltaicas de Carmona.

Han vaciado la casa por completo y su objetivo es restaurarla tal como la diseñó el propio Blas Infante con el equipo de alarifes que eligió personalmente. "Los materiales serán los mismos que tuvo, los que sean endebles se reforzarán", explica el jefe de obra. Diego, el encargado, le habla a sus hijos de la magia de esta casa, que les resulta familiar ya que uno, Diego Jesús, estudia Arqueología, y otra, Nazareth, está en Bellas Artes y trabaja en un estudio de Arquitectura. Patricia es la única que se sale del molde, ya que trabaja en un mercadillo.

Villa Alegría tiene seis espacios diferenciados. Sólo dos estaban en vida del notario habilitados como dormitorios. "Las dos primeras estancias las utilizaba para atender a sus visitas profesionales", explica el jefe de obra.

La Avenida que une Villa Alegría con el Museo de la Autonomía se llama Blas Infante. Los fastos impiden estudiar con sosiego la vida y la obra del llamado padre de la patria andaluza. Un notario al que encarnó el pintor Juan Valdés en la película La Lola se va a los puertos, de Josefina Molina, con el himno de Andalucía cantado como nadie por Rocío Jurado. En la casa estaba el piano que toca el profesor de Derecho y director de orquesta José Carlos Carmona en la película Una pasión singular, de Antonio Gonzalo.

Hoy es martes y volverá a abrir el Museo de la Autonomía Andaluza. Un cartel indica las actividades de verano: Recorre Andalucía, Pon color a tu Museo, Taller de los Símbolos, Taller de los Girasoles o el Paseo Poético por Andalucía (que acabó el 31 de julio). Los albañiles seguirán trabajando en la casa de los guardeses de Villa Alegría, que ese agosto del 36 fue la casa del terror.

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